Venezuela y Argentina llegaron con realidades opuestas y, más allá del prometedor arranque llanero, el 2-2 graficó lo que verdaderamente pasó en Mérida: un local que no fue capaz de frenar su ímpetu y una oncena albiceleste que careció de concentración defensiva.

    Kenny Romero | @kenny_romero
    Director Periodístico

Uno era el líder y tenía absolutamente todas las cartas a su favor para mirar al resto por encima del hombro. El otro se jugaba uno de sus últimos recursos para seguir de pie en la Eliminatoria y recortar la diferencia en el sótano de la tabla. Argentina y Venezuela, como en su momento lo mandó la historia, llegaban en extremos opuestos a este lance que se escenificó en Mérida. Desde luego, estaba claro que, en la práctica, la albiceleste debía arrollar a su rival.

Tal premisa, sin embargo, no se condijo en hecho, al menos durante la primera parte del partido. Venezuela, sobre la base de ímpetu y ganas para zafar del campo minado en las Eliminatorias, preparó un accionar ofensivo, además de penetrar -con algunas licencias- la retaguardia argentina. Al parecer, la orden de Rafael Dudamel fue clara y por esa razón hombres como Josef Martínez y Salomón Rondón casi siempre encimaron con resultados positivos en territorio visitante.

No obstante, el jugador más destacado de la noche, Juan Pablo Añor, fue el abanderado de la 'Vinotinto' por la franja derecha, allí por donde más sufrió el plantel de Edgardo Bauza en función defensiva: sus proyecciones no solo causaron zozobra cada vez que incursionó por su sector, sino también porque se encargó de establecer, a los 35', la inesperada ventaja de Venezuela, que parecía jalada de los pelos. David se tumbaba a Goliat.

¿Y Argentina tuvo alguna reacción para revertir esa desventaja? Sí, aunque fue progresiva y sin desechar la "Messidependencia" que se extrañó a horrores por la inflamación de pubis del crack del Barcelona. En esa línea, la recomposición albiceleste se empezó a dar desde que Di María adoptó mayor protagonismo, no sin antes soportar el segundo golpe que tuvo asociación con lo ridículo: el segundo gol venezolano, obra de Josef Martínez a los 53'.

Tras ese episodio Argentina volvió a ser Argentina, aunque a raíz de un gol fortuito de Lucas Pratto que sencillamente cambió el chip del partido e instaló un vértigo que pudo favorecer a cualquiera. Por eso, cuando cayó la igualdad través de Nicolás Otamendi a los 83', el pánico rondó por los dos pórticos y si el 2-2 no se movió fue más por un factor azaroso que por algún tipo de planificación.

Como colofón, el 2-2 terminó por castigar a los dos ya que no cumplieron su cometido: Venezuela sigue refundido en la cola de las Eliminatorias, mientras que Argentina, más allá de respirar relativamente tranquilo en la parte alta de la clasificación, se desprendió del primer lugar y cedió puntos ante un rival al que, en el papel, debió pasar por encima. De esos resultados que, en el global, pueden doler más de la cuenta.

Los goles

Foto: AFP


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La ficha del Venezuela 2 - Argentina 2

 

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