Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comMelgar salió a jugarle a River en su cancha de igual a igual y acabó perdiendo 4-2 de grande a aspirante en estas lides. Y es que a diferencia del cuadro de Marcelo Gallardo, el equipo de Juan Reynoso no se preocupó del arco propio antes de pensar en el del frente y terminó desfondado.
    Roberto Castro | @rcastrolizarbe
    Director General

Los 102 años y 29 días de historia de Melgar jamás contaron una visita a un estadio de América tan importante como el Antonio Vespucio Liberti del barrio bonaerense de Núñez. Allí, a la vera de la avenida Del Libertador y por la Copa Libertadores, los colores rojinegros mudaron la Semana Santa de Arequipa a la capital argentina para allí escribir una página trascendente para el fútbol de Arequipa ante un grande del continente.

La carta de presentación del 'Dominó' ante la high life del fútbol sudamericano no pudo ser mejor: media hora de fútbol trepidante, valiente. De combate cara a cara con el más pintado y, lo que fue mejor, de capacidad de respuesta inmediata al golpe. Encima, el arma principal para hacer daño en una de las canchas argentinas más complicadas gritó presente con acento argentino: Emanuel Herrera sacudió todas las dudas que aún podían existir sobre su capacidad anotadora y con dos goles de muy buena factura celebró su cumpleaños en la cancha, como todos los jugadores rojinegros a los que este año les ha tocado tener partidos en la fecha de su onomástico.

¿Y si todo fue tan maravilloso y prometedor, por qué Melgar se fue con una derrota dura a cuestas? Pues primero porque el fútbol es de dos rivales y al frente tuvo a uno, está dicho, muy pintado: el River de Marcelo Gallardo, ese Napoleón de estrategias rápidas que sometió al reynosismo de Juan y otros adeptos a una de las pruebas ácidas más intensas que haya tenido. Si Herrera le pegó al 'Monumental' de Núñez, pues entonces Ignacio Fernández y Sebastián Driussi estuvieron prestos con buenas ubicaciones en el área chica -y en ambos casos con complicidades de Dhawling Leudo, en la primera por un mal rechazo y en la segunda por quedarse enganchado- para retrucar. Y si Herrera volvió a pegar, entonces Lucas Martínez, con una chalaca corta -no es necesaria a veces una acrobacia de circo para ensayar la jugada más hermosa del fútbol-, estuvo presto para colgar a Diego Penny y decorar un inicio de partido sensacional, para el deleite de cualquier paladar futbolístico.

Aunque no fue una chalaca muy bonita, Lucas Martínez Quarta la ejecutó y participó en el triunfo de River sobre Melgar. (Foto: La Página Millonaria) 

Pero segundo, y más profundo lo anterior, fue un tema de fondo. Literalmente de fondo. Porque esa media hora excepcional en ataque se conjugó con defensas, tanto en filas millonarias como en rojinegras, bastante flojas. A River, Melgar le entró con mucha facilidad tanto por el medio -porque hasta Leonardo Ponzio estuvo ocupado de querer conducir y hubo poca marca- como sobre todo por el lado izquierdo marcado por Milton Casco, superado con frecuencia tanto por Pedro Paulo Requena como por Hernán Hinostroza -así, de hecho, llegó el segundo gol de Herrera-. Y a Melgar, River lo avasalló inmisericordemente por el medio, acaso en buena medida porque a Juan Reynoso se le ocurrió que justamente esta vez Dhawling Leudo debía jugar en su demarcación original de volante central, aun cuando en filas rojinegras el colombiano ha rendido sus mejores partidos como lateral.

El asunto pasa por que luego de la media hora, Gallardo entendió que era muy importante reordenar el fondo para no sufrir más sorpresas. Aquietó para ese fin la subida de Gonzalo Martínez, de forma de que Ponzio quedara mejor acompañado; exigió visiblemente al paraguayo Jorge Moreira que cuidara mejor los tiempos en sus descolgadas, y a Casco lo atornilló a su lateral. Reynoso, en cambio, siguió jugando a pensar en el arco del frente: si bien lanzó al campo a Carlos Ascues y con eso insinuó querer cerrar mejor la volante central, al exseleccionado se lo volvió a ver interesado en pisar más campo rival y proyectarse. Y después, puso a Luis García para tener la pelota en campo de River cuando, en realidad, lo que pasaba era que cada vez que el cuadro millonario tocaba el balón, este se aproximaba con peligro al arco rojinegro.

Así, comenzó un monólogo de una hora: bombardeo intenso al arco de Diego Penny, con llegadas riverplatenses de todos los tipos y estilos. Ánderson Santamaría y Minzum Quina, que no estuvieron en su noche más feliz, no se dieron por enterados y siguieron en lo suyo: intentando ser defensas guardiolistas que salieran con balón dominado, cuando el partido exigía tipos que reventaran lo que viniera y cortaran ese fusilamiento progresivo. En ese trance, Penny respondió como pudo y ciertamente no puede criticársele haber estado tan expuesto; pero puso su granito de arena al caos con despejes frecuentes al medio, tanto los evitables como los inevitables.

 Luego de un primer tiempo lleno de emociones y goles, River se asentó mejor en la cancha y sometió a Melgar. (Foto: La Página Millonaria)

Con el partido ya enrumbado por ese camino, Driussi coronó su gran actuación con un golazo que cerró cifras y que dejó siempre a River más cerca del quinto que a Melgar del descuento. Un resultado que es función directa, en los dos goles de diferencia entre uno y otro equipo, de esa capacidad de corrección y replanteo que sí tuvo Gallardo y no Reynoso. Sin duda, perder 4-2 en Núñez está dentro de lo esperable no solo para Melgar, sino para la mayoría de clubes de Sudamérica; lo que no estaba en los cálculos era que Melgar perdiera su invicto en el año con un partido tan discreto en lo defensivo, una de sus habituales fortalezas. Las lecciones que deja el paso por cancha de River son muchas y con certeza Reynoso, con enorme cabeza fría, sabrá sacarles provecho.

Los goles

Fotos: La Página Millonaria

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La ficha del River Plate 4 - Melgar 2

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