Foto: EMPICS

España coronó 19 días de gran fútbol con una performance final digna de platería. Con sus once jugadores enchufados y muy por encima de sus contendores alemanes, tanto física como futbolísticamente, la ‘Furia’ le dijo adiós al pesado fantasma del fracaso en competiciones importantes. El 1-0 sentenciado por el ‘Niño’ Torres abre un capítulo trascendente para el fútbol español.

La ficha del partido

¿Cuántas finales de Euro se han definido por la mínima diferencia?

Fotos: EMPICS

El 29 de junio de 2008 quedará marcado en los calendarios ibéricos por ser el día en que la cuenta continental europea de la selección española dejó de escribirse con tinta roja. De los pasivos de la historia futbolística ibérica solo quedará marcado el hito de hoy, matizado por la genialidad de todos los jugadores que aportaron la cuota mágica que el cuadro de Aragonés necesitaba.

Ramos se anticipa a Schweinsteiger. El lateral del Madrid coronó con buena actuación su magnífica Euro (Foto: EMPICS)Fernando Torres la tuvo clara: le ganó el mano a mano a Lahm como quien persigue el sueño de olvidar la pesadilla. Como quien sabe que para sortear los obstáculos que impone la historia futbolística, hay que picar el balón con elegancia sobre Lehmann. Golazo y sentencia definitiva.

 
CUENTAS POR COBRAR

A Alemania, la Euro le pasó factura en el momento menos indicado y terminó por sepultar a un cuadro que llegaba con menos credenciales que el español, pero que por bagaje futbolístico tenía con qué tentar la gloria. Hoy no aparecieron ni Ballack ni Klose en su mejor dimensión, y Schweinsteiger y Podolski chocaron constantemente contra un muro defensivo prolijo liderado por Puyol y Marchena.

A Lehmann le quedó poco más que volar y recriminar frecuentemente a sus defensas (Foto: EMPICS)A los de Joachim Low les faltó esa cuota de ambición que al mismísimo Ballack le ha negado cuatro finales de torneos importantes. Aquellos destellos extraordinarios -más por rareza que por calidad- de fútbol vertical en Alemania se difuminaron en noventa minutos a ritmo de flamenco.

La propuesta ofensiva de España, condicionada por la ausencia del virtuoso David Villa, no dejó de ser vistosa y peligrosa. Con cuatro volantes en ofensiva, Aragonés mandó al campo un equipo hecho a la medida de la tribuna y el hincha televisivo, sin escatimar y lista para matar. Como en el Liverpool, Torres jugó sólo en punta, aunque siempre tuvo en Silva e Iniesta a copias españolizadas de Kuyt y Babel. El mediocampo ibérico fue fundamental para controlar el encuentro, con un Marcos Senna presto para desaduanar cada pelota disputada en ese sector del campo. El todoterreno del Villareal fue, sin duda, de lo más destacado del partido.

 
Luis Aragonés: el abuelo de la criatura (Foto: EMPICS)CERO AIRE, CERO IDEAS

Alemania pareció salir cansada al verde del Ernst-Happel de Viena, y fue esa falta de aire la que le jugó en contra, en especial durante la segunda mitad del cotejo. En la complementaria, los teutones entendieron la necesidad de recambios en ataque, pero la intrascendencia de Kuranyi y la inexperiencia de Mario Gomez en partidos de este voltaje terminaron por mermar la generación de jugadas de gol claras.

Así, el cuadro blanco lució vehemente -en vez de limpiamente agresivo-, nervioso y falto de decisión. Por su parte, España aprovechó al Ballack anonadado y al inexperto Hitzlsperger para ir invadiendo terreno alemán sin descuidar la retaguardia. Así, llegaron más opciones claras de gol para la ‘Furia’, volcada en campo contrario, tocando en primera e hilvanando fútbol del más alto calibre frente a Lehmann, quien solo atinó a recriminar la pasividad de su última línea.

 
La postal del éxito color rojo (Foto: EMPICS)UNA NUEVA HISTORIA

Valgan verdades, el marcador final quedó corto para un encuentro en el cual España se olvidó de ser “campeón de los amistosos” y jugó todo lo que debía y debería haber jugado desde hace ya varios años. Regalando entrega, garra y fútbol delicioso en los botines de once toreros, sacó, por fin, chapa de grande a nivel europeo. Resta tan solo demostrar que la Euro es tan solo el génesis de una nueva España, una en donde la calidad futbolística de sus jugadores traduzca fútbol fino en estanterías llenas.

En Viena, los de Aragonés terminaron de escribir un nuevo capítulo del presente futbolístico de la península. Diecinueve días antes, se propusieron olvidar el pasado. Hoy, con absoluta justicia, han pintado un futuro más que prometedor.

 
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