Diego Gross: Vino, vio y se quitó
En 1998, cuando en el Perú aún se tenía una fiel devoción por el fútbol argentino, en Universitario, con Osvaldo Piazza como técnico, se decidió por refozar el plantel con cuatro jugadores del Río de la Plata. Uno de ellos responde al nombre de Diego Alejandro Gross Nuño (Buenos Aires, 10 de julio de 1973), quien llegó, junto a Mauro Cantoro, de la escuela que por entonces dominaba la Argentina, la de Vélez Sarsfield.
Buscando el Virreinato
La primera referencia que se tiene de Gross es que debutó en el primer equipo de Vélez el 25 de julio de 1993, cuando el cuadro de Liniers disputó la Copa Centenario con Carlos Bianchi como técnico. Su primer rival fue Boca Juniors, contra el que perdieron por 1-0, quedando eliminados.
Su presencia en el equipo del ‘Virrey’ fue efímera desde entonces. Los éxitos del once base dejaron muy poco espacio para los nuevos jugadores, por lo que, luego de permanecer en Liniers hasta mediados de 1995, cambió de camiseta en busca de minutos de juego. El club Tigre de Victoria, el conocido ‘Matador’, fue su destino, pero ahí también duró poco. Para 1996 decidió seguir sus orígenes y se marchó a Italia para jugar en las ligas regionales (en diversos medios se indica que actuó por equipos como AS Camerino y ASD Sangiorgese, aunque dicha información no ha podido ser corroborada). Dos años después, volvió a Sudamérica para reencontrarse con algunas caras conocidas.
De banca en banca
En el Universitario que por 1998 se planteó recuperar el título nacional, Gross se encontró en una situación similar a la que tuvo en el inicio de su carrera con Vélez: poco espacio para jugar. El cupo de extranjeros le complicó la estadía en el Perú, ya que ese año la ‘U’ tuvo a los argentinos Gustavo Falaschi, Alfredo Aníbal González y al ‘Toro’ Cantoro, además del brasileño Eduardo Esidio. Encima, las lesiones también le complicaron la vida mientras estuvo en tienda crema. Aún así, el debut oficial le llegó el 29 de marzo durante el Torneo Apertura y con un marco inmejorable como lo fue el clásico que aquel día se disputó en Matute. Si bien apareció entre los suplentes, su presencia en la cancha se dio a los 72’ cuando Piazza ordenó su ingreso en lugar de Cantoro, pero apenas si duró unos minutos en el campo pues a los 90’ le propinó un codazo a Frank Ruiz. El árbitro del encuentro, José ‘Tarjetita’ Arana (¿quién más?), le sacó la roja de inmediato. Aquel partido terminó siendo su debut y despedida con los cremas.
Regresó a Italia en busca de más oportunidades, pero la nueva aventura le duró poco ya que en 2000 volvió al fútbol peruano, esta vez para formar parte del Deportivo Pesquero que ese año se mudó a Huancayo para quedar perennizado como el Deportivo Wanka. Con Roberto Mosquera como técnico, Gross recién pudo actuar en la fecha 13 del Apertura cuando ingresó a los 77’ por su compatriota Rodrigo Gauna en un partido que de visita acabaron empatando 1-1 ante Deportivo UPAO. En la siguiente jornada, ya como local, formó parte del 4-2 con el que su equipo le ganó a Melgar. En esa ocasión reemplazó a Edward Torrealba a los 82’. El último capítulo de su estancia en el Perú se dio el 14 de mayo cuando el Wanka perdió 2-0 frente a Unión Minas de visita. En lo que ya parecía una costumbre, ingresó a los 69’ para sustituir al ‘Gallo’ Pedro Valdivia. Para el Torneo Clausura ya no contaron más con él.
El final de su periplo por suelo peruano, sin embargo, dejó una curiosidad. Y es que, quizás asumiendo que su situación en Huancayo no daba para más, Gross comenzó a buscar por su cuenta contactos de otros clubes que pudieran estar interesados en sus servicios. Para este fin, el jugador argentino no tuvo mejor idea que la de publicar un anuncio en una web solicitando información sobre equipos de Estados Unidos, resaltando su paso por Vélez Sarsfield y “en un club italiano… en la Segunda División”. Como fuere, el final de su carrera resulta todo un misterio. Recién a mediados de 2013 su nombre reapareció como parte del ASD Futsal Silenzi, equipo italiano que, como su nombre indica, disputa torneos de fútbol de salón. Y así como apareció, volvió a desaparecer, casi sin dejar rastro, tal como su paso por el fútbol peruano.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Recortes: diarios Líbero y El Bocón
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