Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.comDespués de trece años, Miguel Company vuelve a dirigir en una Copa Libertadores. Lo hace frente a Arsenal de Sarandí, el club de los Grondona, un apellido que remite a una bronca en la eliminación copera del Universitario 1999 que él dirigía.

 

Era, contradictoriamente, un jueves santo. La noche del 1 de abril de 1999, Universitario de Deportes retornaba a Lima tras haber sacado un empate (0-0) ante Juan Aurich en Chiclayo. Como era costumbre, la mayoría del plantel enrumbó en el bus hacia el Lolo Fernández para recoger sus automóviles, pero Oscar Ibáñez y Gustavo Grondona, que se movilizaban en taxi, partieron directamente a sus casas. A mitad de camino entre el aeropuerto y el estadio de Breña, el técnico Miguel Company modificó una orden inicial -darle descanso al plantel y reiniciar los entrenamientos en la mañana siguiente- y decidió que el grupo concentrara en el club.

Perdió la silla y el asiento

Envueltos en un problema que no se buscaron, Oscar Ibáñez y Gustavo Grondona salieron adelante por la unión del equipo (Recorte: Revista Once)En aquel tiempo, la revista Once refirió minuciosamente el incidente. Según su versión, una vez instalado todo el plantel en el comedor del Lolo, Company se percató de que Ibáñez y Grondona (quienes no estaban al tanto de su decisión de última hora) estaban ausentes y estalló en furia, profiriendo insultos al aire y rompiendo una silla. Ambos jugadores fueron telefoneados de emergencia y regresaron a la concentración casi a la medianoche. Al ser informado por sus compañeros sobre el comportamiento del técnico, Grondona se acercó a Company para defenderse (“Usted tomó la decisión sobre la marcha, cuando ya nos habíamos ido”) y le increpó las groserías. Company habría negado los insultos.

Pasó una semana y, cuando el incidente comenzó a circular en los medios, el ‘Pelado’ le exigió al entrenador que aclarara los hechos, pues él estaba quedando como un indisciplinado. Company se negó y la charla, según la propia Once, habría subido de tono. Era el lunes de la semana más decisiva de ese año para la ‘U’: dos días después, iba a recibir a Vélez Sarsfield en el estadio Nacional, en el encuentro de ida por los octavos de final de la Libertadores. La bronca no pudo llegar en un momento más inoportuno.

Esto fue lo que ‘pachó’

Suplente un día, titular al otro. Para Juan Carlos 'Pachito' Guzmán el ganarse un lugar en el once crema le llegó de la manera menos esperada (Recorte: Revista Once)El martes 13 de abril, víspera del partido, los entrenamientos matutinos dejaron boquiabiertos a los periodistas. Sobre el gramado, junto a los otros diez titulares, estaba Juan ‘Pachito’ Guzmán, de escasa continuidad durante ese año. Al otro lado del campo, con el chaleco de los suplentes, llegaba a notarse la calva de Gustavo Grondona. El argentino reunió a sus compañeros en el camarín, les deseó buena suerte y anunció que se retiraba de la concentración indignado con la decisión de Company. Ante la prensa, el técnico se defendió indicando que necesitaba para el partido un jugador como Guzmán, que diera pases largos, pues Paolo Maldonado le bastaba como ficha desequilibrante; en suma, señaló que el extraño cambio obedecía a razones tácticas. El resultado fue previsible: la ‘U’ no pasó de un discreto 0-0 ante Vélez en Lima, con flojísima actuación de Guzmán.

Todo queda en familia

Lo aplastante del marcador con que Vélez Sarsfield eliminó a Universitario de la Libertadores fue imposible de disimular para el entonces técnico merengue (Recorte: Revista Once)Se venía la vuelta en Liniers y la dirigencia crema buscó conciliar. Alfredo González, contra la costumbre, quiso recurrir al arte de la diplomacia: no quería perjudicar su relación con la familia Grondona: el presidente de Independiente, Humberto Grondona, le había cedido sus instalaciones para entrenar y además ya se estaba negociando el pase de Luis Guadalupe al cuadro rojo. Recuérdese que González, incluso, trajo poco después a Humberto Grondona Jr. como jefe de la unidad técnica del club. Como perla de esa época, la comitiva que viajó esa vez a Buenos Aires estuvo integrada por doce dirigentes.

Pero Company no dio su brazo a torcer, aunque aceptó que el ‘Pelado’ viajara (más que nada, para cuidar las apariencias ante la familia). Guzmán arrancó de nuevo, lo hizo mal y el desorden táctico crema hizo el resto: Vélez propinó un humillante 4-0 que quedó corto. La ‘U’ quedó fuera de la Libertadores.

Con otro cartel

El domingo de esa semana, parecía que la cabeza de Company estaba condenada a rodar. Pero los jugadores cremas, pese a estar ya irreversiblemente enfrentados con el técnico, se reivindicaron y golearon 4-0 a Sport Boys (ver video). Grondona arrancó y lo hizo bien. Cuando el encuentro ya estaba consumado, el árbitro Miguel Vega cobró un penal a favor de los cremas. La hinchada de la ‘U’ (que esa tarde llevó pancartas con la inscripción “Fuera Company”) coreó el nombre de Grondona, pero el argentino optó por no ejecutarlo: “Hay una orden que dice que si Edú (Esidio) está en la cancha, él patea, y las órdenes están para cumplirse”. Esidio falló el penal y el marcador no pudo subir a cinco.

 

Cuatro días después, el jueves 29 de abril, llegó el gol del desagravio: a poco del final, Gustavo Grondona anotó un tanto clave, que le dio un empate (1-1) a la ‘U’ contra Sporting Cristal, que impidió que los celestes se despuntaran. El resto de la historia es conocida: los cremas se consagraron campeones del Apertura, pese al permanente clima de conflicto alrededor de la institución.

¿Hará su agosto?

La tensa situación en Universitario se reflejó en las tribunas con los hinchas exigiendo la salida de Miguel Company (Recorte: Revista Don Balón Perú)A Company, el hecho le pasó factura meses después, en agosto: si bien los resultados del segundo semestre no fueron buenos y su relación con el plantel era pésima (motivos suficientes para que cualquier técnico pierda el cargo), no es exagerado pensar que el tema Grondona aportó una pequeña cuota a su destitución.
Ahora, trece años después, mucho más sereno que en el pasado (al menos, esta es la impresión que deja), Miguel Company vuelve a dirigir una Copa Libertadores y el destino lo topa con Arsenal de Sarandí, el club de los Grondona. Si lo toma o no como revancha personal, es un tema que solo le compete a él. Por el bien de Huancayo y del fútbol peruano, esperemos que esta vez los gritos de Company sean solo de alegría.

Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Recortes: Revista Once, Revista Don Balón Perú

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