Foto: echamuni.net

Partidazo. El empate entre Municipal y la San Martín fue, probablemente, el cotejo más emotivo del año futbolístico que ya acaba. Sobre el papel, la previa solo presentaba a dos cuadros con urgencias distintas; y el hincha recurrente, eso seguro, esperaba del juego cualquier cosa menos las palpitaciones y emociones variantes que el 2-2 final permitió vivir.

En el primer tiempo, el partido fue de trámite discreto, Municipal intentaba calmar en jugadas, o mejor dicho, en ideas de jugadas hilvanadas, la -cada vez más evidente- desesperación por zafar de la zona del descenso. Y salvo el gol conquistado por Juan Iriarte, gracias a una asistencia de Masakatsu Sawa, el primer tiempo no daba para más. Los hinchas presentes en el Monumental -más escasos que nunca debido al cambio de programación de última hora- renegaban del espectáculo que mostraban ediles y santos. Y ni el hincha más fanático, ni aquel que va a la Banda del Basurero con un poco mitad franja mitad de Racing Club, ni siquiera la propia 'Muela' de la Furia Santa, hubiera presagiado todo lo que pasaría en la segunda mitad.

En el segundo tiempo, ambos equipos regalaron 45 minutos de vértigo y emoción inacabables a los pocos asistentes al Monumental (Foto: rpp.com.pe)Antes del segundo tiempo, hubo que dilatar el inicio del juego, pues Homar Reynoso tuvo que cambiar su camiseta debido a que se confundía con la camiseta de la Universidad San Martín. Al ser hoy en día Municipal cualquier cosa menos un club de fútbol profesional, la utilería no contaba con una camiseta de repuesto para estos casos, por lo que el banquillo lo solucionó con un chaleco de entrenamiento y el número en el dorsal “escrito” con cinta adhesiva de color blanco. Desde el folclor mismo del fútbol doméstico, el juego ya ofrecía una intensidad diferente. 'Muni' ya jugaba por salvar la categoría, y San Martín parecía haber recordado que necesita clasificarse al menos sexto en el Clausura para tentar el título nacional.

Como que las revoluciones aumentaron, Jorge Reyes salió expulsado a los pocos minutos de haberse iniciado el complemento. Una acción más cercana a una competencia de taekwondo de parte del zaguero santo en perjuicio de Jorginho generó esta cartulina roja. No pasaron mas de diez minutos, y un foul técnico de Roberto Silva generó que el réferi Víctor Hugo Carrillo anulara el gol del empate para la San Martín. Seguía el vértigo, y los pocos -pero fieles- hinchas que estaban en el mismo escenario que el domingo pasado estuvo repleto de muchos -pero turísticos en su mayoría- espectadores de un partido eliminatorio no terminaban de digerir todo lo que pasaba en la cancha.

La 'Academia’ sintió el golpe, y buscó por todo el frente de ataque las opciones necesarias para desnivelar el marcador. Un buen pase para que Sawa -otra vez Masakatsu- dominara el balón en el área y Edwin Pérez lo trabara dentro del área. Penal bien cobrado. Sheput discutió con Jorginho para ver quién debía cobrar el penal. Roberto Mosquera dio la orden para que lo pateara Sheput, pero Jorginho se tenía fe y cogió el balón. Julio de 2000: El día de la inauguración del Monumental, Leao Butrón se fue expulsado y Roberto Silva (hoy compañero suyo en San Martín) debió reemplazarlo en el arco, e incluso atajó este remate de penal (Recorte: El Gráfico Perú, Nº 73 p. 9)Butrón adivinó la dirección al balón y consiguió atajar el penal, el tercero que ataja en los últimos tres partidos de manera consecutiva. El error del delantero brasileño no fue perdonado por Mosquera y en su reemplazo, ingresó casi de inmediato Jesús Rey. Pero la San Martín no se contentó con goles anulados ni penales ajenos errados, sino que fue en búsqueda el empate. Y este llegó gracias a un tiro libre que ejecutó Pedro García, cuyo remate fue desviado por Nick Montalva, y dejó sin posibilidad de reacción a Homar Reynoso.

El empate, como resultado, no servía para ninguno de los dos equipos. Por esto, ambos negaron cualquier atisbo para negociar tácitamente el empate. Reynoso  atajaba, luego respondía Butrón. Pedro García que disparaba desviado, Jesús Rey replicaba en el otra área con poca fortuna. Hasta que Municipal logró hilvanar un ataque claro y contundente. Pero Leao Butrón intervino. Cometió falta a Marco Portilla en la boca del gol y detuvo el ataque, con el saldo de irse expulsado y generar un nuevo penal para el equipo de la franja. Tuvo que ingresar Marco Flores, fuera de forma física, en reemplazo de Ryan Salazar para ocupar el puesto de Butrón. Esta vez el penal fue ejecutado por Renzo Sheput, quien lo concretó. Es la sétima expulsión en la carrera profesional del golero de la selección nacional, y la cuarta de ellas registrada en el estadio Monumental. Incluso, vio la tarjeta roja en el primer partido disputado en ese escenario: aquella tarde, Leao Butrón defendía las sedas de Sporting Cristal ante Universitario. Al ser expulsado, fue reemplazado por Roberto Silva, hoy compañero suyo en la San Martín. El espigado delantero vestido de arquero lograría luego atajar el tiro penal cobrado por Eduardo Esidio.

Tras este centro, Roberto Silva (24) se elevó para cabecear y decretar el 2-2 final tras batir a Reynoso (Imagen: Martín Velásquez / Peru Evolution Soccer)

La alegría para Municipal no duró mucho. Justamente Roberto Silva tuvo que ver con ello, esta vez ya no atajando un penal sino logrando la igualdad con un certero cabezazo, cuando faltaban apenas seis minutos para que termine el partido. Pero la angustia y la acumulación de emociones aún no habían terminado.  San Martín estuvo a punto de lograr lo impensado: remontar un marcador adverso, y con dos hombres menos. Cuando se jugaba tiempo de descuento, Pedro García fue derribado por Alexis del Pozo en el área ‘edil’ y réferi, algo condicionado por las expulsiones a los jugadores santos, no dudó en cobrar la pena máxima pese a que la falta no había sido clara.

Y para ponerle la cereza a este postre de emociones constantes y situaciones imprevistas, García desperdició el tiro de los 12 pasos y envió la pelota a las tribunas. El partido no tuvo tiempo para más, los jugadores se retiraron extenuados y los entrenadores de ambos equipos preocupados porque no lograron sus objetivos (comunes). Sin embargo esos fieles hinchas del fútbol por convicción y no por una moda pasajera que asistieron al Monumental se retiraron satisfechos de haber vivido tantas emociones, tantas alegrías, tantas molestias, tantos impredecibles momentos en una sola tarde.

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