Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comPasaron exactamente 20 años del triunfo peruano sobre Paraguay que cerró las Eliminatorias rumbo a Francia 1998. La justicia se manifestó y es ahora justamente cuando el Perú celebra su clasificación al Mundial.

Extraordinarios, incomparablemente buenos días. El tiempo es justiciero y pone las cosas en su sitio, así se tarde 20 años exactos. Un 16 de noviembre como hoy, pero de 1997, la selección peruana se fue entre aplausos de las cuatro tribunas del estadio Nacional tras vencer a Paraguay y quedar eliminada por diferencia de goles de Francia 1998. El hacedor de esa campaña, contra viento y marea, fue Juan Carlos Oblitas.

Hombre de fútbol atípico en su generación por haber sido el único de aquella brillante camada de mundialistas peruanos que se dignó en capacitarse en Europa para ser entrenador. Acaso porque en el Perú a veces procurar hacerse mejor afuera es un pecado, se ganó adversarios y detractores. Gente que le creó, a la persona que mejor entiende el fútbol de este país, diversas etiquetas que lo acompañaron durante toda su carrera, en muchos casos con odio y mala saña de por medio. Aquella noche de hace dos décadas, en TV se llegó a colocar una concha marina para burlarse de su supuesto fracaso.

Esa carroña no paró hasta publicarle portadas mordiéndole el calzoncillo a dirigentes y vistiéndolo con traje a rayas como si fuera terrorista. Le dijeron argollero, lo bautizaron de tía y lo acusaron literalmente de cafichaje. Ese estiércol disfrazado de periodismo no se detuvo hasta lograr que la pusilánime dirigencia de entonces abortara el mejor proceso que el fútbol peruano había tenido desde sus clasificaciones a mundiales. Y en buena medida, fue la misma gavilla que desde su retorno a Videna como director de selecciones en 2015 se dedicó a atacar, insultar y denostar su trabajo y el de Ricardo Gareca incluso desde antes que en efecto comenzara.

Juan Carlos Oblitas puso su confianza en Ricardo Gareca. (Foto: Andina) 

Quienes hoy hacemos DeChalaca.com somos, en buena medida, producto adulto de esos adolescentes que en los noventa no teníamos redes sociales para combatir la basura convertida en papel o micrófonos. Por eso nos esforzamos en construir un medio que hiciera fuerza contra tanta capacidad de destrucción. Y por eso hoy amanecemos felices de ver cómo la vida le da a cada cual lo que le corresponde: a los inservibles los envía directo al tacho, y a Oblitas lo encumbra como inmenso hacedor intelectual de la clasificación que se merecen todos los peruanos excepto algunos bastante despreciables.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Foto: Andina


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