Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comNo habrá Clásico de Avellaneda en la semifinal de la Sudamericana. Lo impidió el Libertad de 'Tacuara' Cardozo y compañía, diligente para mantener el 0-0 en el 'Cilindro' con eficiencia táctica y envolviendo a Racing en sus propios temores hasta causarle una dolorosa eliminación.

    Roberto Castro | @rcastrolizarbe
    Director General

Enviado especial a Avellaneda

¿Por qué Racing se llevó el inmenso chasco de quedar eliminado y ver roto su sueño de encontrarse con Independiente en semifinales de Sudamericana?

Porque al frente tuvo dos rivales que complotaron contra sus intereses. Primero, un Libertad ordenado, mañoso y convencido de llevarse el resultado que necesitaba para entristecer al abarrotado 'Cilindro'.  Y segundo, los propios demonios blanquicelestes, capaces de convertir una noche de favoritismo en impotencia y hasta desinteligencia táctica.

El equipo del español Fernando Jubero, hombre de esos que suman tantos adeptos como detractores en la prensa paraguaya, se plantó en esta imponente cancha con una receta distinta de la que los comentarios previos sugerían. Se hablaba de una defensa a ultranza y de conservar el cero a todo costo; de acumulación de hombres en el medio y encomienda a Óscar Cardozo para que sus buenos oficios hicieran por allí alguna de las suyas.

Pero la trama varió, casi como si se suavizar la película se hubiera tratado para hacerla apta a un espectro mayor de público. Libertad defendió, pero más con orden que con volumen. Reposado en la experimentada solvencia de Antolín Alcaraz y, sobre todo, Paulo da Silva, un hombre que también sabe cerrarse como Salustiano Candia fue como neto lateral para convertirse en doble y clave tapón para los arrebatos de Lisandro López y las proyecciones de Iván Pillud. Y en el centro, no hubo acumulación sino desdoble sincronizado entre Sergio Aquino y Ángel Lucena, quienes convertían la primera línea en una de ida y vuelta móvil con una sola premisa tan simple como finamente ejecutada: que uno siempre estuviera detrás del otro y no dejara espacio a la fuga racinguista.

Paulo da Silva y Antolín Alcaraz celebran la clasificación de Libertad a la semifinal. (Foto: AFP) 

Párrafo aparte merece lo de Cardozo, siempre vigente, siempre líder. En el nivel Conmebol, brilla por jerarquía aun sin marcar. Incluso lo hace cuando Santiago Salcedo, su socio y anotador en la ida, está algo enredado por los rivales como ocurrió aquí en el 'Cilindro'. Porque su arma principal hoy no es hacer los goles, sino dictar los tiempos. 'Tacuara' no es un piloto de ataque: es un director de ataque, de sistema ofensivo.

Ante eso, Racing opuso ganas, coraje, ímpetu y constante discusión de los fallos del árbitro Anderson Daronco. Además, ofreció constante desorden en un trío de ataque en el que la titularidad de López, reclamada por toda la mitad blanquiceleste de Avellaneda a Diego Cocca, impone que un punta-punta neto-neto como el colombiano Andrés Ibargüen tenga que recostarse a un lado. La consecuencia fue que el único de los tres atacantes racinguistas que no era '9' neto, Lautaro Martínez, terminó jugando por el medio de 'Licha' y de Ibargüen. Y acaso por eso Racing no tuvo una allí, en el área, para el '9' como la que Martínez estrelló en el palo en la agonía de la noche.

No va a escribirse acá que a un equipo del abolengo de Racing le haya pesado la presión. Pero sí quedó claro en la llegada multitudinaria y la salida silente del 'Cilindro' que la carga emocional de esta vuelta de cuartos, con el 1-0 de Asunción en la mochila, era inmensa para los de celeste y blanco. Porque el sábado se cumple medio siglo del golazo del 'Chango' Cárdenas ante el Celtic que significó para este club el día más glorioso de su historia -el del título Intercontinental de 1967-, y celebrarlo con una eliminación internacional no es lo más apetecible que pudiera haberse querido. Porque en semifinales podía venirse un clásico ante Independiente que no será tal y, más bien, en semifinales seguramente sí estará esa otra mitad de Avellaneda. Y porque a Diego Cocca, un hombre que no tiene la estatua que Reinaldo 'Mostaza' Merlo ostenta a la entrada de este estadio pero sí acopiaba garboso el cariño propio del DT que saca campeón a un club grande luego de muchos años, hoy no le están pidiendo precisamente ni una estatuilla. La suma de todo eso consuma la amargura de una noche destinada a que sean otros los que festejen con Libertad.

Fotos: AFP


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