Foto: Ángel FajardoEn casa, Huancayo dominó todo el encuentro y venció 2-0 a Boys. Para encontrar los goles, eso sí, el 'Matador' debió apelar al balón parado, la mejor herramienta para romper -con sendos cabezazos de Neumann a favor y de Ambriz en contra- el esquema de tres al fondo propuesto por Mario Viera.

Kenny Nagahama | @Kenny_Nagahama
Redactor

¿Por qué Sport Huancayo tuvo que recurrir al viejo recurso del balón parado para resolver un partido en el que siempre estuvo más cerca del gol que su rival?

Huancayo es un equipo que se ha acostumbrado a priorizar la tenencia del balón antes que todo, al margen de que su planteamiento sea ofensivo o defensivo. Ante Sport Boys, que por su esquema con tres centrales y una línea con dos laterales-volantes (Alejandro Ramos y Carlos Neyra) hacía un llamado a su oponente a jugar el partido en campo rival, los dirigidos por Marcelo Grioni se plantaron en cancha rosada y circularon el balón con Marcos Lliuya como eje.

El primer tiempo vio básicamente a Huancayo mover la pelota en campo rival, con jugadas que terminaban a veces con un centro de Cord Cleque o Luis Trujillo que era despejado por la defensa, o cabeceado de manera incómoda y sin peligro por Carlos Neumann, quien tenía que luchar solo por aire contra cuatro jugadores. Lliuya era el más participativo en filas locales: se movía por todo el campo, y era el único que podía desacomodar el sólido bloque defensivo rosado con algún amague o intento de armar una pared por el medio. A propósito de esto, un enganche casi a la altura de la media luna del área porteña permitió que el chinchano lograra enviar el único pase que rompió líneas defensivas con claridad en los primeros 45'.

Por su parte, en tienda rosada no hubo muchos problemas para aguantar el cero dado que no quedaban espacios para que Huancayo lograra entrar con pelota dominada hasta el área. Pero en materia ofensiva, lo de la 'Misilera' fue intrascendente, más allá de que una desatención en balón parado pudo darle la ventaja transitoria al equipo de Mario Viera. Mario Tajima, el mejor de los rosados por su amplio recorrido de ida y vuelta, jamás estuvo cerca al arco, y destacó por recuperar varios balones e intentar darle salida a sus compañeros.

El duelo entre Peña y Ramos, con el rosado jugando como volante alero por derecha, se repitió con frecuencia y el ganador fue el menudo volante huancaíno. (Foto: Ángel Fajardo)

En el segundo tiempo, los locales salieron con la misma idea y lograron plasmar su dominio en el marcador gracias a un cabezazo de su goleador, Neumann. A partir de la ventaja, Boys dejó más espacios y cambió a uno de sus laterales-volantes (Neyra) por un creativo como Renzo Sheput, aunque dicha variante no logró darle a su equipo la capacidad para tener un poco más el balón, ni siquiera con el posterior ingreso de Crifford Seminario por Sidney Faiffer. Esto facilitó el plan a Huancayo que, aunque no lograba concretar sus situaciones de gol, podía vislumbrar que de alguna forma lograría ampliar la ventaja, o que al menos no le igualarían el encuentro.

Ese control del partido, frente a un equipo que lo único que logró concretar en ataque en la segunda mitad fue una serie de remates de larga distancia desviados, se manifestaría con el autogol de Carlos Ambriz. De esta forma, el 'Matador' jamás cedió el dominio del juego y por su propuesta, encabezada por alguien que puede hacer alguna diferencia por capacidad individual como Lliuya, estuvo siempre más cerca al gol.

Fotos: Ángel Fajardo


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La ficha del Huancayo 2 - Boys 0

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