Alonso Cantuarias | @alonso_cantu
    Columnista editorial

El cotejo ante Ecuador de este 15 noviembre está cargado de simbolismos. Primero, se conmemora un año de la clasificación de Perú al Mundial luego de vencer a Nueva Zelanda. Un segundo hecho es que el rival es el mismo equipo que permitió que la blanquirroja se situara en zona de clasificación en las Eliminatorias a Rusia 2018 por primera vez, luego de un histórico 1-2 en el Olímpico Atahualpa de Quito. Uno tercero es que fue ante Ecuador, en setiembre de 2016, que la blanquirroja inició su levantada en Eliminatorias, apoyada por 25 mil fieles gargantas que en el peor momento del proceso de Ricardo Gareca, estuvieron allí, en el coloso de José Díaz, de manera incondicional junto a la selección.

Pero una cuarta curiosidad que puede pasar desapercibida para casi todos es que también un 15 de noviembre, pero hace siete años (2011), Ecuador se impuso 2-0 ante Perú en Quito con goles de Édison Méndez y Christian Benítez. En aquel cotejo, con Sergio Markarián en el banquillo, la selección nacional se había mostrado superior a los norteños en la primera mitad; pero como tantas veces, no tradujo su superioridad en el marcador y terminó derrotado ante un rival que, sobre todo a partir del respaldo de un estadio absolutamente convencido de que tenía que ganar de todas maneras el partido, venció por demolición en el complemento. Y he aquí la reflexión: ¿cuánto ha cambiado realmente la selección peruana en estos siete años?

Para sintetizar esto en dos párrafos, bastará comenzar por decir que hay un hecho inobjetable: Perú fue al Mundial. Pero más allá de un resultado importante, hay otros factores que deben llevar a la reflexión de cara a un futuro competitivo y sostenible. Aún se continúa teniendo un campeonato con equipos con problemas administrativos -equipos con deudas, con dobles contratos, fraccionamientos al margen de la ley, etcétera- y se cuenta con un sistema de campeonato que cambia cada año.

La frustración se apoderó de los peruanos en 2011, cuando Ecuador se encargó de complicar las aspiraciones al Mundial. (Foto: Paul Arrese / DeChalaca.com) 

¿Hay mejoras? Claro que sí. Hay un plan de menores y esfuerzos por parte de la FPF por impulsar un campeonato más organizado con la creación de la Liga de Fútbol Profesional y la necesaria Comisión de Licencias. Se ha logrado identificar correctamente cuáles son los caminos por seguir para profesionalizar el fútbol peruano y los medios para lograrlo van por buen camino aunque hay mucho por recorrer.  Pero un cambio estructural por resaltar y que significa un símbolo adicional relacionado con esos puntos de encuentro entre Perú y Ecuador a lo largo de la historia reciente es el papel del hincha y su contribución con la mejora de la selección, así como el potencial queeso tiene para mejorar el fútbol peruano en general.

“¿Qué puede hacer el hincha para ayudar a su equipo?” es una pregunta recurrente. Y las respuestas son simples pero con un trasfondo más profundo: “Ir al estadio y alentar”. Ante Ecuador, aquel 6 de setiembre del 2016, cuando Perú estaba en el sótano de la tabla y se daba por descontada la eliminación, 25 mil personas demostraron que aún en los contextos más difíciles, cuando la tribuna apoya es posible sacar adelante a un equipo sobre la base del aliento. No de insultos ni amenazas; sí del apoyo incondicional e irracional, ese que no entiende de estadísticas ni predicciones lógicas. A partir de esa noche de los goles de Cueva y Tapia, Perú empezó a recuperarse.

El papel de las barras organizadas como La Blanquirroja, La Franja y Sentimiento Blanquirrojo ha sido importante porque ha mostrado los valores de los verdaderos hinchas: aliento más allá de las victorias, respeto por los rivales, respeto por los jugadores y un trabajo que va más allá de los 90 minutos del partido. Los cánticos, los banderazos, los videos para contagiar el aliento, la limpieza de las tribunas... Nada de eso es una casualidad. Todo obedece a organización y planificación.

Se ha mejorado. Tras la victoria en Quito, cambió el chip. Ante Ecuador habrá que disfrutar del encuentro. (Foto: Pedro Monteverde / DeChalaca.com) 

Este Perú - Ecuador, más allá del resultado final, debe verse como una ocasión para valorar y reconocer el papel de los hinchas en la mejora del producto fútbol. No es fácil sacar adelante diversas barras cuando el contexto es desfavorable y todo indica que no se puede mejorar. Los grupos de barristas antes mencionados son también artífices de las mejoras que pueden haberse gestado en esta década; solo queda seguir apoyándolos y promoviendo su unión. Por lo pronto, ya es posible, a diferencia de lo que ocurría siete años atrás, pensar que el Olímpico Atahualpa no es el único estadio sudamericano donde una selección gana partidos por convencimiento colectivo de su gente.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Fotos: Paul Arrese y Pedro Monteverde / DeChalaca.com


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