Juan Reynoso: Verano del '93
Lima, martes 19 de enero de 1993. Día cualquiera de un caluroso verano en el que Lima vivía solo inquieta por los últimos coches bomba que podían presentarse en una época en que al terrorismo se le estaba comenzando a ganar la batalla. Día de un remezón periodístico.
Por entonces, la vida era muy distinta y no había Internet para que algún portal anunciara la 'pepa' del día. Las primicias se conocían, a lo sumo, por la radio, que tampoco tenía alguna señal dedicada las 24 horas al deporte. El Veco, en su programa de las 14:00 en Antena Uno (hoy CPN) confirmó la bomba: Juan Reynoso, 23 años, capitán de Alianza Lima y único sobreviviente en filas íntimas del plantel que solo cinco años antes había partido a la eternidad en Ventanilla, había cambiado de camiseta. Y de modo totalmente atípico, se había ido al rival de siempre: Universitario de Deportes.
Los diarios del miércoles trajeron la lapidaria frase de Reynoso que desnudó, sin correcciones políticas de por medio, el porqué de su decisión: "Tengo familia y quiero asegurar mi futuro. No me gustaría más adelante, cuando deje el fútbol, tener que hacer taxi para mantenerme", le dijo a El Comercio. Franco y contundente. Aunque no tanto como sus contratantes: Jorge Nicolini estuvo cerca de negarse a darle visto bueno al fichaje, para evitar pelearse con su amigo 'Beco' Espantoso, presidente aliancista. De hecho, como ha narrado recientemente Daniel Peredo en una de sus imperdibles anécdotas, fue el propio Reynoso el que presionó para que se concretara un pase que estuvo a punto de caerse.
Es muy aventurado, 17 años después, concluir si hoy Juan Reynoso sería uno más de los tantos taxistas que pululan por Lima de no haberse producido su mudanza al bando de enfrente. Sí cabe, en cambio, imaginar cómo habrían podido cambiar las cosas para el 'Cabezón', para los 'compadres' y para el fútbol peruano en general si la transferencia que marcó un antes y un después en la historia del mercado de pases local no se hubiera dado.
Respecto de lo futbolístico
A inicios de 1993, Juan Reynoso era considerado el mejor defensa peruano casi por unanimidad. No obstante, en la última temporada en Alianza había jugado más como volante central junto a 'Vitito' Reyes y alternando con el 'Churre' Hinostroza, esto sobre todo porque Wilmar Valencia, el otro gran caudillo del vestuario íntimo, ya tenía algunos calendarios encima y ello lo obligaba a jugar de zaguero junto al emergente Frank Ruiz, quien había hecho un interesante año tras haber llegado a Matute procedente de Unión Huaral.
Universitario, en tanto, buscó a Reynoso para reforzar una zaga a la que ya había sumado un nombre de peso con la incorporación de Marcelo Asteggiano. Iván Brzic, el técnico merengue, tenía además en esa zona como opciones a Alfonso Dulanto, quien ya se había revelado como una opción dúctil para cualquier posición en la línea de fondo, y César Charún. Además, estaban el 'Puma' Carranza y -lesionado- Álvaro Barco, quienes pese a acomodarse mejor de volantes, habían formado la zaga en buena parte de la campaña del título de 1992.
Si Reynoso se hubiera quedado en Matute, lo más probable habría sido que los cremas intentaran arreglárselas con lo que tenían para la zona de fondo, ya que los esfuerzos estaban más concentrados en reforzar al equipo de mitad de cancha hacia delante, ante la partida del chileno Letelier. Así, quizá Dulanto, un jugador que asomó como gran promesa por entonces -recordar que llegó a irse al Mérida español dos años luego- habría quizá acelerado su explosión, puesto que de todas las opciones citadas era el que tenía mejor juego con los pies, como Reynoso. Pero ciertamente, el Universitario del bicampeonato habría perdido mucha solidez, puesto que en el medio no había más jugadores de ese corte y a que era improbable que habiéndose ya fichado a Asteggiano se incorporara a otro back extranjero.
Pero posiblemente, los mayores efectos futbolísticos habrían estado en Alianza. En un plantel austero por la crisis económica que azotaba Matute, Reynoso habría sido un indiscutido líder, y acaso estandarte de la generación de nuevos 'potrillos' que ese año brilló en Matute. Y además, es posible que según su ubicación en el campo, hubiera frenado el crecimiento de alguno de los dos grandes líderes de vestuario que Matute ha tenido en las últimas décadas: José Soto y Juan Jayo. Cabe recordar que el primero había llegado de Municipal unas semanas antes de confirmarse la partida de Reynoso, y fue visto como el reemplazante natural del 'Cabezón'; de hecho, ocupó inicialmente su puesto en la volante, y luego, cuando Wilmar Valencia dejó de jugar, retrocedió a la zaga para conformar su recordada dupla con Frank Ruiz. Y en caso de que las buenas condiciones de Soto lo hubieran impulsado de todos modos a un sitio entre los once, lo más probable es que el sacrificado hubiera sido Jayo, el que tenía las condiciones de juego más parecidas a Reynoso -'Kanko' Rodríguez, recuperado de Alianza Atlético, hacía las labores netas de destrucción-.
Así, el futuro inmediato de un campeonato que a la postre acabó siendo disputado por íntimos y cremas se habría trastocado. Es imposible saber si el final habría sido infeliz como lo fue para los íntimos, que sumaron 15 años sin títulos. Pero sí pueden recordarse dos cosas: primero, que si Alianza sufrió en el tramo final de ese campeonato fue por falta de bagaje defensivo, del peso que podría haberle dado un Reynoso. Y segundo, que si Alianza logró ese 1993 luchar el título con un equipo que en verano pintaba para pelear la baja fue, en buena medida, por el envión anímico que un duro golpe como la partida de su capitán supuso al interior de toda la familia blanquiazul. Suponga usted qué habría pesado más.
Respecto del mercado
Está dicho que la transferencia de Reynoso alteró el mercado. No tanto por lo económico, puesto que en ese mismo verano el pase de Marquinho a Cristal (180 mil dólares), concretado unos días antes, la superó con claridad: los reportes de la década hablan de 150 mil dólares pagados por Reynoso por parte de Universitario, contra 100 mil ofrecidos por Alianza. Más bien, su principal efecto fue respecto de las fronteras que se podían trasponer en el mercado de pases local.
Hasta 1993, no era visto como "normal" que un jugador de uno de los 'compadres' pudiera ser transferido al archirrival. En realidad, quizá ahora tampoco lo sea del todo; pero sí se da. En la historia, había habido ya varios jugadores que militaran en los dos equipos, pero casi nunca se había producido una transferencia directa entre ambos clubes -el caso del 'Doctor' Alberto Soria en 1933 era lo más cercano- y mucho menos de un jugador tan emblemático. Y si bien es presumible que la fuerza de la modernidad hubiera creado igual un mercado más libre y desprejuiciado con el correr de los años, cabría pensar realmente cuántos casos de transferencia de un futbolista simbólico entre los dos clubes más grandes de un país ha habido en las últimas dos décadas. ¿Figo y cuántos más?
Por otro lado, lo que sí es altamente presumible es que Reynoso hubiera, igualmente, acabado siendo traspasado por Alianza en un futuro no muy lejano. De hecho, la principal motivación del 'Cabezón' para irse a Universitario era la opción de jugar la Libertadores y tener una vitrina que le permitiera ser transferido rápidamente al extranjero, tal como consiguió luego al ser contratado por Cruz Azul. Así, quién sabe si, por ejemplo, tras un 1993 que de por sí tenía exposición internacional para él (Copa América, Eliminatorias) hubiera logrado su propósito sin irse de Matute. Pero a lo mejor él habría buscado una mejor plataforma -de hecho, se dice que nunca le satisfizo el rol de la dirigencia aliancista en su transferencia al Sabadell español en 1989- y, gracias a sus buenas migas con Juan Carlos Oblitas, podría haber sido una primera opción para ser el líbero del Cristal del tricampeonato en vez del hondureño Juan Ramón Castro, a inicios de 1994. Total, Reynoso siempre confesó abiertamente ser hincha celeste, y por
ende su traspaso habría sido visto como más natural y sin tanto revuelo
de por medio.
Lo que sí podría decirse sin temor a equivocación es que sin la novela de Reynoso de por medio, Alianza no habría practicado, a partir de 1993, la política de buscar opacar con desesperación a Universitario verano a verano en el runrún de pases. Así, muy probablemente Gustavo de Luca habría fracasado -o quizá no, por sus características de juego- en el Lolo Fernández y no en Matute al año siguiente; quizá Marko Ciurlizza habría llegado a La Victoria -por ser hincha aliancista y ex barrista de Sur-, pero no se habría puesto tanto dinero sobre la mesa por Eduardo Esidio en 2001; Johnnier Montaño habría podido jugar con Mayer Candelo vestidos de crema porque no habría habido tanto afán por ganarle un precontrato; y, casi sin dudas, jugadores como Jhoel Hererra o ahora Édgar Villamarín no habrían llegado a ponerse la blanquiazul.
Respecto de lo emotivo
Lo último conduce a recalcar, pues, que el pase de Reynoso tuvo, por sobre cualquier otro tema, un efecto anímico enorme en la historia de la rivalidad entre Alianza y Universitario. Fue una especie de clásico ganado fuera de la cancha, que condicionó mucho el espíritu de una temporada que, como ya se dijo, trajo consigo para los íntimos el duro golpe de sumar 15 temporadas sin títulos y su sometimiento a las burlas de rigor. Pero incluso más allá de ello, cabe considerar que 1993 era una época en que las rivalidades radicales en tribuna recién se estaban terminando de configurar, y el pase de Reynoso contribuyó indirectamente a zanjar una frontera más ancha entre Sur y Norte. Fue una especie de trofeo de guerra.
Respecto del propio Reynoso, es posible que por su mismo carácter no hubiera llegado a ser del todo un ídolo top en Matute, pero posiblemente sí lo podría haber sido en Cristal sí hubiera acabado yéndose allí en algún momento. Y en Alianza, solo por el hecho de ser sobreviviente de la tragedia, habría dejado un buen recuerdo -'Pepe' Soto ya demostró en carne propia que el ida y vuelta de La Victoria al Rímac no impide ser querido por la tribuna-. En tal caso, sería probable que al menos su primer título como técnico con un grande no lo hubiera celebrado en el banquillo de la 'U'.
En cualquier caso, era esperable que un tipo que siempre fue de lo más serio y profesional hubiera terminado jugando en un país muy parecido a México y se hubiera capacitado para ser un técnico preparado como el que hoy es. En cambio, lo que sí podría haberle sido distinto a Reynoso de no haberse mudado en 1993 a Odriozola, es haber tenido una carrera menos sujeta a críticas de un sector del periodismo que siempre, sobre todo en su etapa como capitán de la selección en las Eliminatorias rumbo a Francia '98, le pegó gratuitamente y destilando bajeza y rencor. Un sector muy parecido al que hoy lo denosta y se le pone en contra. Y que más incluso que comerse un chifa o no con alguien, tiene la terrible incapacidad de no poder esconder sus pasiones básicas cuando está frente al teclado y sigue considerando al 'Cabezón' un "traidor". Quién sabe: quizá si hace 17 años Reynoso hubiera tomado otra decisión, hoy les daría una declaración.
Composición fotográfica: Gian Saldarriaga / DeChalaca.com
Fotos: revista Estadio
escrito por Iluminado , January 25, 2010
escrito por kamikaze , January 25, 2010
escrito por Alejandro , January 27, 2010
No lo entendia, el unico sobreviviente de la tragedia, en la plantilla, se hiba.
Desde ese dia a ningun aliancista que conosco le cae bien, ES UN BUEN PROFESIONAL correcto como jugador y ,hasta hoy, como entrenador pero, jamas sera aceptado.
Desde hace años dejo de importarme si le iba bien o mal. pero hoy me doy cuenta de q no amaba la camiseta ( hincha confeso de otro equipo ) y por eso para El fue mas facil tomar la desicion.
Alguno piensa que Martinez hubiese jugado por Alianza por mas dinero??, yo no lo creo.
Espero q jamas dirija al Alianza.
Lo de los periodistas q no lo toleran pues tmb se debe a que reynoso tiene un caracter bastante especial, algunos dicen q no tiene carisma, no es de hablar mucho con la prensa y eso le fastidia a la gran mayoria de reporteros y periodistas.
escrito por Iluminado , January 27, 2010
escrito por El vate , March 19, 2010
escrito por Dante , January 01, 2011
escrito por Cheo , October 05, 2011
escrito por david ucv , November 26, 2011
escrito por michael mack , September 04, 2013
escrito por Joze Luiz , December 28, 2015