Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.comSe cumplieron cien años del asesinato del archiduque Francisco Fernando y el posterior inicio de la Primera Guerra Mundial. Aquella aniquilación ocurrió en el Imperio austrohúngaro, un estado europeo que, de seguir vigente, sería potencia futbolística. Imagíneselo: ¿habría llegado lejos en Brasil 2014?

 

El último 28 de junio se conmemoraron cien años de un momento que marcó historia a nivel mundial: el asesinato de Francisco Fernando, quien era el archiduque de Austria y heredero del trono austrohúngaro, y cuya muerte (1914) fue la que dio origen a la declaración de guerra de Austria contra Serbia, la cual desencadenó en la Primera Guerra Mundial que arrancó días más tarde. Pues bien, aquella circunstancia se produjo en el Imperio austrohúngaro, un estado de la zona oriental europea que vio la luz en 1867 tras un acuerdo que le otorgaba autonomía al Reino de Hungría dentro del Imperio austriaco y que estuvo conformado por siete países: Austria, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia y Bosnia y Herzegovina, además de algunas regiones de Serbia, Montenegro, Italia, Transilvania, Rumania, Polonia y Ucrania.

Este imperio, que en sus 42 años de existencia estuvo gobernado por el emperador Francisco José I (1867-1916) y Carlos I (1916-1919), y que quedó disuelto en 1919 tras el tratado de Saint-Germain y Trianon, de solo ver su conformación geográfica y trasladándolo al ámbito futbolístico, pudo haber mezclado a una poderosa selección en diversas épocas, por lo que tranquilamente habría alcanzado la gloria y quebrado algunos hitos inalcanzables para combinados como el de Austria y Hungría, los que acaso tuvieron una mejor participación a lo largo de las décadas.

Toca, pues, reabrir los archivos, dar rienda a la imaginación, jugar con probables conformaciones de diversas épocas que habría arrojado futbolísticamente este Imperio austrohúngaro y hacerse la pregunta de rigor: ¿esta selección habría dado la talla en la actualidad y, para ir a tono con el mundial Brasil 2014, habría estado en condiciones de superar la barrera de los cuartos de final?

Treintena dorada

Matthias Sindelar llegó a enfrentar a la selección de Hungría defendiendo a Austria en el Mundial de 1934 (Foto: Facebook)Desde luego, valga la curiosidad, es necesario hacer la aclaración que el Imperio austrohúngaro, como tal, tuvo participación futbolística, pero sus selecciones iban por regiones, al mejor estilo del Reino Unido. Por ende, así como había un combinado austriaco o húngaro, también existían otras menos trascendentes como la de Bohemia, que incluso pudo participar en los Juegos Olímpicos de 1908 pero se retiró y, más adelante, terminó de disolverse tras la Primera Guerra Mundial. Se puede decir, entonces, que siempre existió una rivalidad entre Austria y Hungría; de hecho, el primer partido entre ambos en 1902 significó el primero jugado por dos equipos europeos no británicos. Y cómo es sabido, la selección austriaca tuvo su momento más encumbrado en la década de los treinta. ¿Cómo pudo haber sido su conformación de no disolverse el Imperio austrohúngaro?

El pico de aquella Austria fue el mundial de Italia 1934. Con Hugo Meisl como entrenador, esta selección supo llegar hasta las semifinales del torneo, pero fue eliminado por Italia en medio de la polémica. Su base estuvo conformada por Peter Platzer, Franz Cizar, Hans Urbanek, Josef Smistik, Toni Shall y el gran Matthias Sindelar. Con el aporte de dos goleadores de kilates, como el del húngaro György Sárosi y el checoslovaco Antonin Puc, posiblemente sí habría estado en condiciones de vulnerar las pretenciones del dictador italiano Benito Mussolini y obtener el apogeo absoluto a nivel mundial como Imperio austrohúngaro. Para ello basta recordar que Austria, en cuartos de final, eliminó a Hungría, y que Checoslovaquia, otro de los integrantes de este estado (como República Checa y Eslovaquia), fue el subcampeón del torneo.

Ferenc Puskás ante Djalma Santos en 'La batalla de Berna' por los cuartos de final del Mundial de 1954 cuando Hungría eliminó a Brasil (Foto: Imago)No habría que olvidar también que un eventual seleccionado del Imperio austrohúngaro, como tal, pudo haber hecho una extraordinaria campaña en los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936 (¿Perú habría estado en condiciones de ganarle en cuartos de final?¿nos habríamos olvidado de todos los mitos y leyendas que se tejieron tras su anulación?).

Puskás, Kocsis y otros pocos

En la década del cincuenta, todo el apogeo futbolístico de la zona que conformó el Imperio austrohúngaro le correspondió a Hungría y, sin duda, su hito fue el mundial de Suiza 1954, en el que perdieron increíblemente la final ante Alemania Federal. Aquella selección conocida como los 'Magiares Mágicos', que era dirigida por Gusztav Sebes, tenía una estructura extraordinaria: Gyula Grosics en el arco, Gyula Lorant en la defensa, József Zakariás en el mediocampo y la serie de atacantes de oro conformado por Ferenc Puskás, Sandor Kocsis y Zoltán Czibor. Aquella selección, de ser parte de un eventual combinado austrohungaro, pudo haber estado potenciada por hombres como el defensor Ernst Happel, el volante Karl Koller y los atacantes Erich Probst y Theodor Wagner, todos austriacos, y es posible que difícilmente se haya dejado remontar por aquella selección germana en la final en Berna.

Antonín Panenka en su momento cumbre, superando de penal a Sepp Maier en la final de la Eurocopa de 1976 (Foto: elfutbloglin.com)¿Y en los los años posteriores? El protagonismo de esta agrupación de estados que habrían conformado el Imperio austrohúngaro lo hubiesen tenido en Chile 1962: allí, el gran abanderado fue Checoslovaquia, con algunos estandartes que integraron aquella selección como Ladislav Novak, Josef Masopust, Adolf Sherer y Josef Jelinek. A ellos se les habrían integrado dos jugadores que actuaron por Yugoslavia pero que podrían haber militado en una selección austrohúngara al ser croatas de nacimiento: Peter Radakovic y Vlatko Marković. ¿Le ganaban a Brasil en la final? No se sabe, pero al menos -seguro- le habría dado más pelea.

Checa esto

El momento de oro de la selección austrohúngara a fines de los setenta e inicios de los ochenta, sin duda, habría estado fortalecida por el grandioso nivel de dos selecciones: la de Checoslovaquia, que venía precedida de ganar la Eurocopa de 1976, y la de Polonia, que tuvo a su generación dorada (que no pudo ganar nada) justamente por esa época.

A ver: toca hacer un listado totalmente arrollador. A los nombres de Ivo Viktor, Karol Dobiaš, Jozef Čapkovič, Anton Ondruš, Jozef Móder, Zdeněk Nehoda, Marián Masný y el notable Antonín Panenka, todos integrantes de la Checoslovaquia campeona en la Euro 1986, se les podría agregar a jugadores como Jan Tomaszewski, Antoni Szymanowski, Henryk Kasperczak, Wladyslaw Zmuda, Grzegorz Lato, Zbigniew Boniek y Włodzimierz Smolarek. Un equipazo. Hasta podría dar lugar a más nombres, como el de los austriacos Heribert Weber, Herbert Prohaska y Kurt Jara o los húngaros Sandor Pinter o Andras Töröcsik. Con toda esta gente, ¿alguien duda del protagonismo excluyente de una selección austrohúngara en Alemania 1974, Argentina 1978 o España 1982? Posiblemente, al menos en alguna de esas justas, habría tocado la gloria.

Noventa, nuevo milenio y monarquía pura

En 1998, Davor Suker llegó a lo más alto con la selección de Croacia al ocupar el tercer puesto del Mundial, además de ser el goleador del certamen (Foto: AFP)En las últimas décadas, el aporte para el mundo del fútbol de una selección austrohúngara debería haber sido determinante. Por ejemplo, en el arranque de los noventa, ¿quién no habría querido apreciar a una dupla de atacantes conformada por Anton Polster o Tomáš Skuhravý? Mejor aún, seguramente, habría sido tener a la base de la Croacia que quedó tercera en Francia 1998, con jugadores de la talla de Drazen Ladic, Igor Stimac, Slaven Bilic, Igor Tudor, Dario Simic, Robert Prosineki, Zvonimir Boban, Robert Jarni, Davor Suker y Goran Vlaovivic junto a otros como los checos Karel Poborský, Pavel Nedved y Patrik Berger, el esloveno Zlatko Zahovič, el austriaco Andreas Herzog, el bosnio Hasan Salihamidžić y, años más tarde, al desaparecido atacante húngaro Milos Fehér.

En tiempos más recientes, habrían desfilado otros nombres importantes por el imaginario combinado del Imperio austrohúngaro, con una selección compuesta por los polacos Euzebiusz Smolarek y Jakub Błaszczykowski junto a los checos Petr Cech, Marek Jankulosvski, Tomáš Rosický, Milan Baros y Jan Koller, mientras que en la actualidad es posible que la base haya sido la selección de Croacia que acaba de jugar en Brasil 2014, con Stipe Pletikosa, Vedran Ćorluka, Darijo Srna, Ivan Perišić, Ivan Rakitić, Luka Modrić, Ivica Olić y Mario Mandžukić. Junto a ellos se podrían acoplado los bosnios Emir Spahić, Miralem Pjanić, Zvjezdan Misimović, Senad Lulić, Vedad Ibišević y Edin Džeko, los polacos Wojciech Szczęsny, Łukasz Piszczek y Robert Lewandowski, los austriacos Christian Fuchs, David Alaba y Martin Harnik, los húngaros Zoltán Stieber y Ádám Szalai y el eslovaco Tomáš Hubočan. ¿Le habría bastado para ser un protagonista excluyente en el Mundial, para dificilmente caer a manos de México y para acaso encontrarse en este momento disputando las llaves de cuartos de final? Usted tiene la respuesta.

Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Fotos: Facebook, Imago, elfutbloglin.com, AFP

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