San Martín: El placer de equivocarse
Cuando era estudiante de la Universidad de San Martín de Porres, allá por 1995, jamás imaginé que mi alma máter iba a invertir en un equipo en el fútbol profesional. Cuando trabajaba en otro portal de Internet jamás imaginé que, allá por 2001, un personaje anónimo que daba la vuelta olímpica en el Cusco con Alianza Lima iba a ser bicampeón nacional con el cuadro santo siete años después.
Han pasado cinco años desde que el Deportivo San Martín apareció, sorpresivamente, en la Primera División luego de absorber al Sport Coospol. Y la verdad es que después de dos títulos nacionales consecutivos, esto es merecido premio para una institución que se hizo conocida por la educación que impartía en sus aulas y acabó ganando fama en una cancha de fútbol.
Han pasado catorce años desde que pensé, equivocadamente, que la USMP nunca iba a apostar por un equipo profesional en el fútbol peruano, algo que sólo había visto con éxito en México con Los Pumas y Los Tecos. Y siete desde que vi a Víctor Hugo Rivera Coronado celebrando su primer título nacional como asistente del español Bernabé Herráez en el cuadro blanquiazul.
A la Universidad San Martín le tengo más respeto desde que apostó por el fútbol y por el 'Chino' Rivera, un profesional formado en todos los niveles que existen en este deporte en el Perú. Jamás fue futbolista profesional, pero se dio el lujo de ganar tres títulos en ocho años, algo inesperado y sorpresivo para un entrenador que tuvo que sacrificarse al máximo para ostentar el sitio que ocupa actualmente.
A la Universidad San Martín voy a tenerle aun más respeto si mantiene esa política deportiva que la ha llevado a opacar a los tres clubes más grandes del fútbol local. Intuyo que el cuadro santo solo tiene un hincha acérrimo (la famosa 'Muela'), pero, si las celebraciones siguen llegando, la cantidad de seguidores va a seguir incrementándose. No sé si pelearán alguna vez con las de Alianza Lima o Universitario, pero sí estarán allí, presentes en las estadísticas.
Francamente veo a la Universidad San Martín multicampeón, porque los otros grandes están llenos de personas que se manejan como hinchas antes que como dirigentes. Y es que el cuadro santo tiene a un grupo de personas que maneja el club como una empresa antes que como un club de fútbol. Me da la impresión de que San Martín ya no va a tener que alquilar canchas en Lima para jugar de local, sino que va a construir una tribuna más en el Complejo de Santa Anita para que el equipo profesional se sienta, literalmente, en casa, apoyado por su emergente afición.
Y presiento que ya no va a haber jugadores que son hinchas de otros clubes en San Martín. Creo posible que los chicos de la incipiente cantera pueden identificarse plenamente con el club que los ha formado como futbolistas y decir, sin temor a sentirse solitarios o aislados, que son fanáticos de los santos, porque ser jugador blanco es un sentimiento con el que se puede nacer. Esto, por supuesto, solo lo determinarán el tiempo y los títulos, esos que ahora parecen bienvenidos en el Rectorado, donde jamás pensaron, como yo en 1995, que la Universidad iba a tener un equipo de fútbol y que iba a ser campeón dos veces seguidas en un lustro. Y es que, al igual yo, estaban profundamente equivocados.
Foto: diariosdefutbol.com
escrito por ADAMO , January 15, 2009
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