Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comReal Madrid se sacudió del sorpresivo tanto de Lorenzo Insigne y, gracias a un segundo tiempo arrollador, liquidó al Napoli. Con el 3-1, las chances merengues de aterrizar en cuartos de la Champions están a un tris de cristalizarse.
    Kenny Romero | @kenny_romero
    Director Periodístico

La pinturita de Lorenzo Insigne, insospechada en el Santiago Bernabéu, instaló de manera automática a los fantasmas en Chamartín. Real Madrid partió no solo como el gran favorito para superar esta llave de octavos, acaso la menos pareja de las ocho que se formaron, sino también porque lo empezó a demostrar desde el momento en que el esloveno Damir Skomina dio por iniciado el compromiso.

Así es. En menos de 5 minutos, los hombres de Zinedine Zidane ya habían llegado hasta en dos ocasiones claras al arco de Pepe Reina. Una de ellas, la de Karim Benzema, hizo que la parcialidad madrilista simplemente se uniera en una ovación. El partido, pues, tenía un tinte de resolución inmediata. Pero justamente tras esa acción se presentó el momento desdichado de la noche para la 'Casa Blanca': José Callejón hizo la ley del ex más dolorosa de la temporada 2016/17 de la Champions, por lo que significó (el 0-1 parcial) y por su propia concepción. Un golazo desde afuera del área, inatajable para Keylor Navas.

Aquella ventaja del Nápoli cambió automáticamente el rótulo del partido. El 4-3-3 del Madrid tuvo problemas para sostener su fútbol en Luka Modric, Casemiro y Toni Kroos, por el buen trabajo de recuperación del contrincante y por la labor de presión en salida de los atacantes Dries Mertens y los mencionados Callejón e Insigne, con lo cual la visita sostenía con cierta eficiencia la ventaja parcial. Ni el gol del empate de Benzema, producto de un notable pase con tres dedos de Dani Carvajal, fue asintomático para los italianos. Pero ojo, solo en el primer tiempo.

Toni Kroos fue uno de los más destacados -con gol incluido- en el triunfo del Real Madrid ante Napoli. (Foto: El País) 

La historia, de hecho, varió -y mucho- en la etapa complementaria. Y en absoluto por alguna banalidad o circunstancia cabalística, como el ingreso a los vestuarios de Diego Armando Maradona, un dios del club napolitano, para dar una arenga en el entretiempo. Simplemente las cosas se pusieron en su sitio: Real Madrid afianzó su posesión y otorgó mayores libertades a los hombres del mediocampo, con lo cual puso contra las cuerdas al Nápoli. Por esa razón, en el acto, llegaron los goles y la historia se resolvió de inmediato.

Fue muy rápido: Kroos y posteriormente Casemiro, de un zapatazo desde fuera del área, se encargaron de liquidar las acciones con el 3-1 que se asemejó más a la realidad. Igual, Zidane jamás subestimó la función de Maurizio Sarri y por ello hizo variantes que no desencajaron su sistema, sino más bien permitió que otros protagonistas, como Sergio Ramos, James Rodríguez y Benzema, se tomaran descansos anticipados luego de sus respectivas sustituciones.

Más allá de que en los últimos minutos Nápoli insistió -le anularon un gol a Dries Mertens por fuera de juego-, eñ trámite dejó en evidencia que la jerarquía siempre va a pesar. Por esa razón, el 3-1 que se gestó esta noche europea en el Bernabéu liquida prácticamente la historia y abriga escasas esperanzas para un plantel napolitano que no supo cómo controlar ni sacarle provecho a ese momento en el que Insigne silenció a todo Chamartín. 

Fotos: El País


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La ficha del Real Madrid 3 - Napoli 1

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