Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comPase a Sudamericana, dinero en el bolsillo, inversión baja, eliminación prematura, una nueva aventura local y seguimos contándola: así se explica el humillante 6-1 recibido por Aurich en Sarandí ante un Arsenal que pelea la baja en Argentina, pero que cada vez que quiso le anotó a un defensivamente horroroso 'Ciclón'.
    Roberto Castro | @rcastrolizarbe
    Director General

La postal más triste de la lluviosa noche de Sarandí, irónica y cruelmente, fue el único gol que intentó Arsenal en serio y no pudo anotar. Se frisaba el borde de los 78 minutos y el ingresante Juan Brunetta se emprendió a correr hacia el área de Juan Aurich en diagonal, pasando por el medio de uno, dos, tres, cuatro jugadores de rojo y dejando barrido en el suelo resbaloso a Joseph Juárez. Ya en el área, hizo el giro y dejó en el suelo a Jean Pierre Archimbaud. Con ángulo de disparo, decidió hacer más elegante la cosa y tocársela a Franco Fragapane. Este, también con cierto espacio para patear y con Yordi Vílchez en el suelo en nueva barrida estéril, amagó hacia fuera y, en acción típica de fulbito -o picado para el caso- se la estiró a Joaquín Boghossián. Solo, el volante la quiso colocar con Jesús Cisneros vencido y, solo en ese momento, apareció Élsar Rodas como salvador mágico para poner la rodilla y evitar el tanto en la línea misma.

Jugadores caídos como palitroques en el único gol que no fue y otros seis que sí lo fueron en la alforja. Ese fue el patético saldo del paso de un Aurich indigno de representar al fútbol peruano en un torneo internacional. Aunque esto último es un eufemismo, porque al final lo del 'Ciclón' es el reflejo del enfoque que predomina en varias dirigencias del medio: tomar la clasificación a torneos Conmebol únicamente como recurso de caja chica -o cada vez más grande- y recuperar mediante ella, como sea, las pérdidas que la débil estructura económica del fútbol local reportan. Esta es una apuesta económica muy válida; el problema es que ese "como sea" no respeta el mínimo estándar de desempeño deportivo y, también en consecuencia, de destrucción de imagen de marca que un marcador así genera al fútbol de un país.

En el banco del 'Ciclón', Wilmar Valencia se la pasó pidiendo "sangre" a sus jugadores para afrontar el partido. Razón tiene el técnico aurichista en exigir el temperamento que a él siempre le sobró y que en sus dirigidos fue un bien no escaso, sino casi inexistente. Salvo aquella rebelión individual de Enzo Borges para forzar el descuento en un balón dividido con el golero Fernando Pellegrino, el carácter del 'Ciclón' fue el de un visitante sometido por designio tan ajeno como propio y resignado a ser humillado.

Juan Sánchez Sotelo abrió el camino de la humillante goleada de Arsenal sobre Aurich. (Foto: AFP) 

Los ejemplos del bailetón visto en Sarandí son abundantes. Icónico resultó el gol de Franco Bellocq, en el arranque del segundo tiempo, en el que el volante pudo tomar un rebote ante la pasividad y estupefacción de tres zagueros incapaces de reventar una pelota que daba botecitos. O el ya divertido tanto de Claudio Corvalán, el que cerró la faena, conseguido con un centro desde la izquierda que el viento y un paso adelante de Cisneros convirtieron en remate.

El análisis táctico de un partido así es prescindible. Máxime cuando Arsenal había limitado desde el saque sus atributos ofensivos al pase profundo para la carrera de Juan Sánchez Sotelo. Así llegaron los dos goles que dieron pie al desastre, uno al inicio y otro al final del primer tiempo. Del lado opuesto, Renzo Sheput, otro de los que por experiencia tenía algo más de amor propio, acababa en esos momentos barriéndose él mismo para obtener las pelotas que no le llegaban y, lo que era peor, en varios casos sin suerte. El 4-3-2-1 de Valencia acabó siendo un arroz con pato y mango entre la imprecisión de dos zagueros sin peso -al joven Luis Rivas le quedó grandísimo el duelo- y la necesidad frecuente de que los volantes retrocedieran -deficientemente- en su auxilio.

Así, Arsenal, equipo que en la Primera División argentina está en posición de descenso directo por promedio a falta de siete jornadas para el final, aplastó por demolición al equipo con principal opción de descenso directo en el Perú, aun cuando al 'Ciclón' todavía le falta un trecho largo por recorrer en la temporada local. Pero sí: este inicio de año calamitoso en Chiclayo encamina a Aurich, decididamente, al cadalso. Y mientras en Chiclayo no exista otra actitud ante ese destino potencial, no habrá chance de un final diferente.

Arsenal mantuvo el ritmo y siguió castigando al 'Ciclón'. (Foto: AFP) 

Esta, pues, no es una cuestión solo de plantel ralo o de entrenador removible -Valencia hace lo que puede y ya es cuestión de él arriesgarse a quedar tan mal como lo viene haciendo-. Es, sobre todo, un tema de actitud en los escritorios acerca del destino de un club con historia que hace solo seis años escribió su página más gloriosa y ahora está echando por la borda todo lo avanzado con resignación demasiado explícita para parecer solo una infeliz racha. La advertencia está recontra hecha: a Aurich solo va a poder salvárselo, para empezar, cuando a su comando esté gente que así lo quiera.

Los Goles

Fotos: AFP

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La ficha del Arsenal 6 - Aurich 1

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