Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comCon sobresaltos pero autoridad, Melgar le ganó 2-1 a San Martín un partido que había empezado perdiendo en la UNSA. Los cambios de Juan Reynoso surtieron rápido efecto y se combinaron con la apuesta -poco feliz- de Orlando Lavalle por cuidar la ventaja momentánea.
    Roberto Castro | @rcastrolizarbe
    Director General

El ideal de cualquier entrenador al plantear movimientos en su pizarra, sobre todo en un lapso breve como el de los 15 minutos de entretiempo, es que ellos consigan plasmarse en acciones concretas en el campo. Y cuando dichas decisiones cambian el rumbo de un partido en casi un cuarto de hora, pues el éxito es atribuible, en buena medida, al entrenador.

La madura propuesta de Juan Reynoso en Melgar se plasma en logros como ese: la capacidad de levantar rápido un partido difícil. El 'Dominó' lo había empezado perdiendo, más que por deméritos propios, por la muy buena disposición de San Martín para encarar su visita a la UNSA. El triunfo de mitad de semana ante Rosario le confirmó a Orlando Lavalle que invertir la posición del ecuatoriano Jairo Vélez -para tirarlo ahora por derecha- con la de Ramiro Cáseres -para colocarlo por izquierda- le permite al cuadro albo llegar con mayor peligro vía diagonales. Además, oxigena la labor de Jesús Chávez, quien así se ve menos presionado a cubrir mayor espacio como lanzador central -una función que no había cumplido en varios años- y, con menos exigencia de desplazamiento, cuenta con aire para sacar lo mejor de su fútbol.

Con esa receta, San Martín complicó a Melgar. Sobre todo porque ganó en el primer tiempo ese litigio por las bandas, en las que el 'Dominó' carecía de fuerza para contener la salida combinada que Mark Estrella y Álvaro Ampuero conseguían como primeros habilitadores de Vélez y Cáseres, respectivamente. Ocurre que Reynoso, fiel a la rotación, había elegido repetir el esquema que le dio el triunfo en Sechura ante Alianza Atlético -con un volante central bien definido y dos de mayor salida a los lados- pero con nombres distintos, por lo cual fueron titulares Luis García y Jean Pierre Barrientos; dos hombres con buen pie, pero con menor vocación por la recuperación y el traslado por los lados que otros volantes con los que suele contar el 'Cabezón' en esa zona.

Carlos Ascues, de a pocos, se empieza a consolidar en el bloque posterior de Melgar (Foto: cortesía Ovación Digital) 

La descompensación de su equipo fue bien leída por Reynoso. A punta de golpes, por cierto, porque así como el cabezazo de Chávez -véase que 'Chucho' con espacio puede aparecer hasta en inédita función de '9'- bien pudo caer el segundo de los albos en alguna de las jugadas de peligro del final de la primera mitad. Entonces, el DT rojinegro eligió bien el recambio: Víctor Cedrón sí le podía dar a la vez velocidad y profundidad, y eso se ratificó con las dos llegadas que 'Vican' generó en sus primeros 5 minutos en el campo.

Así, llegó primero el empate vía Omar Fernández, en una de sus tantas apariciones salvadoras como cuña en el ataque. Casi de inmediato, Reynoso volvió a mirar el banco y decidió el movimiento mayor: quedarse sin volante de primera línea al sacar a Alexis Arias y meter a Ysrael Zúñiga para jugar con doble punta. 'Cachete', ya pasada la barrera de los 40, no es el Oliver Atton del Misti, pero sí infunde más bríos que nadie a sus compañeros con su contagiante espíritu. Lo entendió de ese modo el argentino Emanuel Herrera, a quien le sobran ganas de anotar pero a veces le falta la precisión que sí tuvo a los 63' con un disparo de categoría desde fuera del área: el golazo que volteó la historia.

Para ese momento, Lavalle ya había hecho su parte -negativa- en el partido. Con el empate a cuestas y el ingreso de Zúñiga, prefirió cuidarse y sacrificó a Vélez y todo el ritmo que le otorgaba al ataque albo para cerrar el centro del campo con el ingreso de Juan Tuesta. Quiso corregirlo con los ingresos de Junior Ponce y sobre todo Gary Correa, pero el margen no le alcanzó. Porque Reynoso le había vuelto a ganar la partida con la elección de Carlos Ascues como nuevo volante central, función que le acomodó pese a algunos escepticismos y en la que hasta se mandó con un desborde propio de fútbol europeo que casi deriva en un nuevo gol de Herrera.

Emanuel Herrera y la celebración del tanto que le dio el triunfo a Melgar ante la San Martín (Foto: cortesía Ovación Digital) 

El triunfo termina ratificando las señales que este 2017 sugieren que el proyecto de Reynoso tiene una base tan sólida que es ya capaz, como en Sechura y ahora ante San Martín, de ganar partidos por sí solo más allá de cuáles sean los nombres propios de los ocasionales protagonistas, cada vez más parecidos a piezas de libre intercambiabilidad. Lo que todavía no puede lograr un once como el de Santa Anita, que no cuenta con el crédito suficiente para lanzarse a arriesgar las pocas señales de evolución positiva de su propuesta como sacrificar a los hombres que mejor la interpretan. La imagen de Cáseres corriendo solo contra el arco de Diego Campos en los minutos finales, cual llanero solitario desbocado, deja claro que no puede darse el lujo de jugar sin su socio Vélez al lado.

Los goles

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Fotos: cortesía Ovación Digital


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La ficha del Melgar 2 - San Martín 1

 

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