Foto: conti-online.comFranz Beckenbauer es, sin duda, el hombre que mayor huella ha dejado en la historia del fútbol alemán. Y como zaguero, fue el ejemplo perfecto de cómo volcarse al ataque. En 1970, combinó esa habilidad con el espíritu guerrero teutón para iniciar la remontada alemana ante Inglaterra.

 

Beckenbauer fue el maestro por excelencia en la zaga central. Jugando como líbero, organizaba el juego defensivo y se aventaba al ataque cuando el partido lo permitía, ya que tenía una clara tendencia ofensiva, totalmente extraña para un defensor en esa época. Un adelantado, en todo sentido del término.

Por ello, en su estreno mundialista, en Inglaterra 1966, hizo cuatro goles y fue el segundo máximo goleador de su equipo, subcampeón a manos de los locales. Para México 1970, redujo la cuota y anotó solamente un gol: pero vaya qué gol. Uno que fue fundamental para que su escuadra se cobrara revancha ante Inglaterra en León, por los cuartos de final.

Minuto 69

El 15 de junio de 1970, en el estadio Guanajato, el 'Kaiser' se sacó la espina clavada, y posiblemente nadie habría apostado por ello en el propio estadio. En el primer tiempo, arrasó Inglaterra, que sacó ventaja con el gol de Alan Mullery, y Martin Peters puso el segundo apenas volviendo de vestuarios. Un 0-2 claro y aparentemente contundente.

Pero jamás, jamás se puede dar por muerto a un alemán. Menos a un tipo como Beckenbauer, que a los 69' se desprendió de la defensa e hizo la diagonal de cara al arco para mandar un derechazo, raso y a la barrida, que no pudo detener el portero Bonetti. Ese fue el comiezo de la impresionante remontada alemana, consolidada por los goles de Seeler y Müller, este último ya en la prórroga. Una venganza redonda.

Beckenbauer prolongaría la leyenda en semifinales con el partidazo ante Italia -elegido por World Soccer como el mejor encuentro de fútbol jugado a lo largo de toda la historia, en términos generales-, en el cual actuó con el brazo vendado buena parte del cotejo. La fortuna de la Copa le sonreiría solo cuatro años luego, pero él no necesitaba ya mayor presentación,  103 partidos internacionales, con 50 capitanías y 14 tantos anotados, lo acreditaron años más tarde para que sea el gran abanderado de Alemania como técnico y dirigente. Un triunfador absoluto. Y que también les ganó a los ingleses.

Foto: conti-online.com

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