Foto: APEn el pais de la samba, por doloroso que fuera, Sudáfrica 2010 ya es parte del pasado. En adelante, todo se concentrará en una sola misión: su Mundial. Restan cuatro años, un par de torneos en el camino y un nuevo rostro por conocer en el banquillo.

 

Brasil cayó ante Holanda y muchos aún se lamentan por tamaño baldazo de agua fría. Sin embargo, ya deberían levantarse y comenzar a amalgamar su fiesta que se llevará a cabo en 2014, año en que, si se lo proponen, podrán cumplir al fin el sueño de anteriores generaciones: el de salir campeones del mundo en casa. ¿Qué camino debe seguir Brasil? ¿Cuáles deben ser sus prioridades? Acá, algunas ideas de lo que sería el vía crucis del Scratch, con todos los paraderos -Copa América y Confederaciones- hacia la próxima justa mundialista.

Esbozando el nuevo rostro

Ante la salida de Dunga de la dirección técnica de la verdeamarelha, los rumores comienzan a surgir sobre quien agarrará el buzo de seleccionador de Brasil. Nombres como el de Luiz Felipe Scolari, que campeonó en Corea-Japón 2002, o el ex entrenador del AC Milan, Leonardo, aparecen en los medios.

Lo que podríamos afirmar tras el fracaso mundialista de Dunga, es que resulta casi imposible que la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) contrate a un técnico del perfil futbolístico del ex capitán de selecciones brasileñas. Por historia y estilo, Brasil no puede carecer de variantes como este equipo en Sudáfrica, que sufrió a la hora de encontrar nuevas ideas en el banco para darle vuelta a la historia. El único recambio de Kaká era Julio Baptista -que no es un creador nato precisamente-, mientras que Robinho y Luis Fabiano solo tenían a Nilmar y Grafite como reemplazantes. Hay una frase conocida que dice “en Brasil levantas una piedra y sale un crack”; en el Mundial, con esta selección no ocurrió eso.

Ante estas variables, el nuevo prototipo de DT debería ser alguien más abierto a distintas formas de juego, consciente del fútbol moderno y de las innumerables armas que tiene Brasil para afrontar con su propio estilo el juego actual, que ante los conflictos no opte por solucionar separando partes; por el contrario, que las vuelva a unir. Un entrenador que tenga tanto nombre -aunque suene utópico- como lo tiene el seleccionado brasileño en la historia del fútbol mundial. Además, deberá administrar bien lo que heredó Dunga: el trabajo en la parte trasera, el sacrificio que le agregó al juego brasileño, ese que hoy en día no es exclusividad de los hombres netamente defensivos. Es de todo un equipo.

Paradero 2014

El más cercano objetivo es la Copa América 2011 en Argentina, tierra del archirrival. En este torneo, los pentacampeones tendrán doble obligación y motivo para alzarse con el trofeo: primero, para asolapar los fantasmas de su eliminación en Sudáfrica y, segundo, para romper una racha histórica en la que Brasil nunca ganó un Sudamericano o, posteriormente, Copa América en la zona rioplatense. Esta, pues, será la gran prueba rumbo a Brasil 2014; en este lapso ya debería vislumbrarse una columna vertebral para la contienda mundialista en la que será el anfitrión.

Luego, el siguiente paso será la Copa Confederaciones de 2013 -la canarinha también será local-, un escenario ideal para que el equipo brasileño que disputará su Mundial se gradué con honores. De ahí en más, el Scratch deberá cuidar bastante sus pasos en los meses restantes. Con la llegada de la justa mundialista a su territorio, la única pequeña arruga que tendrá que pagar es la de campeonar en su casa, una larguísima espera de 64 años para borrar por completo los fantasmas del Maracanazo. Por todo ello, 2014, por peso histórico, tiene que ser el Mundial de Brasil, sino será un nuevo fracaso y, quien sabe, cuánto tiempo más tenga que esperar.

Foto: AP

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