Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comSe cumplen treinta años del primer dopaje positivo de Diego Maradona, que dio fin a su exitosa era en el Nápoli. ¿Cómo podrían haber cambiado la vida deportiva del ‘Pelusa’ y el destino inmediato de la selección argentina si ese control no hubiera saltado en aquel momento?
Daniel Reátegui | @danielreateguiw
Redactor

El 17 de marzo de 1991, Diego Armando Maradona pisó por última vez como jugador la cancha del San Paolo, aquel templo que lo recibió como un redentor el 5 de julio de 1984 -recién fichado de Barcelona- lo vitoreó y elevó a los altares al lado de San Gennaro, patrón de Nápoles. Una Copa UEFA, dos Scudettos, una Coppa Italia y una Supercopa Italiana, además de su reciente desaparición física, condujeron a que ese estadio hoy lleve para siempre el nombre del 'Pelusa'.

Aquella primavera italiana

Del partido en sí casi nadie se acuerda -triunfo napolitano con gol de Gianfranco Zola -; lo que quedó para la posteridad fue que tras la prueba de dopaje, Maradona dio positivo por cocaína. Antes de que se hiciera público el resultado de la prueba, el ‘Pelusa’ aún pudo jugar la siguiente fecha, por la jornada 26 de la temporada 1991/92, encuentro en el que marcó de penal el último de sus 115 goles con la malla celeste: fue derrota 4-1 en Génova ante la Sampdoria, futuro campeón.

El 28 de marzo, los titulares de los principales medios del mundo reportaban el positivo de Maradona en primera plana. Y el 6 de abril, con el 'Diez' ya en Buenos Aires, donde había viajado para encontrar refugio tras revelarse el resultado de la prueba, se decretó la sanción de quince meses de suspensión para toda actividad futbolística, hasta el 30 de junio de 1992. Sobrevinieron tiempos oscuros para el astro: apenas veinte días después fue detenido en posesión de drogas en Caballito y tuvo que someterse a un proceso de rehabilitación, para encontrar relativa calma con su aventura en el Sevilla FC iniciada en setiembre de 1992, la primera de sus tantas vueltas al fútbol.

Nápoles sin camorra

Maradona en ceremonia de capitanes con Roberto Mancini antes del Sampdoria - Nápoli del 24 de marzo de 1991, su último partido con la camiseta del Nápoli que aquel día fue alterna roja. (Foto: Eurosport) 

Según relató el 'Diez' a modo de esgrimir una defensa, le habían efectuado hasta veinticinco controles previos, todos con resultado negativo; así que podría elucubrarse supuestos con un vigesimosexto control favorable. Para empezar, pese a que la situación del Nápoli a faltando de ocho fechas para culminar la temporada no era óptima, con el 'Pelusa' en la cancha siempre había una gran chance de ganar, y si a ello se suman la eficacia del brasileño Careca y la frescura de Gianfranco Zola, el vigente campeón bien podría haber levantado cabeza en el último tramo, y probablemente habría alcanzado al menos una plaza para la Copa UEFA 1991/92, con miras a repetir el título de 1988/89. En Copa Italia, Gli Azzurri venían bien y con el 'Diez' en la cancha podrían haber peleado con la dura Sampdoria en semifinales y con la Roma en la final, para seguir agrandando el palmarés de Maradona en la ciudad más poblada del sur de Italia.

Por otro lado, si bien la misma noche de la final de la Copa del Mundo jugada en Italia Maradona había anunciado que aquella derrota ante Alemania era su último partido con la albicleeste, los constantes cambios de ánimo de 'Pelusa' sin duda lo habrían alentado a retomar la capitanía del seleccionado que -tras el fin del exitoso ciclo de Carlos Salvador Bilardo- contaba ya con nuevo entrenador desde octubre de 1990. Alfio Basile había debutado con el buzo de la selección en febrero de 1991, por lo que, con la venia de Julio Grondona, el 'Diez' habría podido formar parte de aquel plantel que tenía frente a sí un gran reto: ganar la Copa América tras 32 años.

El estilo del ‘Coco’, mucho más flexible y sin tantas obsesiones como el 'Narigón', así como un plantel renovado, habrían encantado en ese momento a Maradona y activado su vena competitiva, máxime si venía de un rotundo fracaso en la Copa América de 1987 y de una opaca presentación en 1989 en canchas brasileñas. Sería una osadía decir que Maradona habría tenido que pelear el puesto con Diego Latorre y Leonardo Rodríguez, pero habría sido un reto para Basile aprovechar el gran momento de ambos en la Primera División argentina para que se conviertan en lugartenientes de Maradona, como sucesores de Jorge Burruchaga.

El Milan de Gullit y compañía ya era un escollo mayúsculo para el Nápoli de Maradona desde antes del dopaje, y sin duda lo habría seguido siendo en la era Capello. (Foto: Kodro Magazine) 

Campeón de América o no, Maradona aún tenía contrato con Nápoli hasta mediados de 1993. Ya de vuelta en la Serie A, habría tenido que enfrentar al gran Milan de Fabio Capello, quien prosiguió la obra de Arrigo Sacchi. Gli Azzuri no habrían tenido chance, incluso con el 'Pelusa', ante esa verdadera máquina de fútbol. Acercándose el fin del vínculo con el cuadro partenopeo, es difícil imaginar que Maradona pudiera haber renovado, pues desde años atrás ya mantenía una relación conflictiva con el presidente Corrado Ferlaino.

Microclima celeste y blanco

Ante tal panorama, otra vez la Selección podría haber cumplido el rol de cápsula para brindarle algo de paz a la histeria que provocaba y padecía en Nápoles. La Copa Rey Fahd -el germen de la Copa Confederaciones-, disputada en octubre de 1992 en Arabia Saudita y que los albicelestes ganaron cómodamente, asomaba como compromiso idóneo para mantener vivo el liderazgo de Maradona en la albiceleste. Entero aún físicamente, pero al mismo tiempo con mayores problemas personales, la gran duda es si habría dicho presente en la Copa América de 1993 -aunque Argentina disputó el certamen en Guayaquil, para evitar la altura de Quito- o si la decisión habría pasado por esperar hasta las Eliminatorias para Estados Unidos 1994.

El factor determinante, igual, habría venido dado por su situación contractual: culminada su etapa en Italia, con 33 años -y menor vigencia física que alguien de esa edad en tiempos actuales- pero con la calidad intacta, su destino habría sido monedita de oro para cualquier club del mundo. ¿España? Más allá de que en su momento fue al Sevilla, sin dopaje de por medio habría sido difícil: no le fue bien en Barcelona y vale convenir que a inicios de los noventa un jugador de 33 años ya buscaba volver a su tierra para sentir el afecto de los suyos en el último tramo, por lo que lo más probable habría sido que volviera directamente a Boca -sin necesidad de aquel pasaje por Newell's Old Boys- bajo las órdenes de César Luis Menotti, a quien siempre admiró, más allá de que lo dejó fuera de la Copa del Mundo de 1978. En la cancha todo habría sido maravilloso para el 'Diez', pero es indudable también que las licencias de las que ya hacía uso fuera del césped habrían acelerado a la par sus problemas de adicción.

Un impotente y exaltado Maradona en la tribuna de la cancha de River la tarde de la abrumadora derrota de Argentina ante Colombia. (Foto: Marca) 

Como fuere, en 1993 Maradona habría jugado su segunda Eliminatoria y se habría cruzado otra vez con Perú en el debut en el Nacional, y contra el ‘Pibe’ Valderrama y toda su banda en el último partido en el 'Monumental' y seguramente habría mirado al cielo cuando toda la cancha de River gritara olé ante el dominio colombiano. Es difícil, eso sí, suponer que con él en la cancha, por mero liderazgo, ese 0-5 se hubiera podido consumar, aunque era igual tanta la superioridad de aquella selección cafetera sobre Argentina que, aún con un marcador más exiguo, posiblemente el 'Diez' también habría terminado rezando para que en paralelo peruanos y paraguayos quedaran igualados.

Sin repesca en Australia o con ella, Maradona habría llegado a la Copa del Mundo de Estados Unidos: la gran duda es si hubiera apostado por aquel entrenamiento tan duro que tuvo en la previa de la mano de Fernando Signorini y si habría igual caído el segundo dóping registrado en su carrera. Pero eso y lo que sucedió a partir de entonces ya corresponde a otro espacio temporal y a su propo Virtual Replay. Lo cierto es que aquel positivo de marzo de 1991 marcó el último tramo de la carrera de Maradona, que aunque por lo visto en supuestos resultados no tendría por qué haber sido tan diferente en lo deportivo, sí podría haber sido bastante menos tormentoso a fin de cuidar más a esa persona que ya no está entre nosotros.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Fotos: AP; Eurosport; Marca


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