Atlético Chalaco - Vélez Sarsfield 1980: Invitado sin presa
Cuando comenzó la década de los ochenta, el viejo Atlético Chalaco era aún uno de los equipos que solían animar cada campeonato del fútbol peruano. Entonces el cuadro porteño tenía 77 años de existencia pero recién en 1980 asistió por primera y única vez a la Copa Libertadores. El ‘León porteño’ venía de ser subcampeón y le tocó acompañar a Sporting Cristal en un grupo en el que además estaban River Plate y Vélez Sarsfield de Argentina.
Hecho cabezotas
El Chalaco hizo su debut copero con un empate sin goles ante Cristal el 16 de febrero y debió esperar hasta el 1 de marzo para disputar su próximo encuentro. El rival fue Vélez, equipo que contaba con el ‘Indio’ Jorge Solari como técnico y con las figuras de Carlos Ischia en la volante y -el ex DT de Universitario- Osvaldo Piazza en la defensa. Para los de Liniers también era su primera incursión en un torneo internacional.
Esa noche a los porteños se les prendió el entusiasmo (y el ingenio) para armar una ceremonia previa acorde a su posibilidad económica. Todo comenzó simple pero no lejos de lo emotivo para sus seguidores: una banda de músicos de la Marina entonó las estrofas de “Nostalgia Chalaca”, el himno del Callao, mientras se dio paso al desfile de un grupo de niños con los colores del equipo. Todo ello, sin embargo, quedó opacado por el actor principal de la jornada, un león que dentro de una jaula pretendía ser la atracción mayor.
Llegó al estadio haciendo honor al apelativo del Atlético Chalaco y se le dio una vuelta olímpica en un intento por encender los ánimos de las tribunas, pero lejos de ello, al pobre felino no le quedó más remedio que ignorar toda la fiesta dentro de su encierro y se la pasó haciendo mutis a cualquier intento por sacarlo de su sueño. Así se la pasó el tiempo que estuvo cerca de la cancha.
Se dijo que al inicio la idea era que los leones fueran dos y que costó forzar una puerta de acceso al Nacional para hacerlo ingresar, pero lo cierto es que al final todo quedó registrado como una de las anécdotas de la Copa Libertadores, más aún porque luego el choque entre peruanos y argentinos culminó con un resultado para olvidar.
A las 20:00 horas se dio el pitazo inicial del árbitro chileno Mario Canessa, y aunque el Chalaco dio pelea en la primera mitad, se fue a las duchas perdiendo 0-1 luego que a los 30’ José Antonio Castro batió a Fernando Apolinario con un golpe de cabeza. Los porteños cumplieron un gran despliegue físico en su intento por equiparar fuerzas con Vélez, pero su esfuerzo lo pagaron caro pues se cansaron y en el segundo tiempo Osvaldo Damiano decretó el 0-2 a los 85’.
El oficio entre uno y otro equipo se notó en el acto y se mantuvo a lo largo de la Fase de Grupos en la que los del ‘Fortín’ culminaron en primer lugar y los chalacos ocuparon la última casilla. A ese once que dirigía el ‘Cabezón’ César Cubilla igual le quedó la experiencia de estar en un partido en el que sus nombres se mezclaron con el de un ignoto león que -ya que ni siquiera se supo de dónde lo sacaron- nunca salió del anonimato.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Recortes: diario La Crónica