Clásico de España: Rey de la puntualidad
Sergio Ramos fue el héroe de Real Madrid y el de un clásico deslucido por dos equipos que no sacan provecho de sus plantillas. El Barcelona - Real Madrid jugado en el Camp Nou afirmó el estancamiento de los dos equipos más poderosos de España.
Se jugó el centésimo septuagésimo tercer clásico en la historia de la Liga en el Camp Nou, con un marcador que no se había repetido desde el 16 de abril del 2011. En aquella ocasión, Barcelona y Real Madrid igualaron con tantos, primero, de Lionel Messi y, sobre el final, de Cristiano Ronaldo. Ambos fueron parte del duelo jugado hoy 3 de diciembre en Barcelona, así como otros tres jugadores por cada equipo.
En el lado blaugrana, repitieron el plato Gerad Piqué, Sergio Busquets y Andrés Iniesta -ingresó para convertirse junto a Messi en la dupla con más clásicos españoles en la historia-. Por el equipo merengue, Sergio Ramos, Marcelo y Karim Benzema. La diferencia entre aquellas versiones de Real Madrid y Barcelona, sin embargo, no radica tanto en las individualidades, sino en el nivel de sus técnicos.
Se escaparon las ideas
Este partido reflejó la decadencia de ambos equipos en las últimas cinco temporadas. Sobre todo de un Barcelona cada vez más dependiente de la velocidad y potencia de Neymar, el todismo de Messi, la eficacia de Luis Suárez y el poder decisorio de Andrés Iniesta para cambiar un panorama individualista en el equipo culé. Luis Enrique no ha potenciado ni encontrado una nueva idea de juego en Barcelona desde su llegada.
Por el lado de Real Madrid, Zinedine Zidane quizás cuenta con algo más de crédito. Más allá de la Champions League ganada, recién debutó como técnico de Primera División en la temporada 2015/16. Además, estará siempre bajo la sombra del intervencionista Florentino Pérez en el armado de la plantilla. Sujeto a un equipo que prioriza poco lo deportivo, pero aun así con un plantel rico, no cuenta con una propuesta que despliegue recursos en bloque, sino que depende de la jerarquía de sus nombres.
Reflejo de sus vicios
El juego en los noventa minutos y descuentos en el Camp Nou, por lo mencionado líneas arriba, fue un solo de detalles y arrebatos individualidades. Fue la potencia de Sergio Ramos versus los pases de Andrés Iniesta. Fue un recuerdo de cinco años atrás reducido a dos jugadores. Porque del resto se esperó mucho y dio poco. Los principales problemas de Barcelona pasaron por una defensa que tiene su punto débil en Javier Mascherano.
El 'Jefecito' cometió dos penales; el primero al trabar a Lucas Vázques en el área; el segundo, luego jalonear a Cristiano Ronaldo y no dejarlo saltar. Ambos en el primer tiempo de un jugador que en Barcelona se busca que sea el reemplazo de Carles Puyol, pero claramente no da la talla en la posición de central ante rivales con tanta fuerza ofensiva en el área como Real Madrid.
El cuadro de Zidane demostró lo último siempre que Barcelona se replegó y, sobre todo, con la salida de Neymar. Sin el brasileño, las jugadas culminaron menos y el balón regresó más a campo del local. Entonces, los dirigidos por Luis Enrique pudieron empezar a lamentarse las dos ocasiones claras que erraron el brasileño y Lionel Messi -luego de un pase magistral de Neymar-.
Finalmente, el gol de Real Madrid vía Sergio Ramos fue justo castigo para un muy buen plantel que, pese a la calidad de sus jugadores, no puede consoldiarse en un buen colectivo. Salvo destellos en asociaciones de Neymar, Messi y Suárez, con Iniesta como comandante detrás y Busquets como su segundo, Barcelona no aparece ni se sostiene en un once. Real Madrid, a su vez, lo hace en el peso de Ramos, la omnipresencia de Luka Modric y la jerarquía de Cristiano en el área. Luego, ambos no muestran lo que deben de acuerdo a lo que tienen, por ello, entregaron uno de los clásicos más deslucidos de la última década.
Fotos: AP, EFE
Mostrar/Ocultar comentarios
