Cenizas cenicientas
Hace aproximadamente tres años, ante la prensa de su país, Francisco Maturana diagnosticó que el fútbol colombiano se estaba ‘peruanizando’. Fue un diagnóstico severo, pero tan cierto como que la selección peruana se fue al abismo el día en que se ‘maturanizó’. El proyecto Maturana no solo fue desastroso por resultados y por la división que generó en un plantel que tenía en la unión de grupo su mayor virtud. Fue desastroso porque instauró en la dirigencia de la Federación la costumbre de seguir las pautas sensacionalistas de una prensa que exigió y aplaudió la llegada de Maturana, y que, sin sonrojarse, también demandó su salida ante las primeras derrotas; pautas que se calcaron en procesos siguientes.
Hace exactamente doce años, el 4 de septiembre de 2000, un día después de caer contra Argentina en Lima (1-2), Maturana fue despedido. Lo más grave, sin embargo, es que la FPF, por entonces aún presidida por Nicolás Delfino, perdió del todo la brújula: la salida de Maturana fue el primero de los siete cambios de entrenador que realizó Perú en los doce años siguientes.
La revolución venezolana
Por esa misma época, en 2000, los nombres de Stalin Rivas, ‘Gaby’ Miranda, José Dolguetta y Rafael Dudamel pasaban a formar parte del pasado en Venezuela. Nuevos nombres emergían en su fútbol: Juan Arango, Ruberth Morán y Alexander Rondón surgían como nuevos ídolos, en los cuales se apoyó el progreso.
La revolución en Venezuela arrancó en 1999; no nos referimos a la dictadura chavista, sino al proceso que encabezó el argentino José Omar Pastoriza. César Farías, actual seleccionador de la ‘Vinotinto’, afirma que “Pastoriza introdujo la técnica, la disciplina, la estrategia, y formó a un buen grupo de técnicos, que han seguido sus orientaciones y vibran como lo hacía él por el fútbol. Pastoriza dejó mensajes importantes para el fútbol venezolano. Los resultados que se vinieron obteniendo en los últimos tiempos y estos mismos de ahora son, en gran parte, gracias al trabajo que hizo en nuestro país”.
Los memoriosos recordarán la fiesta que hubo en Venezuela tras la cuarta fecha de las Eliminatorias a Corea/Japón 2002, cuando venció 4-2 a Bolivia; un resultado que hoy resultaría una obligación para la ‘Vinotinto’, en ese momento fue una proeza. Pastoriza entendió que el primer paso era ganar respeto. Con él, Venezuela perdió nueve partidos de Eliminatoria, cuatro de ellos por goleada. Aunque suene contradictorio, que cinco de esas derrotas fueran por menos de tres goles de diferencia, ya era un avance. Las caídas, de todas formas, le bajaron el pulgar y el ‘Pato’ dejó la ‘Vinotinto’ en noviembre de 2000, solo dos meses después de Maturana.
Curiosamente, el reemplazante de Pastoriza fue el técnico de la selección venezolana Sub-20, Richard Páez, caso que también se dio con Julio César Uribe, quien entrenaba a esa categoría cuando le tocó suceder a Maturana. Sin embargo, Venezuela no cedió a la improvisación: entendió que esas derrotas eran parte de un proceso y que lo que necesitaba el suyo no era cambiarlo todo, sino tener un segundo impulso. En esa misma Eliminatoria, Páez comenzó a cosechar los triunfos: le ganó a Uruguay, Perú y Paraguay en casa y consiguió un resonante 0-2 sobre Chile en Santiago. Por primera vez en la historia, Venezuela no ocupó el último lugar de un proceso eliminatorio.
El resto es historia más conocida: ya para las Eliminatorias a Alemania 2006, Venezuela era un cuadro, si bien no aspirante, competitivo. La sucesión se dio de forma natural: Páez dejó el cargo tras la cuarta fecha de las Eliminatorias a Sudáfrica 2010; en los primeros días de 2008, César Farías ya era su reemplazante. Aunque la prensa venezolana los describe con estilos distintos (Páez más proclive al ‘lujo’ y Farías a la ‘eficiencia’), no devino un cambio traumático. Venezuela ha tenido una línea de crecimiento lenta pero sostenida; lo que fue alcanzando, no lo perdió. Hoy es tan candidato a clasificar como cualquiera de las otras selecciones sudamericanas.
La involución peruana
En ese mismo lapso, Perú enfrentó otra década perdida, quizá solo superada por los nefastos ochenta. A Maturana lo sucedió Uribe y, a Uribe, Autuori, con un año 2002 en que no se tuvo ni seleccionador ni partidos (es decir, un año regalado). Luego de la salida del brasileño, se alcanzó la etapa más crítica: entre mayo de 2005 y agosto de 2007, Perú cambió cuatro veces de entrenador: pasaron Freddy Ternero, Franco Navarro, Julio César Uribe y José Del Solar; aquel desequilibrio fue recompensado con el último lugar de la Eliminatoria pasada.
Doce años y tres entrenadores después, Venezuela tiene hoy un proyecto consolidado y es candidato a ir al mundial; doce años y ocho entrenadores después, Perú es una selección golpeada a la que solo la seriedad y la coherencia (virtudes que sí tuvo Venezuela) le permitirán salir del abismo que nos dejó la década pasada.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Fotos: lavinotinto.com; Recortes: revistas Once y Don Balón Perú
escrito por lolo de caujul , September 05, 2012
escrito por Raúl Behr , September 05, 2012
Una precisión: Oblitas (cuyo proceso también lamentamos que concluyera) no fue despedido: renunció por la escasa voluntad de la FPF de enfrentar los ataques de la prensa chicha y del entorno polÃtico de aquel momento, que se hicieron cada vez más personales.
Saludos.
escrito por elgranguille , September 06, 2012
escrito por Mario , September 06, 2012
escrito por Juan Carlos Castillo , September 06, 2012
escrito por lolo de caujul , September 07, 2012