Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comDe cómo una recomendación de Daniel Peredo marcó la carrera de un periodista. Las emociones como parte de un legado.

    Alonso Cantuarias | @alonso_cantu
    Columnista editorial

No fui ni remotamente cercano a Daniel, solo cruzamos un par de veces la palabra. Aunque vaya si la primera ocasión influyó en mí cuando dijo "¿Cantuarias? Ese escribe bien ah" al escuchar mi nombre cuando Roberto Castro nos presentó en el 2010 en la firma de autógrafos de “Los 500 datos más caletas de los Mundiales”.  Aunque él se haya equivocado, le creí y me cambié de carrera. Fue el poder de la emoción.

Y es que la palabra “emoción” es  lo que mejor lo describe. En su pluma, en sus comentarios y claro está, en su narración, Daniel logró ilusionar a las personas a pesar de convivir con un fútbol limitado y con pocas alegrías. Hacía que un partido aburrido del Descentralizado cobrara un especial interés y lograba que un gol –o un palo- se transformara en una gesta histórica (recordemos el gol de Vargas y su real dimensión deportiva… ¡era un empate en casa en mitad de una Eliminatoria ya perdida!).  Acercó a quienes veían el fútbol como un simple deporte de 22 personas pateando un balón y permitió que entendieran que era una forma de vida. Acaso, juntó lo mejor de sus maestros, ‘Pocho’ Rospigliosi y El Veco, al articular un discurso simpático -marketero- y con contenido profundo.

Dejó de lado lo fácil, la “crítica despiadada”, el sensacionalismo y la superficialidad. Supo valorar el producto que tenía entre manos y buscó su mejora. Por eso mismo aceptaba participar en diversas iniciativas como premiaciones de menores o lanzamientos de libros porque creía que ellas contribuían a mejorar al fútbol peruano.

Si bien la clasificación de Perú al Mundial tuvo sus relatos (pongamos stop por un momento en los goles de Paolo Hurtado y Jefferson Farfán), el recuerdo de Daniel se extiende más allá de este éxito. Y es que en los peores momentos él puso el pecho y permitió creer en un mejor futuro gracias a la pasión por el trabajo y al sentido de integridad. Solo basta ver sus entrevistas en las que defendía a los procesos y criticaba las cacerías de brujas porque entendía que los jugadores son personas como todos, que tienen una valía y merecen ser cuidadas.

Todos despertamos emociones, pero pocos logran que solo sean positivas. Porque independientemente del gusto o no por su estilo, la figura que construyó se hizo respetar gracias a una pasión íntegra que debemos imitar.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com


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