Composición fotográfica: Junior Chuquillanqui / DeChalaca.comLa selección peruana despejó algunas dudas respecto a lo que puede mostrar en la Copa América Centenario. Más que el cambio de sistema al 4-1-4-1, un mecanismo es sintomático de su propuesta: las triangulaciones.
Jair Villanueva | @Jair_Villanueva
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Ricardo Gareca cambió de esquema, también de jugadores, pero no de propuesta. Del 4-2-3-1 que hizo tradicional en desde su llegada en 2015, desplegado en ocasiones en un 4-trapecio-2, pasó ante Trinidad y Tobago a un 4-1-4-1. Adán Balbín fue el ancla, mientras que Óscar Vílchez -derecha- y Christian Cueva -izquierda- fungieron de interiores. En los extremos, finalmente, anduvieron Flores y Hohberg.

La segunda línea de volantes fue determinante para llevar los ritmos de un equipo con una intención clara: ser protagonista -como siempre ha querido Ricardo Gareca- con transiciones dinámicas en el juego de posición y el de posesión. En esta actitud colectiva, el mecanismo que destacó sobremanera fue uno: la triangulación lateral-interior-extremo, puesta en marcha en los tres goles peruanos.

Las muestras

Ocupación ofensiva

 

- Revoredo, Balbín y Trauco sobran para sostener el bloque en ataque.

- En la progresión por derecha, Revoredo sostiene, Vílchez toma la banda en profundidad y Hohberg la zona interior.

- 8 jugadores peruanos en posición ofensiva.

Rotación I


- Vílchez sostiene como eje el ataque, Revoredo toma la banda en profundidad y Hohberg pasa a la zona interior.

 - Perú mantiene 4 detrás de Da Silva para llegar al área: Flores, Cueva, Hohberg y Revoredo; tr

Rotación II


- Vílchez toma el balón desde la banda, Trauco rompe como interior hacia afuera y Flores fija la marca de un defensor.

- Superioridad numérica por izquierda clara ante una defensa muy mal ubicada. Vílchez hace la diagonal, Flores escapa de su marca y anota el 3-0,

El diagnóstico

Las triangulaciones se desplegaron mejor a medida de que los jugadores más funcionales estuvieron en el once blanquirrojo. Cueva y Vílchez, en ese sentido, fueron claves para ser los ejes ideales de estos mecanismos, por derecha o izquierda. Primero, sostuvieron las proyecciones de los laterales, Revoredo y Trauco, luego trabajaron permutas constantes con Flores y Hohberg, extremos por izquierda y derecha, respectivamente. Con ello, finalmente, quedaban los cuatro volantes de la segunda línea detrás de Da Silva, mientras que tres (Trauco, Balbín y Revoredo) rodearon y mantuvieron el orden en fase ofensiva.

Un mecanismo más que refleja el plan peruano en ofensiva fue tener posesiones cortas por jugador. Por esta vía intentar conectar sus líneas con tres o dos toques, además de no aislar el juego en una zona y cambiar de orientación constantemente. Es decir, darle dinamismo al ataque. Por ello, Cueva y Vílchez fueron protagonistas por igual hasta que uno de los dos fue reemplazado. Perú, pues, sin tener superioridad en la potencia física, fue más veloz en el juego que Trinidad y Tobago, selección que si bien no tuvo lectura ni rigurosidad defensiva, tampoco evitó observar qué busca Ricardo Gareca con este plantel. Esta versión de la selección peruana mantiene la idea de ser protagonista, pero con una frescura distinta para atacar, que es plasmada en sus triangulaciones.
 

Composición fotográfica: Junior Chuquillanqui / DeChalaca.com
Ilustraciones: Jair Villanueva / DeChalaca.com

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