Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comArgentina es una de las selecciones que más técnicos ha contratado en lo que va del presente siglo. Sin una filosofía de juego definida, va de fracaso en fracaso. ¿Cómo cambiar esta realidad?

    Jorge Frisancho | @wolfs_venom15
    Redactor

Hasta inicios de los noventa, la selección de mayores de Argentina estaba acostumbrada a ganar títulos y ser uno de los mejores equipos del mundo: dos mundiales -1978 y 1986- y catorce títulos de Copa América -la última en 1993- eran su mejor carta de presentación. Sin embargo, a partir de esta última fecha, Argentina perdió ese protagonismo y se convirtió en un simple animador que por allí llega a las finales de los torneos que disputa –cuatro finales de Copa América (2004, 2007, 2015 y 2016), la final del mundial Brasil 2014 y una final de Copa Confederaciones (2005)- pero que las pierde por temas puntuales. Se ha señalado a diversos culpables, los cuales generalmente han sido los directores técnicos, a los cuales se les reprocha la falta de tino al momento de agrupar a un Lionel Messi que es la figura descollante del FC Barcelona, pero que con la selección argentina muchas veces pasa desapercibido.

En este último punto, en lo que va del presente siglo, Argentina ha contratado a diez técnicos de distinto perfil: desde los más defensivos como Gerardo ‘Tata’ Martino -de espléndida trayectoria en Paraguay- o Edgardo Bauza -extécnico de Sporting Cristal-, hasta los más ofensivos como Marcelo Bielsa, Alejandro Sabella y Jorge Sampaoli, y, finalmente, los más pintorescos como Diego Armando Maradona y Sergio Batista. La cereza al postre ha sido la contratación de un novato Lionel Scaloni, quien no ha dirigido a club alguno en su corta carrera como entrenador -se retiró de la actividad futbolística en 2015- y que ha asumido el rol de seleccionador en la etapa más crítica de esta selección. Como se observa, además de qué nombres van y vienen, lo más grave es que los dirigentes de la AFA no tienen claro qué estilo de juego es el que quieren ver en su equipo y solo se preocupan de encontrar a un técnico que pueda hacerlo jugar “para Messi”. Para ver lo crítica que es la situación en la albiceleste, la única selección que ha tenido más entrenadores en el lapso estudiado es Bolivia, precisamente la que peor rendimiento tiene en la actualidad en Sudamérica.

Uno de los grandes problemas de Argentina es la asignación de rótulos a los técnicos. De esta manera, mientras su entorno siga divagando y discutiendo de forma inútil qué estilo es mejor entre los menottistas, los bilardistas y los bielsistas, su selección se seguirá cayendo a pedazos y podría ser superada por conjuntos como Uruguay y Colombia, que han tomado con mayor seriedad su trabajo a nivel de selecciones. Más que enfocarse en corrientes futbolísticas ficticias, los dirigentes de AFA deberían definir cuál es la identidad de juego que quieren consolidar para, luego de ello, elegir al técnico que mejor encaje en el perfil. No puede ser posible que en tan poco tiempo -aproximadamente veinte años- hayan pasado diez técnicos -con un promedio de dos años por cada uno- y que cada día que pasa la albiceleste juegue cada vez peor. Sin ir muy lejos, Argentina debería ver el trabajo en otros equipos sudamericanos que han sabido mantener procesos y han logrado el éxito relativo.

Messi ha tenido que bregar con finales perdidas. (Foto: AFP) 

El gran ejemplo de esta parte del mundo es Uruguay, que mantiene desde 2006 a Oscar Washington Tabárez, con quien ha logrado ganar una Copa América en 2011 y llegar a las semifinales del ;undial Sudáfrica 2010. Otra selección que ha mantenido un proceso largo -más de cuatro años- es Perú, que logró la clasificación al Mundial Rusia 2018 bajo la dirección técnica de Ricardo Gareca después de 36 años. Por otro lado, Venezuela es la excepción a la regla tanto de Argentina como de las selecciones mencionadas en el presente párrafo: si bien ha tenido cuatro técnicos en lo que va del siglo XXI -Richard Páez, César Farías, Noel San Vicente y Rafael Dudamel-, todos ellos mantienen la misma filosofía de juego, lo cual se ve reflejada en la notable evolución de la ‘Vinotinto’, que viene llevando a cabo actuaciones cada vez mejores tanto en la Copa América como en las Eliminatorias.

A puertas de un nuevo fiasco a nivel de continente -salvo que despierte ante Qatar y en las rondas finales de la presente edición de la Copa América-, los dirigentes de la AFA deberían replantearse qué estilo desean se aplique en su selección y, a partir de ello, elegir qué entrenador es el idóneo para aplicarlo. No basta con depender de las genialidades que pueda realizar Lionel Messi –tal como suele suceder en el Barcelona- si no de encontrar un plantel que encaje con el perfil de juego deseado y que pueda proporcionar respuestas al técnico ante los diversos eventos que puedan darse a lo largo de los torneos que dispute. No importa si es bielsista, menottista o bilardista: lo más valioso para Argentina es poder llevar a cabo un examen interno y reconocer que la crisis por la que atraviesa se puede solucionar al definir a qué se quiere jugar y qué intérpretes serían los más idóneos para ello. A priori, por la calidad de los jugadores que se encuentran en las principales ligas del mundo, Argentina debería decantarse por un estilo más ofensivo, con el objetivo de poder rodear a Messi de buenos socios que lleven a que la albiceleste coseche más triunfos importantes que los pocos que ha logrado hasta el momento.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Foto: AFP


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