Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.comEl 17 de marzo de 1971 se consumó una de las más grandes grescas en la historia de la Copa Libertadores. Aquel día, Boca Juniors y Sporting Cristal jugaron un partido que comenzó en La Bombonera y acabó en una comisaría, situación que acarreó una sanción para el club xeneize, pero no en su eliminación directa como se cree.

 

Roberto Gando | @Roberto_Gando
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 Pese a que no hay mucho por discutir cuando se dice que la Copa Libertadores es el mejor torneo que se puede disputar entre clubes en Sudamérica, en ella también existen defectos, algunos de larga data y con muy variados recuerdos. El de 1971, cuando la disputa apenas si se encontraba en su primera etapa, quedó marcado por ser uno de los que mayor repercusión tuvo, tanto por lo que pasó en la cancha como por lo que sucedió después.

Igual para todos

El 17 de marzo se enfrentaron Boca Juniors y Sporting Cristal en Buenos Aires, equipos que habían sumado tres puntos en tres partidos; entre ambos, el cuadro xeneize era el que requería con mayor urgencia del triunfo, pues llegó al encuentro con los del Rímac luego de perder de manera consecutiva ante River Plate e Independiente en encuentros válidos por el Torneo Metropolitano de Argentina.

Aunque todo comenzó muy mal para Boca -pues a los 17’ Juan Orbegozo anotó el primero a favor de Cristal-, dos goles en tan solo tres minutos cambiaron el semblante local: Jorge Coch a los 22’ y Ángel Clemente Rojas a los 25’ pusieron la cuenta en 2-1 y así se fueron al descanso. Recién en 69’, Carlos Gonzales Pajuelo volvió a emparejar el marcador y a cerrar toda la discusión futbolística en La Bombonera.
Rubén Suñé frenaun ataque de Alberto Gallardo sobre el arco de Rubén Sánchez (Recorte: diario El Comercio)
Las reseñas de la época indican que el partido se jugaba en un trámite regular, hasta que a falta de un minuto, una falta de Rubén Suñé sobre Alfredo Quesada dio comienzo a una batalla campal. Salvo por los arqueros y el defensa peruano Julio Meléndez, que actuaba en el cuadro local, todos los demás jugadores fueron expulsados en su informe por el árbitro uruguayo Alejandro Otero, quien además también se desempeñaba en su país como comisario.

Con todos los involucrados detenidos por la policía -incluido Otero-, el desencuentro del campo quedó en el olvido bajo la sombra del arrepentimiento, el mismo que se hizo notar durante la madrugada, cuando los jugadores de los dos equipos compartieron una inusual cena en la que confraternizaron. La situación, por lo anormal, culminó luego de varias horas en las que las autoridades argentinas vieron por conveniente evitar su comparecencia ante un juez, quien podía dictar prisión en vista de una ley que penaba los actos violentos en los espectáculos.

Efectos secundarios

La consecuencia inmediata fue la suspensión del estadio de Boca Juniors de forma provisional, el mismo que ya arrastraba una pena similar para albergar encuentros en el campeonato argentino. La medida, impuesta por la Confederación Sudamericana de Fútbol, se tomó en vista de la invasión de campo que se produjo en plena pelea. Con ello, se dispuso también que los dos partidos que aún le tocaba disputar a Boca -con Universitario y Rosario Central-, se jugaran en un estadio que debía escoger la Asociación del Fútbol Argentino.
Toda la pelea comenzó en esta acción en la que Alfredo Quesada recibió una dura falta dentro del campo de Boca (Recorte: diario El Comercio)
Además, diecinueve jugadores fueron suspendidos con penas que iban desde los seis partidos hasta simples amonestaciones y multas económicas, lo que obligó a que desde Lima viajen de emergencia seis miembros de la Reserva de Cristal, para así poder completar un equipo que juegue su último compromiso en Argentina ante Central.

Quien también se vio afectado pese a no ser parte de los hechos fue la ‘U’, que debía jugar ante Boca el día 23, pero cuyo encuentro fue aplazado hasta el 25 de marzo por la CSF. En contraparte -y pese a las versiones que indicaban el designio de la cancha de Racing Club en Avellaneda-, la AFA terminó por apoyar a Boca y programó su choque con el cuadro crema en La Bombonera, donde el plantel xeneize se presentó en la cancha el día y a la hora señalados, pero sin la presencia de su rival y sin la de los árbitros, que se quedaron en los vestuarios.

 

 

Lo que siguió luego fue la sanción conocida por todos, con Boca separado de la Libertadores, pero no por la pelea, sino por su desacato a la sanción original. Los puntos de sus dos partidos restantes se otorgaron a favor de Universitario y de Central, los que además recibieron una indemnización por los contratiempos causados. Ambos clubes fueron los únicos que se quedaron con opción de clasificar a la siguiente etapa del torneo, ello tras la derrota rimense por 4-0 en su visita a Rosario.

Al final, Cristal fue quien decidió la suerte de su grupo, pues en el último choque cayó derrotado 3-0 frente a los de Odriozola, que fueron los que avanzaron en una Copa que se toma como ejemplo sobre todo lo que no se debe hacer cada vez que surge una gresca.

Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Recortes: diario El Comercio; Video: Youtube / Usuario: DiFilm


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