Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comEn algo más de dos décadas, las presentaciones de inicio de temporada se volvieron una tradición para los clubes peruanos. Los réditos cada vez son mayores: estadios llenos y un colorido que contrasta abruptamente con la mayoría de partidos oficiales que los clubes disputan. ¿Por qué y qué implica?

 

    Roberto Castro | @rcastrolizarbe
    Director General

Revise Facebook o Twitter y entre las muchas tendencias derivadas del fútbol que destacan de la noche del último sábado 21, haciendo al lado las quejas sobre la Sub-20 y el apellido Nogara, destacan sobremanera las relacionadas con la Noche Crema. Y dentro de ellas, pocas tienen tanta repercusión como las derivadas de publicaciones o tuits que involucren sensaciones, antes que evaluación del juego.

Así, por ejemplo, la sonrisa enamorada de Luis Tejada al contemplar el espectáculo en el Monumental parece interesar más que las ocasiones que erró de cara al arco de la Universidad Católica. Los aplausos a Juan Vargas son más comentados que los metros que el 'Loco' haya corrido en el campo. O los análisis comparativos de los mosaicos en tribunas son más profundos que aquellos sobre la táctica empleada por Roberto Chale.

Esto, por supuesto -y casi para prevenir las típicas discusiones bizantinas que sobrevienen a cualquier comentario relacionado con los clubes grandes limeños- será exactamente igual, matices al margen, cuando se celebre la Noche Blanquiazul el 27 de enero o cuando tenga lugar la Noche de la Raza Celeste el 29 de enero. Es solo síntoma de que entre las tres dimensiones que tiene el fútbol, que con las de deporte, negocio y espectáculo, es la última la que predomina altamente en estas presentaciones de verano.

Nuestro caso especial

La Noche Crema ofreció un espectáculo majestuoso: colorido y asistencia masiva por doquier. (Foto: Prensa Universitario) 

Lo descrito es algo generalizado y no solo propio del Perú en tiempos en que las redes sociales permiten al espectador sentirse, como nunca, muy parte del juego que presencia. Si siempre se ha hablado de que la tribuna juega su partido en el fútbol -algo innegable-, hoy en el mundo entero existe la convicción, tan ajustada a la realidad en algunos casos como sobredimensionada en otros, de que el efecto de lo que se difunde mediante redes influye en el destino del equipo amado.

La que sí es una cuestión particular del Perú, sin embargo, es el hecho de que muy pocos eventos futbolísticos son tan exitosos como estas presentaciones de verano. Es vislumbrable desde el hecho de que la tía abuela o el amigo tekkie que nuncan habla de fútbol preguntan a quienes sí suelen estar al tanto de él si van a ir a la presentación de deteminado equipo, lo que no hacen semana a semana pues ni llegan a enterarse de que se juegan otros partidos. El éxito económico derivado de ello es contundente: aunque no se ha hecho pública la cifra todavía, se estima que Universitario vendió casi la totalidad de las 54 mil entradas puestas a la venta para la Noche Crema.

Lo último contrasta de modo abrupto con las cifras que despierta el Descentralizado. Por ejemplo: el partido con mayor recaudación en lo que va de la década es uno del propio Universitario en el Monumental el día que se supone jugó el partido más importante que disputó en casa de 2010 a la fecha: fue el 16 de diciembre de 2013, cuando le ganó 3-0 a Real Garcilaso la vuelta de la final por el título nacional ante 46,824 espectadores en las tribunas de Ate. En aquel cotejo, vale anotarlo, también se puso a la venta la totalidad del aforo. ¿Qué razón podría haber, entonces, para que un partido amistoso despierte más expectativa que uno que puede consagrar campeón al equipo?

Los aficionados limeños prendieron fogatas en el Nacional en señal de protesta la noche de enero de 1962 e impidieron así que Pelé saliera del campo del Nacional. (Recorte: diario La Crónica) 

En este sentido, el fenómeno de las presentaciones se vuelve aún más singular, sobre todo a la luz de la historia. La costumbre de asistir a los estadios en el fútbol peruano, construida sobre la base de la concurrencia a un único estadio -el Nacional- en el cual desde los años veinte hasta inicios de los noventa podían apreciarse hasta tres partidos por el valor de una entrada, marcó un sesgo en el país hacia la apreciación del espectáculo en general antes que al aliento a un equipo específico.

De hecho, el mencionado sesgo se dejó notar siempre más en las temporadas de verano de antaño. Estas son recordadas por los aficionados nostálgicos, más que por los equipos que las jugaron, por los futbolistas que vinieron: que cuando Pelé arrasó en Lima con el Santos en los sesenta -y hasta el público impidió que fuera cambiado-, que cuando Cubillas y Sotil bailaron al Bayern de Beckenbauer o que cuando la 'U' le ganó -porque le ganó, aunque el resultado sea lo menos recordado por el hincha promedio- al Boca de Maradona, por ejemplo.

¿Un éxito extensible?

En función de lo último, las presentaciones de los clubes, cada año con mayor repercusión, podrían estar marcando no solo un refuerzo de la idea de que el fútbol de verano siempre funcionó en Lima y de que al público local le encanta la parafernalia externa al juego, como las luces, el show y el colorido que acompañan a estos eventos. Acaso podrían, en realidad, estar marcando una transformación positiva de la forma de consumir fútbol en la capital, que tiene bastante que enseñarle a los propios clubes como autoaprendizaje acerca de cómo manejar el producto del torneo local: un cambio en el que ya no importa tanto qué rival extranjero venga a jugar, sino el aliento a los colores propios como un ritual de respaldo de inicio de temporada.

La primera presentación de pretemporada de un club: Alianza contra Green Cross en el verano de 1995, con Marcelo Sozzani en primer plano. (Recorte: diario El Bocón) 

Recuérdese que las presentaciones de inicio de año en el Perú tuvieron partida de nacimiento el 19 de enero de 1995. Esa noche, Alianza Lima le ganó 1-0 al Green Cross ecuatoriano con gol de Frank Ruiz después de haber hecho un inusitado show en el que, uno a uno, los jugadores del plantel blanquiazul saltaron al campo en medio un halo de luz que rompía la oscuridad y anunciados por la voz de 'Lalo' Archimbaud. Este, por supuesto, no fue un invento íntimo: la directiva encabezada por Pío Dávila había tomado la idea a partir de una experiencia vivida en julio del año anterior en México, cuando Alianza había sido invitado a jugar en la presentación oficial del Atlas, que le ganó 1-0 con gol de Jorge Campos -quien esa vez jugó de delantero y no de arquero-.

Desde entonces han transcurrido veintidós años y para explicar el creciente éxito de estos eventos en comparación con el torneo local, puede listarse hasta seis factores evidentes sin mucha duda analítica:

1) Venden un producto deportivamente entendible. Son un solo partido, o a lo sumo cuadrangulares que el aficionado entiende con facilidad. No se lo complica con sistemas de torneo enrevesados ni cálculos matemáticos.

2) Ofrecen un espectáculo complementario al fútbol. Permiten que el aficionado lleve al estadio a la pareja, a los hijos o a los amigos que no necesariamente son muy entendidos sobre el juego, pues existe un atractivo adicional para participar en el evento.

3) Están programados con anticipación y en un mes conveniente. La gente sabe con buen tiempo de antelación dónde y cuándo se juega el partido de presentación; por tanto, tiene capacidad de ahorrar para él, sobre todo cuando solo un mes antes -en diciembre- muchos recibieron una gratificación que los respalda con ese propósito.

Los Torneos de Verano son una tradición en ciudades argentinas que reciben gente de vacaciones, como Mar del Plata. (Foto: Pasión Monumental) 

4) Constituyen un excelente plan veraniego para una ciudad como Lima. En otros países, el verano implica salir de la ciudad; por eso en Argentina, por ejemplo, los torneos de verano se juegan en Mar del Plata o Mendoza, allá donde la gente está vacacionando. En la capital peruana, la playa está al lado de la casa y volver de ella para ir al estadio es factible; y cuando no se va a la playa, salir al estadio de noche es un muy buen plan B familiar en días de calor.

5) Están exentos del riesgo de hechos violentos. Al tratarse en general de partidos en los que se choca contra equipos extranjeros, se reduce al mínimo el riesgo de violencia en el estadio. Se trata de una especie de reunión familiar en torno de los mismos colores.

6) Están respaldados por una corriente de opinión favorable. Nunca se ha leído una columna de opinión en la que se diga a los aficionados que una presentación será algo malo u horrible, como sí -lamentablemente- se escribe en torno del Descentralizado. Por el contrario, al haber tenido semanas previas de ventas bajas por las vacaciones del fútbol, la prensa en general ensalza los partidos de presentación de forma de generar expectativa y por ende réditos para sí.

La quintaesencia y la oportunidad

Ni siquiera el día de la final de 2013 ante Real Garcilaso hubo tanta gente en el Monumental como en la última Noche Crema. (Foto: archivo DeChalaca.com) 

Todo lo citado no es trigonometría china; es casi el ABC que debería envolver a un espectáculo deportivo bien diseñado. Lo irónico del caso es que los propios clubes peruanos, con todas sus limitaciones y taras institucionales, han sido capaces de vender bien ese producto de presentación. ¿Por qué no pueden hacer lo mismo, entonces, para el fútbol oficial que semana a semana los acompaña, no solo para el torneo local sino inclusive para la propia Copa Libertadores?

La respuesta tiene que ver con que la venta del espectáculo, en el fútbol local, tiene muchos factores no controlados exclusivamente por el club organizador. Existe una serie de aspectos dependientes del visitante, y una serie de atribuciones que la ADFP tiene y no tiene la vez. Dicho en términos económicos, existen muchos incentivos perversos, por lo general derivados de la lucha por los puntos que un partido oficial despierta, para que los propios clubes comploten contra su propio interés de vender el espectáculo, en nombre de priorizar el éxito deportivo -por ejemplo, postergar partidos para tener más días de descanso aun cuando eso perturbe al aficionado-.

En esta línea, el principal cambio que el fútbol peruano necesita es uno que DeChalaca reclama hace mucho tiempo: que los clubes dejen de administrar la organización del torneo y esta sea tercerizada a alguna productora o ente constituido con el fin exclusivo de regir el espectáculo. Esta transformación, sin duda, tiene que provenir de la Federación Peruana de Fútbol y sobre la base de un plan de desarrollo de negocio en el que los equipos participantes se limiten a tener el rol de licenciatarios y puedan concentrarse en lo que directamente les compete: prepararse para jugar mejor y ganar en el campo, antes que buscar condiciones para sacar ventajas a partir del entorno.

El público no fue al Monumental a ver jugar a la Católica, como habría ocurrido antaño, sino a participar de la fiesta de su equipo. (Foto: Prensa Universidad Católica) 

Para estos efectos, existen dos factores trascendentes que generan condiciones que antes no existían a fin de emprender la reforma. Uno, la aplicación a partir de 2017 del sistema de licencias, que puede generar una serie de obligaciones a los clubes. Dos, el comentado cambio de patrón en el aliento de la afición limeña, que sin perder ninguna de las características que configura los factores antes comentados, sí está hoy, en el siglo XXI, más interesada en ir a respaldar a su equipo que de ocuparse si el rival de turno será el Santos de Pelé o el Boca de Maradona antes que la Universidad Católica o Palestino.

Entender este fenómeno transformacional es el reto que los -cada vez más- marketeros genuinamente interesados en el fútbol o, mejor aún, futboleros de alma con vocación por el marketing deben emprender para conseguir el pleno desarrollo del producto. Limitarse a celebrar la recaudación de tres partidos veraniegos como hits anuales equivale, en cambio, la actitud típica del marketerito inosportable que no entiende cómo se cobra un offside pero al que las Noches Crema, Blanquiazul o de la Raza Celeste le parecen algo cool.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Fotos y recortes: Prensa Universitario; Prensa Universidad Católica; Pasión Monumental; diarios La Crónica y El Bocón; archivo DeChalaca.com


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