Ante un importante marco de gente, Alianza sufrió una dura caída al perder sobre la hora frente a Cristal, que consiguió un triunfo en Matute luego de siete años de espera. El protagonista del único gol de la tarde-noche fue el brasileño Cristiano Da Silva, con un golpe de cabeza que causó escozores en La Victoria cuando el partido parecía sentenciado.

Foto: Gian Saldarriaga / DeChalaca.com

Cristal en los últimos partidos, y más aún al término de este, parece haber dejado claro que entendió que los puntos que juega son de de vida o muerte. Por fin está sacando adelante resultados sobre la base de haberse autoentendido como un equipo que quiere salir del fantasma de la baja; casi con disfraz de equipo modesto y chico que gana en los últimos minutos y de rebote. Recién ahora los pupilos de Juan Carlos Oblitas entienden el mensaje que en fechas anteriores no captaban: estaban jugando el descenso, y no el título o una clasificación a algún certamen internacional.

Noviembre de 2000: En gran tarde personal, Julinho marcó los dos tantos con que Cristal venció a Alianza en Matute por última vez hasta este domingo, también con Juan Carlos Oblitas en el banco celeste. (Recorte: Once, Nº 168 p. 4) Así, el escuadrón celeste visitaba Matute -vestido de amarillo, cual es su costumbre en los últimos años- para sacar aunque sea un punto, ya que desde hace casi siete años no podía robar una victoria en La Victoria. El último triunfo celeste en el Alejandro Villanueva se remontaba a la fecha 19 de Torneo Apertura 2000, cuando, también dirigido por Oblitas, le ganó al Alianza de Artur Bernardes por 1-2. Solo mencionar este último nombre hace explícito que la suerte era distinta a la del presente para ambas escuadras: el conjunto rimense estaba jugando las opciones para el título y los grones venían mal de la mano del adiestrador brasileño. A pesar de ello, los blanquiazules estaban ganando con gol de Roberto Farfán, pero en el segundo tiempo el 'Ciego’ mandó a la cancha a un ídolo: Julinho, quien anotaría los dos goles para un triunfo en actuación inesperada ya que por entonces no atravesaba uno de sus mejores momentos debido a sus recurrentes lesiones.

La mala salida de Pinto es aprovechada por Cristiano da Silva para concretar el único tanto del partido (Foto: Gian Saldarriaga / DeChalaca.com)Siete años después de aquel noviembre de 2000, Cristal volvió a sonreír en Matute de la mano -o la cabeza- de otro brasileño: Cristiano da Silva. Ciertamente, comparar ambas trayectorias sería algo ilógico y hasta una falta de respeto, ya que Julinho es y será considerado como uno de los máximos ídolos del equipo por los campeonatos nacionales conseguidos y por el subcampeonato de la Libertadores del ’97. Cristiano Da Silva es un delantero que llegó casi de emergencia y con un currículo que resalta los nombres Do Remo, Criciuma, Clube de Regatas, Castanhal, Paysandú, Sao Raimundo y Juventude. Dar un juicio terminal sobre su rendimiento en los pocos partidos jugados que lleva sería algo descabellado, pero sí se puede decir que no había resultado determinante en los partidos anteriores. Pese a su empeño al jugar, era más recordado entre la hinchada celeste por su extraña apariencia de ‘surfer’ retirado. Pero al incrustar el cabezazo en la red ante la pésima salida de Pinto, todo ese prejuicio contra él quedó en borrón y cuenta nueva.

Mauricio Mendoza reapareció luego de su corte en la lengua y lució impreciso en los pases y muy individualista (Foto: Martín Velásquez / DeChalaca.com)El ambiente que se creó antes de empezar el encuentro fue de festividad, con un gran marco de gente. Las hinchadas de ambos equipos se pronunciaban en cada ocasión de gol, pero hubo una en particular que fue la más destacada y la que sonrió al final del encuentro: el Extremo Celeste. Los 90' sirvieron para que los hinchas celestes saltaran, renegaran, bailaran y lanzaran unos cuantos improperios al aire. En tanto, el Comando Sur bramaba al aire el escaso juego ofensivo que mostró su equipo en casi toda la primera mitad. Saritama no se entendía con Mauricio Mendoza, que en su reaparición lució muy individualista y sin tomar la iniciativa de jugar con Flavio Maestri, que esta vez -salvo un remate en el segundo tiempo- no llevó mayor peligro en el área de Erick Delgado. Erick Delgado tuvo una destacada actuación, con algunas atajadas importantes para que el maracador no se moviera (Foto: Martín Velásquez / DeChalaca.com)Con tantas imprecisiones por parte del equipo íntimo, se necesitaba a gritos un organizador que cambiara la velocidad del partido.

La opción inequívoca estaba en el banco, así que Arrué tomó la decisión de que ingresara a la cancha Reimond Manco por un nervioso Jeickson Reyes -tercer partido en Primera, el segundo con Alianza ya que debutó en Wanka el 2004- para que sea una carta de salvación en el ataque como muchos medios desean, pero en la selección nacional. Pero esta vez desentonó y estuvo algo perdido, y con el ingreso de Villalta al terreno de juego desapareció totalmente. Caso diferente fue el de Cristal, que expresó su mejor juego con Damián Ísmodes como mayor carta de desequilibrio, y que lucía seguro atrás con Fassi y Anchante. Con el 'Chorri' Palacios con el overol puesto y cumpliendo labores defensivas, en el segundo tiempo el conjunto cervecero insistía con la velocidad de Chará, que terminó por colmar los ánimos de Ernesto Arakaki y Santiago Salazar. Como casi nunca, Fassi tuvo una actuación aceptable y hasta se dio abasto para pelear balones aéreos en el área íntima (Foto: Gian Saldarriaga / DeChalaca.com)Cuando todo estaba sentado para un empate ocurrió el centro efectuado por Lobatón para que Da Silva solo cabeceara y desatara la locura en la intersección de Oriente y Norte.

Casi terminado el partido, se veía por la tribuna de Occidente correr festejando al jefe de prensa del Cristal, Alan Diez, sin que ningún desazonado barrista aliancista lo increpara. Había razón para la euforia rimense: Cristal pasó de pelear la baja a ponerse en carrera para el título del Torneo Clausura, al quedar a solo seis puntos de su próximo rival, Bolognesi. Cosas de nuestro torneo local. Fuera de ello, aunque Oblitas señaló al final del encuentro que para él la única historia que cuenta es la presente, es cierto que para Cristal haber celebrado en Matute amerita que se siga visitando ese estadio con camiseta amarilla, el color de la buena suerte de los finales de año, aunque la fiesta termine celebrándose bajo un cielo celeste.

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