Composición fotográfica: José Salcedo / DeChalaca.comPerú enfrenta a Venezuela en su primer partido en la era Gareca, una buena prueba frente a una selección que dejó de ser la Cenicienta de Sudamérica. Acá, imaginamos cómo el fútbol llanero se habría visto beneficiado si se hubiera cumplido el sueño de Bolívar y la histórica Gran Colombia del siglo XIX hubiera contado con una selección.

La Gran Colombia fue una nación que existió entre 1819 y 1831 y que incluía los territorios de los actuales países de Panamá, Colombia, Venezuela y Ecuador, con pequeñas partes de Perú, Guyana y Brasil. Fue un Estado impulsado por Simón Bolívar en su afán de procurar la unidad sudamericana, y por tanto solo duró doce años, pues no pudo sobrevivir al Libertador.

Curiosamente, si hubo una zona de Sudamérica en la que el fútbol tardó en cuajar más que en ninguna otra fue en los estados que formaron parte de la Gran Colombia, que no obstante lograron reducir esa brecha en la segunda mitad del siglo XX a partir, principalmente, de trabajo metódico y un biotipo que ejerce diferencias respecto de otras zonas del continente. Así, resulta interesante imaginarse cómo habría formado su hipotética selección.

En blanco y negro

Al principio, entre los años cincuenta y sesenta, época en la cual ninguno de los cuatro países integrantes de la Gran Colombia figuraba en el fútbol regional o mundial, conformar una selección competitiva habría sido muy complicado y, seguramente, habría tenido una base en el plantel colombiano que participó en Chile 1962, el cual incluía a jugadores como el portero Efraín ‘Caimán’ Sánchez, los defensas Francisco Zuluaga y Aníbal Alzate, el mediocampista Marcos Coll y los atacantes Delio ‘Maravilla’ Gamboa, Germán Aceros e Ignacio Pérez, entre otros

Marcos Coll, una de las figuras de Colombia en Chile 1962 (Foto: diario ADN de Colombia)

En un equipo así, tal vez habría tenido su lugar el panameño Luis Ernesto Tapia, el tercer máximo goleador de su país. Pero sin duda, la gran figura y potencial goleador habría provenido de Ecuador: Alberto Spencer, quien desde 1960 se volvió ídolo en el poderoso Peñarol de Montevideo. En cambio, es difícil creer que Venezuela hubiera tenido alguna presencia en un once base de la Gran Colombia: quizá Rafael Santana, líder del equipo llanero que participó por primera vez en una Copa América en 1967, habría podido ser recambio en un extremo del ataque.

La época del café

Entre los años setenta y noventa, por la realidad futbolística de las selecciones de Panamá, Ecuador y Venezuela, la Gran Colombia habría contado muy probablemente, con un contingente casi netamente colombiano. La generación liderada primero por Pedro Zape y Willington Ortiz, y después las doradas presencias de René Higuita, Leonel Álvarez, Carlos Valderrama, Freddy Rincón, Adolfo Valencia, Faustino Asprilla y Arnoldo Iguarán (goleador histórico de Colombia) entre otros, habrían dificultado bastante la incursión de algún otro jugador de otro país en el primer equipo.

Así, quizá los únicos con chances de luchar un espacio en ese plantel habrían sido los ecuatorianos Iván Hurtado, Álex Aguinaga -¿se lo podría imaginar jugando junto a Valderrama?- o Luis Capurro, y quizá el panameño Víctor René Mendieta. Del lado venezolano, es difícil creer que el golero César Baena hubiera desplazado a sus coetáneos, y quizá solo la emergencia juvenil de Stalin Rivas hubiera provisto una alternativa como mediapunta.

Históricos como Carlos Valderrama y Álex Aguinaga hubieran estado en un sola selección si seguía existiendo Gran Colombia (Foto: Mas de El Salvador)

Actualidad mixta

En la actualidad, la selección de la Gran Colombia estaría siempre inevitablemente conformada en su mayoría por jugadores del país cafetero, aunque ya con mayores injertos. Posiblemente contaría con David Ospina en el arco; Pablo Armero, Walter Ayoví, Fernando Amorebieta y Gabriel Cichero en una defensa en la que sí habría, ahora, presencia de los otros países que reforzaría la que hoy es la principal carencia de una Colombia en recambio generacional en dicha zona. En el mediocampo, Juan Arango sería un indiscutible creador, acompañado por Juan Guillermo Cuadrado y James Rodríguez por los costados, para armar así una volante de lujo. En ataque, la presencia de Radamel Falcao García estaría garantizada, junto con el siempre peligroso Felipe Caicedo y Teófilo Gutiérrez.

En la banca, el recambio de Ospina sería probablemente otro colombiano: Camilo Vargas. En la defensa esperarían su oportunidad Frickson Erazo, Oswaldo Vizcarrondo, Éder Álvarez Balanta y el panameño Harold Cummings, ex Juan Aurich. Los volantes de recambio incluirían a Tomás Rincón, Fredy Guarín, César ‘Maestrico’ González, Luis Antonio Valencia y Jefferson Montero, mientras que en ataque estarían disponibles Jackson Martínez, Jaime Ayoví, Adrián Ramos y los dos jugadores históricos del fútbol panameño: Blas Pérez y Luis Tejada.

Beneficio llanero

Como se puede notar, la selección venezolana se habría visto bastante beneficiada por una unión de la Gran Colombia el siglo pasado, ya que durante esos años no produjo jugadores de nivel mundial. Así, podría haber podido participar y ser protagonista de algunos torneos continentales o mundiales, en especial gracias al aporte de su gran rival: Colombia.

Los atacantes panameños Luis Tejada y Blas Pérez conformarían parte de la ofensiva de Gran Colombia (Foto: diario Al Día de Costa Rica)

Ya en este milenio, se observa que esta selección tendría una importante proporción de venezolanos, a pesar del acostumbrado dominio colombiano. Así, se asume que Venezuela se vería repotenciada en las áreas en las que suele carecer de armas, como el ataque o la volante por las bandas. Por lo tanto, como parte de la Gran Colombia, de seguro muchos jugadores brillantes como Juan Arango sí habrían podido figurar en un Mundial y hasta levantar la Copa América en algún momento, casi como corolario de un dorado sueño bolivariano. 

Composición fotográfica: José Salcedo / DeChalaca.com

Fotos: diario ADN de Colombia, Mas de El Salvador, diario Al Día de Costa Rica


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