Foto: AFPJunior no respetó su condición de local y solo empató 1-1 en Barranquilla contra Atlético Paranaense. Un penal fallado manda al 'Tiburón' a aguantar a Curitiba en una semana y ver si logra el mayor reto de su historia continental.

    Diego Rodríguez | @diroda86
    Redactor

SIN VIOLENCIA, PERO CON INOCENCIA. "En Barranquilla me quedo", sonaba la famosa canción de Joe Arroyo. Y es que con un alto nivel de seguridad, la sede colombiana no tuvo mayor problema para albergar una final continental como los de la Libertadores. Más bien en la Costa del Atlántico casi se van al otro extremo, y es que en el Metropolitano Roberto Meléndez la pista olímpica y el ambiental de la transmisión televisiva hicieron poco emocionante el primer tiempo. Apenas un remate a media vuelta de Luis Díaz hizo retumbar un poco a los cerca de 40 mil espectadores.

CAIPIRINHA CARGADA. No fue un café lo que Julio Comesaña mandó a sus dirigidos. Más cargada podría haber sido la reprimenda de Tiago Nunes a su oncena, que estuvo somnífera en los primeros 45'. Reacción hubo en filas rubronegras y Léo Pereira tuvo una clara apenas comenzado el complemento.

SAN PABLO. Nació en Cambé, Paraná; lejos de Sao Paulo, aunque su gol puede valer la idolatría de un santo. En un contragolpe letal, Nikao aguantó dos veces la marca y cedió rápido a Pablo Felipe para que fusilara, a la carrera veloz y al primer palo, a Sebastián Viera, quien salía al mano a mano.

Bruno Guimaraes no participó mucho, pero complicó por pasajes a James Sánchez. (Foto: AFP) 

YONI SÍ, JONI NO. Nunca al medio, máxima del fútbol que genera varios goles. Así despejó Jonathan, para vender a su defensa en vez de mandar el fierro lejos. El rechazo lo pivotó James (o Jeims, como desee leerlo) Sánchez para que Yony González, con otra pirueta, dijera presente. En el festejo recordó por qué le dicen 'Speedy', aunque los empates no deban celebrarse.

PENA MÁXIMA. El tiro de los doce pasos se convierte en el terror máximo para el equipo que lo sufre. Pero cuando el palo lo niega, la tristeza es para el local. Un inocente penal de Roni sobre Germán Gutiérrez acabó en un disparo violento que Rafael Pérez reventó contra el larguero. Todavía debe estar temblando.

CANTO A LOS SANTOS. En Barranquilla se apareció otro santo con acento portugués. Si Pablo Felipe marcó, Santos salvó a Atlético Paranaense. Primero, tras un gran achique con los pies; y en los descuentos, volando para despejar un zurdazo de Jarlan Barrera. Si el 'Furacão' tiene el favoritismo, es por su número '1'.

Nikao disputa el balón con Víctor Cantillo. (Foto: AFP) 

PROHIBIDO AL ATEO. La religión parece ser fundamental en el buen resultado rubronegro, y por ello Junior también deberá apelar a las creencias divinas. De hecho no puede haber ateos para el 'Tiburón', pues deberán ponerle unas velas a la Conmebol para que Teófilo Gutiérrez, suspendido por su expulsión ante Santa Fe en la vuelta de la semifinal, pueda jugar la vuelta y lograr la hazaña en Curitiba.

ARO 17. La justicia peruana está recobrando confianza, y no solo en ámbitos políticos: en el fútbol, también. Diego Haro, secundado por Jonny Bossio y Víctor Ráez afrontó la decimosétima final continental para un árbitro nacional, y diecisiete años después del último caso. Y no lo hicieron mal. Sin intentos de protagonismo, Haro no tuvo tampoco mayor presión. Una mano involuntaria y un penal claro que el VAR ratificó fueron sus mayores dolores de cabeza. Puede volver con la cabeza en alto, y apostarle al 17 ahora que los casinos están de moda.

Los Goles

Fotos: AFP


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La ficha del Junior 1 - Atlético Paranaense 1

 

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