Foto: AFPSe acaba la saga de minutos mundialistas con el gol más rápido en toda la historia de los Mundiales: el de Hakan Sukur a Corea del Sur en el partido por el tercer puesto en 2002. En un partido vibrante, el gol del turco valió para que los europeos se queden con la medalla de bronce, su mejor presentación.

 

Once segundos. Pocas cosas se pueden conseguir en once segundos. Definitivamente no es mucho tiempo. Probablemente, estimado lector, a usted le tomó más de once segundos leer la bajada de este artículo, hacer click para ingresar y llegar a leer estas líneas. En once segundos de partido hay hinchas que recién están encontrando sus asientos, periodistas que están terminando de apuntar las alineaciones y jugadores sin una gota de sudor en el cuerpo. Usain Bolt, el atleta que no se cansa de romper récords, ha sido capaz de recorrer 100 metros planos en 9 segundos y 58 centésimas. Hakan Sukur se demoró un segundo más y 42 centésimas en anotar el gol más rápido de los Mundiales.

 


 

Al partido por el tercer y cuarto puesto en Corea-Japón 2002 habían llegado dos equipos que nadie tenía en las papeletas para pelear un lugar en el podio. La inmensa Turquía había llegado a la semifinal tras dejar en el camino a Japón y Senegal, pero perdió con Brasil tras un gol de Ronaldo en homenaje a Romario. Corea del Sur, por su parte, había aparecido en instancias tan avanzadas con muchísima polémica. Los arbitrajes ante Italia y España fueron cuestionadísimos y ante Alemania el mundo futbolístico suspiró con alivio al ver como los tratos bajo la mesa parecían haber parado. Los hinchas del fútbol se sentían traicionados al estar seguros de estar frente a un robo clamoroso. No había simpatía por el equipo local. Necesitaban que sufra.

Motivados por ese aliciente de tener a casi todo el planeta apoyando su causa, Hakan Sukur e Ilhan Mansiz salieron disparados como misiles hacia el área coreana Saad Mane dio el pitazo inicial. Los locales, sin advertir el hambre de sus rivales, jugaron la pelota hacia atrás con la habitual de esos primeros segundos. El balón llegó a los pies del capitán Myung Bo Hong que la recibió incómodo, de espaldas a sus rivales. Cuando se quiso voltear, ya estaba encimado. Mansiz le peleó la pelota y la punteó hacia Sukur. El capitán turco no dudó mucho y la colocó de izquierda al palo derecho. Once segundos. El gol más rápido. La venganza del mundo tomaba forma.

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Foto: AFP

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