Sporting Cr...eer
Los hinchas de Cristal se han vuelto feligreses que se amparan en la
fe y conviven con la angustia. Pero su equipo gana y recompensa toda
zozobra. El 1-0 bastó. En su lucha por no caer a los infiernos, podría ganar un boleto al cielo. Pelea el descenso y pelea la punta. Bolognesi, en cambio, se encontró con un verdugo habitual: Gabriel García.
Ni siquiera en la efervescencia de los noventa, con un tricampeonato nacional y un subcampeonato en Copa Libertadores, Cristal tuvo tan buena tribuna. Debió pelear la baja para que las silentes graderías del San Martín encontraran eco y pasión. Como recompensa al derroche del hincha, el milagro de la salvación podría venir con un inesperado título como yapa.
La mañana del domingo ante Bolognesi los globos se agitaron, el humo tomó por asalto el ambiente, la gente cantó, vibró, se mordió los labios. Todos de pie, en sacrificio, como cumpliendo la penitencia por haber abandonado su hábitat natural -las graderías- por muchos años. Todos empujando el carro. Hasta Dudó renació de sus cenizas, reencauchado y entonando el estribillo de su ópera prima: La Fuerza Ganadora. El grupo incluso se animó a improvisar el rap del '91 (e-oe-oe-oe-oe, ese) y una flamante cumbia que incluyó un coro poderoso, digno de la filosofía Belmont: ¡Positivo, positivo!.
Las pastillas para levantar la moral no correspondieron, sin embargo, con la pobreza del primer tiempo. Soporífero, el encuentro transcurría con un Cristal que se nublaba conforme se acercaba al área tacneña. Al frente, un equipo ordenado. Demasiado ordenado, en realidad. Como ya ha pasado con versiones anteriores del cuadro rojo, Bolognesi lució excesivamente apegado a la pizarra, carente de la capacidad de improvisación y la fibra necesarias para encarar desafíos mayores. Su tibieza empieza a pasarle una costosa factura: ya perdió la exclusividad del liderato.
La reaparición de Jorge Soto en tienda celeste fue positiva. El Camello trató de dar equilibrio ante la ansiedad imperante y se asoció bien con Prado y Cristiano, generando los principales avances por el lado derecho. Sin embargo, la ausencia de Palacios se sintió: la poca creatividad que podía otorgar el Chorri le hizo falta a un equipo que estuvo muy impreciso cada vez que se aproximaba a Penny. Los yerros se hacían más notorios, los hinchas se tomaban la cabeza, el San Martín era angustia en estado puro.
Y con angustia tuvo que llegar el gol. Doce minutos del segundo tiempo y la Pinza Hernández se anima a desbordar. Centro rasante que supera a Penny, se obnubila la retaguardia tacneña. Puntea la pelota Gabriel García, ligero rebote. Avanza dos centímetros, no entra. Soplan los hinchas para empujarla. García se despabila. Cañonazo. Gol.
Y así el uruguayo le marcó por sétima vez en su carrera a 'Bolo', el segundo con Cristal. Los otros cinco remiten a 2004, cuando Gabo era apenas conocido como homónimo del autor de Cien Años de Soledad. Jugaba en Melgar y le marcó cinco veces al cuadro tacneño en cuatro enfrentamientos: en uno, incluso, se despachó con tres al hilo. De paso, permitió que volviera a repetirse un 1-0 entre Cristal y Bolognesi en Lima, resultado que no se daba desde marzo de 1988, cuando por la Liguilla del Descentralizado '87, un gol de Francesco Manassero sentenció el triunfo rimense por la mínima diferencia.
Siguiendo su sana costumbre frente al equipo de la frontera, Gabriel García terminó escribiendo la crónica de una muerte anunciada. Porque para Bolognesi, un equipo eminentemente rachero, una espiral de tres derrotas podría sentenciar la buena marcha que llevaba, tanto arriba como abajo. Ya lo alcanzó Cienciano en la punta. Ya lo igualó Cristal en el acumulado. La próxima fecha recibirá a los cusqueños en un duelo decisivo. Para eso faltan dos semanas. Tiempo suficiente para exorcizar la racha.
A Cristal le restan aún dos salidas complicadas a Arequipa y Sullana. Ha quedado a tres unidades de la punta y le saca cuerpos a 'Muni' en el acumulado: sin embargo, para que no se le mueva el piso, deberá enfocar claramente sus prioridades. Saber qué terreno pisa. Sus fieles tendrán que seguir adaptándose a la fe y a la angustia. Solo así seguirán siendo el soporte que su equipo necesita para no naufragar.
