Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comPerú le puso fin a una espera equivalente a la vida de más del 60% de su población. Los goles de Farfán y Ramos sellaron el 2-0 sobre Nueva Zelanda que consagró la gesta del equipo de Ricardo Gareca: uno que quedará en la historia del fútbol como el que devolvió, después de 36 años, a un país genuinamente futbolero a la Copa del Mundo.

 

    Roberto Castro | @rcastrolizarbe
    Director General

¿Por qué el 15 de noviembre de 2017 quedará inscrito como el día más feliz de la vida de tanto corazón peruano?

1. Porque se hizo realidad un sueño, y no hay cosa más linda en la vida.

2. Porque se logró en casa, con nuestra gente, y las alegrías es inmejorable vivirlas en familia.

3. Porque esa casa estuvo de gala, rebosante de blanco y de rojo, unida en colores para postales que solo se habían visto en blanco y negro.

4. Porque una de esas postales mostraba al himno cantado a capela por un capitán y un presidente oportunista, y cuatro décadas después solo lo cantaron a capela los jugadores y su gente.

El himno cantado por los jugadores y los asistentes al estadio Nacional fue un momento memorable. (Foto: Carlos Vela / DeChalaca.com) 

5. Porque ese grupo de jugadores logró controlar la ansiedad de toda aquella gente y también la suya propia, y convertirla en seguridad.

6. Porque esa gran transformación emocional se logró con lo que más necesitan los millenials de estos días: racionalidad, cabeza fría -en este caso- futbolística y táctica.

7. Porque el día después hay un feriado merecido, a pesar de haber estado absurdamente condicionado a un resultado deportivo, como la señal que menos necesitan los millenials de estos días -la termocefalia producto del momento-; ¡lo decretas y punto, más allá del resultado!

8. Porque el resultado plasmó, en goles, la clara superioridad del equipo que era mejor que el otro.

Jefferson Farfán abrió la cuenta y desató la locura de todo un país. (Foto: Carlos Vela / DeChalaca.com) 

9. Porque ese equipo, aun con la sensible ausencia de su '9' goleador y principal jugador, resolvió este repechaje sobre la base de su fuerza colectiva.

10. Porque en la ausencia de esa figura, apareció otra con la '10' en la espalda para poner la cuota de jerarquía en el momento indicado: Jefferson Farfán.

11. Porque esa definición de Farfán fue la más adecuada para abrir un arco cerrado: latigazo al medio, fuerte, aprovechando el claro y fusilando.

12. Porque el grito de gol que inundó el Nacional, a toda esa número doce, fue producto de una estrategia ofensiva bien diseñada.

El grito de gol de Jefferson Farfán era la consecuencia de una jugada bien fabricada y la demostración que a Nueva Zelanda se le podía ganar con diferencia. (Foto: Andina) 

13. Porque Perú no hipotecó sus chances de anotar a la buena suerte, sino a patear al arco: desde fuera, desde el costado o, sobre todo, esperando el centro al ras, lo más inteligente ante una defensa bien cerrada pero dura en movimientos.

14. Porque esas armas se combinaron bajo una premisa modesta en sí misma: la vocación por forzar y aprovechar el error del rival, sin subestimarlo pero sí teniendo claro que ese es el mejor camino para resolver repechajes, como en los yerros de Andrew Durante (1-0) y Michael Boxall (2-0).

15. Porque en esa línea llegó el gol del '15', de Christian Ramos, como una sombra que se extendió sobre el poste derecho de Stefan Marinovic para sellar el pleito.

16. Porque si alguien se merecía ese grito de guitarrista imperfecto era Ramos, eterno y estoico soldado que vino de la banca de suplentes una y mil veces en esta década, cada vez que otros backs se lesionaron o se hicieron expulsar.

Christian Ramos celebra el 2-0 que sentenció el partido. (Foto: Andina) 

17. Porque en esa confianza de convertir a Ramos en titular yace implícito uno de los mejores mensajes del entrenador en este proceso: que jueguen los que están, los que están siempre y los que están mejor.

18. Porque por esa filosofía tuvo su chance sobre el final de un partido histórico un tipo de espíritu encomiable como Adrián Zela, futbolista trabajador e ícono de la superación de sí mismo.

19. Porque ese mismo camino fue seguido durante esta larga trayectoria por gente que ahora es referente como Miguel Trauco, quien aprovechó su oportunidad hasta volverse estandarte.

20. Porque por el otro carril hay un abrazo fundido entre Luis Advíncula y Aldo Corzo, café y leche, hombres de estilos disímiles para una misma banda: la roja sobre el pecho blanco, esa por la que son tan leales competidores como buenos amigos.

Luis Advíncula y Aldo Corzo compiten en el puesto de lateral derecho, pero eso no deja de lado una notable amistad y el objetivo común. (Foto: Andina) 

21. Porque por el centro, esa titularidad de Ramos se apoyó en su notable complementariedad con un líder tan silente como solvente: Alberto Rodríguez, a quien hoy muchos emulan con Beckenbauer pero a efectos de lo que acá importa, imprime ese caudillaje por presencia y sin aspavientos que legó como escuela don Héctor, el Gran Capitán.

22. Porque el caudillaje en este grupo se contagia intergeneracionalmente, y por eso si Rodríguez es mariscal de la defensa, la volante tiene un patrón en Renato Tapia, epítome de la madurez que tan bien le vendría a tanto peruano de 22 años.

23. Porque esa madurez juvenil es compartida por otro hombre de casi la misma edad que enseña a toda su generación que la seriedad para el deporte y la vida puede estar siempre acompañada de una sonrisa de oreja a oreja: Edison Flores, humilde hasta para cumplir funciones que no le competen como las de volante de primera línea.

24. Porque también es humilde, para ir al banco, uno de los emblemas de esta campaña antológica: Yoshimar Yotún, el villano de la eliminación de 2013 que se fue pifiado de un Nacional enardecido que lo aclamó de pie como héroe de la clasificación de 2017, cuando su ingreso en el segundo tiempo.

Édison Flores entre lágrimas junto a Miguel Araujo. Dos jóvenes jugadores que disputarán el Mundial. (Foto: Andina) 

25. Porque ese espíritu contagia tanto que acaban viéndose como naturales movimientos de piezas que en otros tiempos habrían costado mucho, como que una figura como Christian Cueva deje el rol de enganche principal para irse a una banda.

26. Porque en esa misma línea y así como Advíncula y Corzo se dan entre sí la derecha, lo mismo hacen de un tiempo a esta parte metros más adelante Andy Polo y André Carrillo, intercambiables para demostrar que el auténtico poder está en la suma de fuerzas.

27. Porque todo lo descrito configura un círculo virtuoso configurado a modo de pintura por ese artista con traza y vocación de obrero llamado Ricardo Gareca, hombre idóneo para ser el conductor de este sueño en un país desbordado por sus ansias: hombre juicioso y sereno aun en la alegría máxima.

28. Porque Gareca le da al país ejemplo de personalidad imitable atendiendo en la conferencia de prensa con el mismo buzo, el mismo discurso lacónico y sobre todo con la capacidad de prestar oídos hasta a los peruanos más prescindibles, esos de mala saña periodística que se cansaron de hostigarlo y hoy lamen el suelo con su carroña.

Ricardo Gareca manejó con inteligencia todas las preguntas que le hizo la prensa, en algunos casos inoportuna. (Foto: Andina) 

29. Porque esos detalles contagian a todos los que los miran al punto de invitarlos a dar al mundo una imagen de civismo extraordinaria, como la del Nacional respetando a rajatabla el himno de Nueva Zelanda.

30. Porque en ese sentido, una vez más el fútbol acude en rescate de valores que a veces se creen perdidos en las sociedades.

31. Porque de esa manera, el fútbol consigue demostrarle a un país ávido de inclusión social que es uno de los mejores vehículos para lograrla que existen en la contemporaneidad.

32. Porque ese país es el número 32 de los participantes en la Copa del Mundo.

Estimado lector, créalo: Perú está en el Mundial. (Foto: Andina) 

33. Porque ese país tiene 33 millones de habitantes que están todos felices a la vez a esta hora.

34. Porque en días en que esos 33 millones se desunen por obra de las artes más ruines de la política, ese fútbol los reúne por gracia de sus artes más excelsas.

35. Porque estos días difíciles quedarán en los libros de historia del Perú, gracias al fútbol, como días felices.

36. Porque pasaron treinta y seis años, acaso una vida entera para todos los nacidos en 1981 -como quien suscribe- y en años posteriores, para gritar lo que quedará prolongado a gritarse el resto entero de la misma vida: ¡Perú está en el Mundial!

Fotos: Carlos Vela / DeChalaca.com, Andina


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La ficha del Perú 2 - Nueva Zelanda 0

 

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