Descentralizado 2016: La medida del continuismo
Siendo 2016 uno de los años más cargados que se recuerden en cuanto a cantidad de torneos a disputar -tanto a nivel local como internacional-, y con la Copa América Centenaria y las Eliminatorias al Mundial de 2018 como los de mayor relevancia, el calendario de fechas disponibles queda muy ajustado y da poco margen de error al momento de confeccionar cualquier programación.
Es por ello que preocupa sobremanera que a un mes del anunciado inicio del campeonato de Primera División -el 6 de febrero según declaraciones de Julio Pastor, expresidente de la ADFP-, aún no se conozca cómo se va a disputar el mismo oficialmente.
Fórmula para el que aguante
El variopinto fútbol peruano albergó en su historia diversos sistemas de campeonato desde los tiempos en los que este fue amateur. Pasando por los Regionales hasta llegar al Descentralizado, los torneos se jugaron a una sola rueda, de ida y vuelta, con una tercera rueda, con Liguilla, con series por el título y el descenso y hasta con un Octogonal.
Al final, ninguna versión pareció conformar ni a organizadores ni a espectadores, por lo que siempre se buscó una nueva forma de jugar que se acerque a un ideal del que hasta ahora no se tiene un conocimiento cabal. La última versión incluyó cuatro etapas, con un Torneo del Inca en dos grupos, dos torneos cortos y una serie final para definir al campeón nacional. La fórmula, pese a los múltiples inconvenientes, pareció dejar satisfecho a más de uno porque permitió que hasta tres equipos celebren el haber ganado algo a lo largo del año.
Pero el cambio de año pone nuevamente en agenda definir qué hacer para dejar a todos contentos (o al menos intentarlo). Esta vez, la variable selección peruana juega un rol protagónico al momento de fijar una posición, con la Federación Peruana de Fútbol tratando de variar lo impuesto por los clubes y con un rango de acción que resulta corto, pues además deben cumplir con la obligación contractual de jugar un determinado número de partidos por los derechos de televisación.
Con tan poco tiempo por delante, resulta difícil creer que desde la FPF se pretenda implantar un cambio radical en el Descentralizado, porque por más que la necesidad de actuar lleve décadas de retraso, cualquier variante inmediata implica reformular todo lo planteado para equipos que tienen -por ejemplo- a la vuelta de la esquina comenzar a actuar en la Copa Libertadores.
A tiempo con el tiempo
Partiendo desde la idea de que al menos en 2016 no se va a producir alguna exigencia mayor, y que este año se espera no programar partidos la semana anterior a cada fecha FIFA -tal como se pretendió hacer durante el último Torneo Clausura y que esta vez coinciden con las Eliminatorias y la Copa América-, en total el calendario ofrece como opción 32 jornadas de fin de semana y diecisiete a media semana libres para el torneo local, ello tomando en cuenta también los encuentros de los equipos peruanos a nivel internacional, los que como mínimo suman un total de doce fechas más a emplear. En este caso, necesariamente se tendrían que reprogramar los partidos de los equipos involucrados que se crucen con el torneo.
Este año, al regresar el Descentralizado a un número par de clubes, se abre la posibilidad de volver a formar dos grupos para jugar el Torneo del Inca tal como pasó en 2014, pero a diferencia de entonces, no existe margen para que se disputen dos ruedas del mismo. De hacerlo, se tendrían que usar las 59 jornadas disponibles y extender la temporada más allá de la segunda semana de diciembre, cortando así toda opción de reprogramar partidos por motivos de fuerza mayor y provocando que cualquier equipo tenga que jugar a la vez el torneo local y la Libertadores o la Sudamericana, ello sin considerar la opción de que alguno avance más allá del mínimo establecido.
La otra opción que se baraja para el Torneo del Inca es armar cuatro grupos con partidos de ida y vuelta, pasando luego a disputar una serie con Cuartos de Final, Semifinales y la Final. En este caso habría que emplear hasta 45 jornadas, dejando catorce libres para cubrir cualquier eventualidad. Finalmente, también existe la idea de empezar el campeonato directamente con el Torneo Apertura, pasando luego al Clausura y cerrando la temporada dividiendo a los equipos en dos series: una por el título y otra por la baja.
En este último caso se usarían como mínimo 44 jornadas, sobrando quince en caso haya que disputar algún partido extra si es que así lo determinan las Bases.
Dolores de cada almanaque
Este año queda demostrado una vez más que si el fútbol peruano tiene uno de los torneos más complicados de disputar en el mundo, entre otras cosas es porque resulta muy difícil que todos los involucrados en sacarlo adelante se pongan de acuerdo. Ni para elegir un sistema, ni para darle vida a un formato que dure más allá de un campeonato. Y curiosamente, esa es la única opción que hasta ahora no se ha considerado.
Si a ello se suma que el desgaste de jugar a mitad de semana es un continuo motivo de queja en el medio, en 2016 tampoco se tendría que dar margen para suspender encuentros sin que realmente lo amerite la situación. Más allá de lo que digan las Bases o de alguna disposición de la FPF, son los mismos clubes los que terminan por tomar la decisión de llevar a medias alguna fecha.
Al final, la única disposición que se debería sostener siempre es que las jornadas libres deben quedar así para cubrir emergencias, y no el despropósito de reacomodar encuentros según venga la mano para cada equipo.
Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Fotos: Raúl Chávarry y archivo DeChalaca.com
escrito por Alex H , January 11, 2016
escrito por Moi S , January 16, 2016
Los mejores 8 a la liguilla por el titulo sin perder su puntaje acumulado, con partidos de ida y vuelta 14 fechas; el que tiene mayor puntaje campeón, y los demas puestos torneos internacionales.
Los 8 peores juegan liguilla por la baja sin perder su puntaje acumulado, en partidos de ida y vuelta: 14 fechas. Los de menor puntaje acumulado a Segunda.
Entonces 14 fechas x 8 encuentros = 112
Total 240 112 = 352 partidos.
Quizá lo mejor sea repartir el torneo en 2, bien establecidos (cada uno con su liguilla y final) para que al final los 2 ganadores se enfrenten en una final nacional, que al parecer es lo que tanto les gusta a los dirigentes.