Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comCon el título obtenido en el presente año, Sporting Cristal se convirtió en el club más ganador de la década con cuatro campeonatos. Repasaremos las estrategias planteadas en cada uno de dichas campañas.

    Jorge Frisancho | @wolfs_venom15
    Redactor

Sporting Cristal obtuvo su decimonoveno campeonato peruano –decimoséptimo nacional si se consideran los torneos disputados desde 1966-, con lo cual replica el logro obtenido en la década de los noventa cuando se consagró como campeón en cuatro oportunidades.

De manera anecdótica, el elenco bajopontino ha alcanzado el éxito en los años pares (2012, 2014, 2016 y 2018), por lo que el bicampeonato es una de las tareas pendientes más próximas. Como se observará, Jorge Luis Cazulo es el único jugador que se ha mantenido en las cuatro oncenas triunfadoras, las cuales han coincidido con los cuatro hombres en defensa y un único atacante en punta. En el presente artículo, se presentarán los diversos esquemas de juego que llevaron a Cristal a ser el campeón nacional en cada uno de esos años.

Se puso ‘Mosca’

Tras un quinquenio (2007/11) en el que deambuló por la intrascendencia de la media tabla -con excepción de 2008 cuando ocupó el tercer lugar-, la dirigencia encabezada por Felipe Cantuarias decidió apostar por un técnico "de la casa" que había tenido una campaña muy auspiciosa con Sport Huancayo en 2011: Roberto Mosquera asumió el reto de convertir al elenco celeste en aquel equipo protagonista de las dos décadas anteriores. De esta manera, el también extécnico de Bolognesi, Deportivo Wanka, Municipal, entre otros, convenció a sus jugadores de poder retomar la senda ganadora que tantos títulos había conseguido en el pasado.

 

El esquema elegido por Roberto Mosquera fue el 4-2-3-1: en primer lugar, Erick Delgado era el encargado de custodiar la valla celeste. La defensa estaba conformada por los dos laterales revelación de dicho año: Luis Advíncula se ubicó por derecha y Yoshimar Yotún por izquierda; mientras que la zaga central estuvo compuesta por Nicolás Ayr –exjugador de Atlético Huila- y por Jesús Álvarez que llegó durante el campeonato tras la huelga de la primera fecha que provocó su salida de la Universidad San Martín. Es preciso indicar que Walter Vílchez fue la alternativa más empleada ante la baja de los dos jugadores mencionados anteriormente.

En el mediocampo, Jorge Luis Cazulo llegó de la Universidad César Vallejo y se ubicó como hombre de marca –Roberto Mosquera comentó una anécdota respecto de cómo convenció al ‘Piqui’ de jugar en dicha posición- junto con Carlos Lobatón, aunque este último era una especie de volante mixto. Más adelante, se ubicaron los hombres que potenciaron el ataque celeste: Irven Ávila –que llegó de Sport Huancayo junto con Mosquera – por derecha, Renzo Sheput como enganche y Juniors Ross por izquierda, en el que fue el mejor año de su carrera deportiva. Finalmente, Hernán Rengifo fue ubicado como único hombre en punta. Es preciso indicar que Ross, Ávila y Rengifo conformaron unos de los tridentes más efectivos de los últimos años y se repartieron la mayor cantidad de goles con 17, 15 y 16 tantos, respectivamente.

Cabeza de ‘Turco’

Tras la abrupta salida de Roberto Mosquera a mediados de 2013, la dirigencia de Sporting Cristal optó por un técnico con una visión del trabajo de menores más amplia: Daniel Ahmed –quien estuvo muy cerca de lograr la clasificación al mundial Sub-20 en 2013- fue el elegido para tomar las riendas del equipo. Tras un torneo Apertura muy pobre en resultados, obtuvo el torneo Clausura al derrotar en una definición extra a Alianza Lima por 1-0 con gol de Sergio ‘Chapita’ Blanco, lo cual le permitió jugar las finales contra Juan Aurich.

 

El esquema empleado por el ‘Turco’ fue muy parecido al de Mosquera, con una ligera diferencia: pasó del 4-2-3-1 a un 4-3-3 en el que los dos volantes por la banda desempeñaron una función más de extremos y el mediocampo pasó a tener a un volante de marca neto y dos mixtos, con lo cual se sacrificó al enganche. De aquel once empleado por Roberto Mosquera en 2012, solo Yoshimar Yotún, Jorge Luis Cazulo, Carlos Lobatón e Irven Ávila se mantuvieron como titulares.

En el arco, Diego Penny se consolidó como titular; mientras que en la defensa, Yotún y Paolo de la Haza fueron los laterales y Renzo Revoredo con Luis Abram conformaron la pareja de centrales. En el mediocampo, Cazulo -un poco más retrasado-, Lobatón y Horacio Calcaterra conformaron un tridente que aseguraba marca y cuidado del balón. En el ataque, Ávila y Maximiliano Núñez se desempeñaron como extremos, y como único hombre punta, Sergio Blanco –que llegó procedente de Montevideo Wanderers- fue el encargado de asegurar los goles.

El discípulo sigue al maestro

Daniel Ahmed fue contratado por la Federación Peruana de Fútbol para encargarse de la Unidad Técnica de Menores, por lo que la dirigencia bajopontina decidió contratar al que fue su asistente técnico en 2014. De esta manera, Mariano Soso -que tuvo un paso fugaz y una salida abrupta de Real Garcilaso en 2015- reemplazó al ‘Turco’ en 2016.

 

Soso tomó como referencia las dos estrategias que fueron eficaces en Sporting Cristal en los campeonatos de 2012 y 2014. Si bien empezó el año con un 4-3-3, tras la salida de Irven Ávila a mitad de la temporada -fue prestado a LDU de Quito- y la lesión de gravedad de Gabriel Costa, tuvo que optar el por 4-2-3-1 que ya había sido empleado por Roberto Mosquera.

De esta manera, Diego Penny permaneció como titular en el arco celeste. En la defensa, los laterales elegidos fueron Renzo Revoredo por derecha -tuvo que dejar la zaga central ante la ausencia de un lateral derecho- y Jair Céspedes por izquierda y la zaga central estuvo conformada por Jorge Luis Cazulo -que debió dejar el mediocampo debido a la falta de zagueros- y Luis Abram. En el mediocampo, Pedro Aquino empezó a consolidarse como volante de marca y fue asistido por Josepmir Ballón; mientras que en la segunda línea se ubicaron Alfredo Ramúa y Horacio Calcaterra por las bandas izquierda y derecha, respectivamente, así como Carlos Lobatón como enganche. Finalmente, Santiago Silva se desempeñó como único atacante.

El comandante del éxito

Finalmente, tras un 2017 en el que Cristal arañó la clasificación a la Copa Sudamericana, se apostó por la escuela chilena representada por Mario Salas, quien fue campeón con Universidad Católica en 2016. La apuesta fue más que exitosa, pues, a pesar de la partida del técnico mapocho, dejó una base muy bien trabajada que debería ser aprovechada por el siguiente entrenador.

 

El esquema elegido por Salas fue el 4-3-3. En primer lugar, Patricio Álvarez reemplazó a Mauricio Viana y se consolidó como arquero titular del equipo. En la defensa, Jair Céspedes se mantuvo por izquierda y Johan Madrid –con un buen torneo con Sport Rosario en 2017- fue el lateral derecho; mientras que Renzo Revoredo y Omar Merlo –procedente de Huachipato- conformaron una de las zagas centrales más sólidas del torneo. En la volante, Jorge Luis Cazulo regresó a la primera línea y estuvo acompañado por Josepmir Ballón y Horacio Calcaterra. Finalmente, el ataque lo conformaron Gabriel Costa por derecha, Marcos López -quien reemplazó a Flavio Gómez- por izquierda y Emanuel Herrera como hombre de punta, quien se consagró como el máximo goleador del torneo con 40 anotaciones, lo que se convirtió en récord histórico en el fútbol peruano.

Para 2019, queda como tarea para el nuevo entrenador mantener la base dejada por Mario Salas y lograr al ansiado bicampeonato nacional. De no perder a ningún jugador de la oncena principal del equipo, Sporting Cristal es llamado a ser candidato al título nacional y, además, podrá incrementar sus posibilidades de clasificar a los octavos de final de la Copa Libertadores, una tarea pendiente desde 2004.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com


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