Composición fotográfica: Gian Saldarriaga / DeChalaca.comAlemania y Holanda sorprendieron a todos en el Mundial con estilos radicalmente distintos de los históricos con los que se les asocia. Van Marwijk y Löw intentan marcar una era. Los resultados los han acompañado; ¿seguirán la senda?

 

Los mundiales cambian la vida de sus protagonistas. Asamoah Gyan no será nunca más el mismo jugador desde que canjeó su penal por la tristeza africana. Abreu tampoco seguirá siendo un ‘Loco’ más, sino el loco que no creyó en los nervios y picó el balón cuando todos los celestes rogaban mentalmente que no lo hiciera. Pues bien, luego de esta cita sudafricana, Van Marwijk y Löw quizá sean recordados como los principales gestores del abandono de dos estilos marcados en el mundo futbolístico. Vale decir que en Sudáfrica, tanto Alemania como Holanda se quitaron la mochila de sus predecesores para comenzar a escribir una nueva historia.

La naranja literalmente mecánica

Es necesario hacer una pequeña retrospectiva no tan lejana. Ubíquese, estimado lector, en el mes de junio de 2008, Eurocopa. Holanda acaba de aplastar en su grupo a Italia, Francia y Rumania. Nada menos que a los dos finalistas de Alemania 2006. La prensa, emocionada, ubica ya a los tulipanes  como uno de los finalistas. Sin embargo, el análisis no se encarga de la cuestión defensiva de los oranje, que había dejado un poco que desear y, a pesar de las sendas goleadas, podía vulnerarse con facilidad. Casi como una confirmación de algunas dudas, la Rusia de Arshavin, en cuartos de final, empaca las maletas de los dirigidos por Van Basten con un contundente 3-1. Otra vez el eterno candidato se despedía temprana y sorpresivamente.

Es ahí que probablemente se genera el punto de quiebre. A pesar de que Bert van Marwijk ya tenía el puesto asegurado pasara lo que pasara en la Eurocopa, posiblemente en ese momento el chip de los holandeses cambió, se podría decir, de manera irreversible. ¿Cómo sigue la historia? Desde que comienza la Eliminatoria, Holanda no conoce de derrotas ni empates. Una máquina aplanadora. Y sin embargo, uno al observar alguno de esos encuentros podía notar que algo había cambiado.

En el Mundial llega la confirmación. Los neerlandeses se convierten en un equipo que aburre bastante en pasajes del encuentro, pero que derrota a sus rivales con la seguridad de los que ya jugaron ese partido. Adiós al encandilamiento del público y el tiki-tiki para sus aficionados. De la mano de Van Marwijk se abría camino la nueva Holanda que primaba la solidez defensiva y la destrucción en el mediocampo, mientras el Fútbol Total de Rinus Michels quedaba para las bibliotecas. La invención se la dejaban a la sociedad Robben-Sneijder, mientras el equipo hacía gala a su apodo y los otros 9 se mecanizaban victoria a victoria.

Ahora queda el dilema de saber si esto se convertirá en flor de un día o se está viendo la nuevaversión de la oranje. Para los amantes del fútbol táctico, el trabajo de Van Marwijk es elogiable. Nadie niega que su aporte fue bastante determinante a la hora de conseguir el subcampeonato. Holanda está abandonando las raíces del árbol de Michels y Cruyff para comenzar a alimentarse de Van Marwijk. Quién sabe si por ahí no estará el camino del éxito.

Palabra de Kaiser

“¡Nunca vi a Alemania jugar así!”, afirmó -a modo de exclamación- Franz Beckenbauer, con la seguridad que solía imponer cuando aún se vestía de corto. Aunque el proceso de Löw en Alemania viene tomando más tiempo que el de Bert en Holanda, el cambio ha sido igual de radical. Se notó algo distinto desde aquel primer partido contra Australia. La presentación de los candidatos venía siendo bastante pobre hasta que aparecieron los once teutones para dominar la infame Jabulani y ponerla al piso a rodar dando una demostración de fútbol al aplastar a los socceroos.

Tras ello, a nadie se le ocurrió nombrar a Ballack. La volante compuesta por cinco jugadores parecía no tener un orden definido: en un momento Müller aparecía por el lugar que había ocupado Özil cinco minutos antes, mientras tanto el zurdo jugador se escabullía junto con Schweinsteiger para sorprender al equipo rival. Los discretos partidos ante Serbia y Ghana parecieron ser sólo fruto de la inocencia de la juventud luego de observar los recitales futbolísticos que sufrieron Inglaterra y Argentina.

En los más de diez años -será poco, pero por algo se empieza- que este servidor lleva viendo fútbol, jamás había observado un equipo germano jugar de esa manera. Respetando el balón, priorizando el buen toque y logrando los relevos ofensivos de una manera casi perfecta. En anteriores mundiales, los teutones solían ganar sus cotejos por aplastamiento, camiseta o garra. Esa clase de dinámica y velocidad con la pelota nunca se había visto.

No se puede dejar de mencionar que quizás este nuevo estilo haya sido impulsado por la emoción de la edad y que Alemania desarrolló ese fútbol cuando se vio arriba en el marcador, más no antes. Como los holandeses, los teutones se han separado drásticamente de su posicionamiento en el imaginario del hincha futbolero. Casi un cambio de 180º. Por el bien del fútbol y de los que aprecian las ganas de jugar bien - mal llamados románticos o antiguos- se espera que los germanos reciban ese premio que se han ganando tanto este mundial.

Composición fotográfica: Gian Saldarriaga / DeChalaca.com

Comentarios ( 0)add
Escribir comentario
quote
bold
italicize
underline
strike
url
image
quote
quote

busy