Foto: Prensa FPFCristal no consiguió abrir el marcador pese a generar numerosas ocasiones de gol, por lo que el 0-0 proclamó campeón a Alianza Lima. El Nacional, que hace exactamente un año vio a los íntimos irse al descenso en cancha, ahora asistió a su éxtasis y delirio.
    Eduardo Tirado | @EduardoTL
    Redactor

El coloso de José Díaz se vistió de fiesta para la segunda final entre Sporting Cristal y Alianza Lima que definiría el campeón nacional de la Liga 1. En el primer encuentro, los íntimos se habían impuesto por la mínima diferencia gracias a un solitario gol de Hernán Barcos; pero los celestes también habían demostrado tener argumentos como para batallar en el duelo de revancha. Se avizoraba entonces un duelo bastante parejo, pero con un cuadro rimense como protagonista por la necesidad de equiparar la serie.

Con esa consigna, los dirigidos por Roberto Mosquera tomaron por asalto a los íntimos desde muy temprano y asomaron por el área de Ángelo Campos en múltiples oportunidades. Primero, apareció Alejandro Hohberg para desviar su cabezazo y avisar que Cristal iría con todo por abrir el marcador. Después, Írven Ávila intentaría lo propio con un derechazo cruzado que pasó cerca, pero sin significar demasiado peligro.

Alianza se sintió un tanto desconcertado ante un cuadro bajopontino que adelantaba bien las líneas y colocaba tanto a Horacio Calcaterra como Christofer Gonzales bastante adelantados en el medio para ganar con asociaciones por los costados. Respondió el cuadro ínitmo con su único intento en el primer tiempo: un rebote pescado en primera por Jairo Concha que se fue por encima de la portería y no preocupó a Alejandro Duarte.

Portales anticipa a Gonzales. 'Canchita' navegó por el lado izquierdo de la cancha, aunque se vio bloqueado con frecuencia. (Foto: Prensa FPF)

Por su parte, Cristal siguió fallando. Marcos Riquelme no logró asestar un cabezazo con buena dirección y ya se hacía sintomática la imprecisión celeste de cara al arco: se sucedían las oportunidades de gol, pero el equipo de Roberto Mosquera no lograba capitalizarlas. Así, terminó la primera mitad y ambos se fueron al descanso con una presión cada vez mayor para los del Rímac.

El complemento trajo consigo algunas variantes. Carlos Bustos identificó que su sector izquierdo era vulnerable y mandó al campo a Ricardo Lagos en lugar de Édgar Benítez. De esa manera, el DT aliancista buscó compactar a su equipo para resistir 45 minutos más. Sin embargo, Cristal siguió intentando y nuevamente Ávila erró otra ocasión clara: esta vez fue un cabezazo que Campos controló sin problemas con una sola mano.

En tanto, Alianza se asomó otra vez por el área de Cristal con sendas llegadas de Wilmer Aguirre y Barcos, quienes probaron suerte con remates que fueron bien retenidos por Duarte. Fue justamente el ‘Zorrito’ quien terminó saliendo lesionado para que pudiera ingresar Jefferson Farfán, en la modificación más esperada -y ovacionada- de la tarde.

Farfán contiene a Riquelme cuando la bronca se había desatado. Al final el argentino fue expulsado junto a Lagos por el juez Ortega. (Foto: Prensa FPF) 

Casi de inmediato, Mosquera llamó a Jhilmar Lora para que supliera a Nilson Loyola, de modo de fortalecer el costado derecho de su equipo. El patrón predominante en el juego fue ver al cuadro celeste merodeando el área íntima, pero sin poder encontrar claridad en la zona de definición del área. En uno de esos arranques, ‘Canchita’ Gonzales ingresó al área por derecha y Yordi Vílchez estiró la pierna para intentar robarle el balón: el volante celeste cayó en el área y se exigió penal, pero Kevin Ortega determinó que el rimense había querido sorprenderlo y le mostró la tarjeta amarilla.

Producto de lo anterior, se agudizaron los nervios y la ansiedad en ambos elencos, lo cual generó una pequeña bronca en medio del campo que terminó con Lagos y Riquelme expulsados. Los reclamos iban y venían, pero cada vez se les agotaba más el tiempo a los de Mosquera, que no encontraban cómo vulnerar la barrera defensiva de Alianza, liderada notablemente por Pablo Míguez.

El último intento cervecero fue un remate desde fuera del área de Hohberg, que le sacó pintura al vértice izquierdo del arco de Campos y casi enmudeció el Nacional. Después de ello, los 8 minutos de adición no alcanzaron para cambiar la historia a favor de los celestes.

Míguez sale airoso ante Calcaterra. El uruguayo, solvente desde el fondo, fue la gran figura en la consagración íntima. (Foto: Prensa FPF) 

Quienes sí lograron escribir una nueva historia fueron los blanquiazules. Como si hubiera estado escrito en un guion de película, exactamente un año después de haber rozado el infierno tocaron la gloria del cielo en la misma fecha, en el mismo recinto y con el mismo árbitro. Una escalada histórica con ribetes de hazaña que seguramente será recordada por mucho tiempo debido a lo accidental de su consecución, pero consagrada con premio meritorio para el equipo que se mostró más sólido en el agregado de todas sus líneas a lo largo de la temporada entera.

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No hubo.

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Fotos: Prensa FPF


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