Franca revancha
Alonso Cantuarias | @alonso_cantu Columnista editorial |
Franco Enrique Navarro Monteyro (Aguaytía, 10 de noviembre de 1961) y Jorge Orlando Aravena Plaza (Santiago, 22 de abril de 1958) iniciaron su idilio con el fútbol en el gramado de juego a fines de la década de los setenta. Uno en Perú, el otro en Chile. Uno como delantero, el otro como volante ofensivo. Indistintamente, ambos tenían comunes denominadores: el talento y un exitoso porvenir.
Si bien sus carreras no se cruzaron a nivel de clubes en los más de quince años de trayectoria que tuvieron, sí lo hicieron en selecciones. La primera vez ocurrió el 3 de agosto de 1983 en Arica, en un duelo amistoso por la Copa del Pacífico que ganó ‘La Roja’ 2-0 con un doblete de Juan Carlos Letelier -años luego campeón peruano con Universitario y Sporting Cristal-.
Dos años después, el 2 de febrero de 1985, en el Nacional de Santiago, Navarro y Aravena volvieron a cruzarse pero con un resultado diferente e histórico, pues Perú se impuso 1-2 a Chile en la que ha sido hasta el momento la única victoria de la blanquirroja en tierras sureñas. En ese partido, Franco fue el autor de uno de los tantos con una definición memorable que con el tiempo se convirtió hasta en parte de un recordado spot televisivo de la marca Dencorub.
Un mes después, el 3 de marzo de 1985, en un partido amistoso, Perú y Chile firmaron tablas al igualar 1-1 en el Nacional de Lima. Si bien el match terminó empatado, el cotejo tuvo un sabor especial para Aravena: fue el autor del tanto de su selección, en un presagio de los dolores de cabeza que su apellido comenzaría a significar para el hincha peruano en meses posteriores.
Es que, de hecho, el que parecía un enfrentamiento parejo entre Navarro y Aravena terminó inclinándose a favor del chileno en los siguientes tres duelos que sostuvieron. Por Eliminatorias, en el repechaje, Chile se impuso a Perú tanto en Santiago como Lima por 2-4 y 0-1 respectivamente y lo dejó fuera del Mundial México 1986. En ambos cotejos Aravena se constituyó como figura excluyente al marcar tres tantos: dos en tierras sureñas –con la complicidad de las manos de Eusebio Acasuzo- y uno en suelo peruano, este último de espectacular tiro libre en el arco Norte del Nacional.
El último enfrentamiento entre ambos jugadores se produjo cuatro años después: el 25 de julio de 1989 y nuevamente en Arica, coincidentemente la ciudad que los vio enfrentarse por primera vez. La historia volvió a ser favorable para Aravena, quien para no perder la costumbre volvió a anotarle a la selección peruana en el triunfo de su escuadra por 2-1.
Tuvieron que pasar 32 años para que este duelo se repitiera, pero ahora ya no como jugadores de selección sino como técnicos de club. Y el destino le sonrió a Navarro. Si bien el triunfo no valió una posible clasificación a un Mundial o una Copa del Pacífico, sí le sirvió para iniciar con bien pie una temporada que puede ser bisagra para dos técnicos que hoy representan a las pasiones futbolísticas que dividen ya no a dos países, sino al departamento de Cajamarca.
Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Foto: trssf.com; recorte: diario La Crónica
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