Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comEcuador no ganó en Lima por las declaraciones de su técnico: lo hizo por la correcta aplicación de un sistema ideal para sus recursos. El 4-1-4-1, táctica lanzada al mundo por la escuela japonesa y que privilegia la potencia física y la capacidad de recorrido, fue óptimamente ejecutado en Lima por el elenco del 'Bolillo' Gómez.

    Roberto Castro | @rcastrolizarbe
    Director General

El 2 de junio de 2001, en una de las fechas más importantes de su trayectoria como entrenador, Hernán Darío Gómez no estuvo en el banco de suplentes. Al menos no durante los 90 minutos.

Pocos recuerdan que en aquella jornada, cuando el estadio Monumental de Ate fue testigo de una de las mayores hazañas de la historia del fútbol ecuatoriano. El 'Bolillo' se vio extremadamente afectado por la tensión del decisivo encuentro ante Perú. En el entretiempo, el entrenador colombiano sufrió una especie de síncope y, aireado por toallas, debió tenderse sobre una camilla del vestuario del coloso crema y quedarse allí todo el segundo tiempo. No vio directamente, por eso, la histórica jugada en la que Agustín Delgado avanzó cual fantasma sobre el pórtico de Miguel Miranda y selló el 1-2 que quedó inscrito como el día en que Ecuador dio el paso más determinante para llegar por primera vez a una Copa del Mundo.

El último jueves 15 de noviembre, diecisiete años después, el 'Bolillo' lo hizo de nuevo: amargó a Perú. Otra vez en Lima, otra vez a estadio repleto y listo para una fiesta -aquella de 2001 era la primera vez que la blanquirroja jugaba un encuentro en el Monumental-. Y lo curioso es que nuevamente no requirió hacerse notar demasiado: se la pasó sentado en el banco y más bien el que todo el partido se movió, ordenó y gritó al lado de la línea de cal fue su asistente, el también colombiano Édgar Carvajal.

Hernán 'Bolillo' Gómez y su asistente Elkin Sánchez en el Monumental el día del memorable triunfo ecuatoriano sobre Perú en 2001. (Foto: AFP) 

Pero el triunfo fue todo del 'Bolillo', porque Ecuador le ganó a Perú empleando una táctica ideal para explotar su mejor atributo -la fortaleza física- y sacar máximo provecho de uno de los hábitos de la blanquirroja -la proyección de sus laterales-. La aplicación ordenada e inteligente del 4-1-4-1 fue la razón central por la que el 'Tricolor' norteño le pegó un mazazo al equipo de Ricardo Gareca en el Nacional.

La aproximación global

El 4-1-4-1 no es un sistema de juego de muy larga data en el fútbol. En Copas del Mundo, ha sido un estandarte básico de Japón, selección que lo empleó por primera vez, y con muy buenos resultados, en Sudáfrica 2010. Yuki Abe fue ese pivote que Takeshi Okada empleó como eje colocado detrás de una línea que iba y venía con potencia y rapidez para trabajar detrás del único delantero, que Keisuke Honda. Hombres de mucho vértigo como Makoto Hasebe y Yasuhito Endo definen el paradigma del hombre ideal para jugar en un esquema así: son volantes que podrían ser entendidos como '8', como tiempistas, como recuperadores o como creadores. Tan velocistas como futbolistas; todoterrenos.

Japón varió en Brasil 2014 a un sistema 4-2-3-1, en el que Hasebe se reubicó en primera línea: quedó eliminado en primera fase en medio de múltiples críticas al italiano Alberto Zaccheroni. Para Rusia 2018, con Akira Nishino como DT de emergencia, volvió a jugar 4-2-3-1 pero con Hasebe en función mucho más parecida a la de Abe en 2010, y casi constituyendo un híbrido táctico que según las circunstancias del partido desdoblaba al segundo hombre de primera línea para converger al 4-1-4-1, como ocurrió durante buen tramo del encuentro de octavos ante Bélgica, por ejemplo.

El 4-1-4-1 funcionó hasta cierto punto en el Japón - Bélgica, por los cuartos de final del Mundial. (Foto: AFP) 

Es esta última variante en realidad, la del desdoble del 4-2-3-1 en un sistema que muta a partir del descuelgue del "menos marcador" de los volantes de primera línea, lo que predomina entre las selecciones nacionales que alguna vez han empleado este sistema. Un buen ejemplo es el Brasil de Tite, que muchas veces consigue plasmar ese fútbol a partir del rol de Paulinho, quien marca el paso y según las características de su acompañante opta por descolgarse él -si al lado están Casemiro o Renato Augusto, por ejemplo- o contenerse para promover el descuelgue del otro -con Fernandinho-.

La aproximación local

Incluso el mismo Perú ha ensayado la variante antes descrita en ocasiones. Cuando Yoshimar Yotún ha estado ausente, la primera opción de Ricardo Gareca ha sido retroceder a Edison Flores para que se encargue de salir desde primera línea, con Renato Tapia con función neta de pivote. Los resultados para el 'Tigre' han sido variados: no le funcionó en algunos partidos, como contra Bolivia en Eliminatorias en el Monumental, pero sí en el amistoso ante Islandia en New Jersey. Pero en ningún caso se ha tratado de un 4-1-4-1 neto.

En el Descentralizado, el primer equipo que empleó el 4-1-4-1 y lo mantuvo de manera estable fue el Cienciano de Marcelo Trobbiani en 2011. Con un sistema trepidante basado en el intercambio de carrileros, Fernando Masías y Cristian Guevara sostenían el tránsito por derecha, mientras Luis Rodolfo Ojeda y Carlos Olascuaga lo hacían por izquierda, como en su momento explicó DeChalaca. En el medio iban dos hombres con la capacidad de ida y vuelta necesaria: Juan Carlos Mariño y Jesús Chávez. Y el '6' eje, el tiempista, era alguien perfecto para hacer el recorrido al mismo ritmo: Edwin Retamoso.

Cristian Guevara intercambiaba el carril derecho con Fernando Masías. (Foto: Diario del Cusco) 

Después de aquel Cienciano, el sistema lo han empleado algunos equipos solo de manera ocasional, generalmente a partir del comentado desdoble del 4-2-3-1 o también por alguna ausencia específica. Este 2018, se ha podido ver sobre todo a la Universidad San Martín y también a Academia Cantolao, Comerciantes Unidos o hasta FBC Melgar intentándolo en algún caso. No es casualidad que los albos hayan sido los que más han podido recurrir a él: sus volantes, a partir de su juventud, tienen esa capacidad de trajinar que el 4-1-4-1 exige y con que otros planteles no cuentan.

La aproximación del 'Bolillo'

Como buen DT colombiano tradicional, al 'Bolillo' Gómez se le ha espetado a lo largo de su carrera no ser muy afín a las innovaciones tácticas. Su escuela nace, crece, se reproduce y muere con el cuadrado tradicional, que sin duda a partir del sonado fracaso táctico de Estados Unidos 1994 se fue reinventando hacia el trapecio -quedó desnudado por Rumania que era muy vulnerable tener volantes estacas de primera línea, como Leonel Álvarez y el hermano del 'Bolillo', Gabriel Jaime Gómez, que solo destruyeran y no aportaran juego a la segunda línea-.

De hecho, en su experiencia durante el último ciclo mundialista con Panamá, Gómez se apegó bastante a su libreto de siempre, ese con el que Ecuador llegó por primera vez a un Mundial. Solo arriesgó a innovar con el 4-1-4-1, antes de la Copa del Mundo, en dos ocasiones. Una le costó mucho: se devoró cinco goles de Argentina en la Copa América Centenario. En la otra le fue mejor: consiguió un triunfo fundamental sobre Honduras en San Pedro Sula por 0-1, que acabó siendo decisivo para la clasificación canalera por primera vez a la Copa del Mundo.

El Panamá de 'Bolillo' se presentó ante Argentina con un 4-1-4-1, hasta que Lionel Messi lo destruyó. (Foto: AFP) 

Al 'Bolillo' le fue posible aplicar el esquema en Panamá por tres aspectos claves. Primero, contar con un barredor de primera línea como Gabriel Gómez. Segundo, tener gente de segunda línea como el conocido Alberto Quintero o Armando Cooper que pudieran hacer el ida y vuelta. Y tercero, un punta con capacidad de tapar salida y recogerse a buscar balón como Blas Pérez. Por eso, y pese a la lesión de Quintero, el DT colombiano se atrevió a apostar por el sistema para la Copa del Mundo, con Édgar Bárcenas haciendo por derecha las veces del 'Negritillo' y José Luis Rodríguez corriendo por izquierda. Panamá jugó 4-1-4-1 los tres partidos mundialistas, y si bien los perdió, su impresión de cenicienta se maquilló en parte por el correcto manejo táctico.

La optimización tricolor

Con ese sistema en mente, Gómez reasumió la dirección técnica de Ecuador en julio último y comenzó a insinuar la adaptación del 4-1-4-1 a partir de las características de sus volantes: hombres potentes, de buen recorrido y manejo de tiempos. Pero no consiguió plasmarlo del todo sino hasta el último amistoso previo al jugado con Perú, que fue un empate 0-0 ante Omán en Doha: porque solo ese día pudo contar con Carlos Gruezo.

El volante del FC Dallas es el jugador más importante en ese andamiaje táctico. Soporta el juego, abre la salida, distribuye cada balón recuperado al lateral más indicado para que este -Juan Carlos Paredes o Béder Caicedo, en Lima- inicie la salida y, sobre todo, marca los tiempos. Sin Gruezo, habría sido imposible que a Ecuador le salieran tan bien las cosas en el Nacional.

Jefferson Farfán seguido de cerca por Carlos Gruezo, hombre clave en el esquema de Ecuador. (Foto: Pedro Monteverde / DeChalaca.com) 

Lo demás pasa por circunstancias más específicas al partido. Primero, que Perú no leyó tácticamente la función de Gruezo y por eso quiso sobrecargar más a los dos hombres más jóvenes de la visita, como Jhegson Méndez y Jefferson Orejuela; pero al ser la función de estos esencialmente de contención física, hombres más esmirriados como Édison Flores o Yoshimar Yotún perdieron constantemente en el choque. El propio Jefferson Farfán, que yendo más al ras podría haberle planteado un mejor uno a uno a Gruezo, se perdió en choques al bulto intrascendentes.

Segundo, y acaso lo más importante, que hace mucho Perú concede bastante margen a los equipos rivales en la salida de sus laterales. Tanto Luis Advíncula como Miguel Trauco son hombres que atacan mejor que lo que defienden, y eso fue muy bien leído por el 'Bolillo'. Con los dos carrileros peruanos adelantados, él dispuso que Luis Antonio Valencia -contra Trauco- y Jefferson Montero -contra Advíncula- plantearan un uno a uno frontal que les permitiera sacar provecho de cada metro que los hombres de Gareca dejaran por las bandas. Eso se acentuó con la temprana sustitución de Montero por Ayrton Preciado, un hombre físicamente más dotado para carcomer la banda de Advíncula en paridad de condiciones físicas con el jugador del Rayo Vallecano -algo que no todos los rivales del mundo pueden darse el lujo de encontrar-.

Lo tercero, y que no es un detalle menor, es que el rol de Enner Valencia es trascendente. No es más ese delantero que espera centros para cabecearlos frontalmente como en Brasil 2014. Ahora viene y va, se recoge y construye así goles; como el segundo tanto, que no surgió en esa jugada específica sino en dos acciones previas bastante similares. Su rol era desacomodar a la zaga peruana con ese ida y vuelta y permitir que la línea de cuatro detrás de sí tenga el espacio para lanzar el pase a la espalda que lo dejara mano a mano con Pedro Gallese. Lo consiguió y facturó.

Édgar Carvajal acabó siendo el más participativo en el comando técnico ecuatoriano. (Foto: Pedro Monteverde / DeChalaca.com) 

Ecuador, pues, fue taladrando a Perú de la mano de la correcta aplicación de un sistema táctico que explota al máximo la fortaleza física. Para equipos que tienen este atributo como el mejor a disposición, caso del 'Tri', el 4-1-4-1 puede ser un arma muy potente. Sin duda, estudiarlo mejor podría facilitar mayores recaudos en las siguientes Eliminatorias, y no solo para la blanquirroja.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Fotos: Pedro Monteverde / DeChalaca.com, Getty Images, AFP, Diario del Cusco


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