Foto: revista Gol y GolHoy que Chile espera con ansia su regreso a la Copa del Mundo, es propicio recordar a la selección mapochina que consiguió ser tercera en "su" Mundial de 1962. Objetivo que comenzó a labrar con una victoria en Cuartos sobre la URSS, con un gol decisivo de Eladio Rojas.

 

En su Mundial, Chile supo hacer respetar su condición de local y logró ubicarse como la tercera mejor selección. La hazaña tuvo de por medio algo de violencia: su partido contra Italia, en primera fase, había sido una auténtica batalla en Santiago. Era la tónica del Mundial: la pobreza de algunos seleccionados y el juego rudo de otros tantos hizo que apenas a los tres días de haber empezado la Copa del Mundo ya se tuviera 34 lesionados con mayor o menor gravedad.

Pero amén de los golpes, Chile llegó a la segunda etapa y allí debía cruzarse con la Unión Soviética, que había terminado primera en el Grupo A tras haber superado a Yugoslavia y Paraguay, y empatar con Colombia a cuatro goles por bando. Por ello, los soviéticos mantuvieron la sede en la que habían jugado: la norteña ciudad de Arica, originalmente designada por los organizadores pensando que en el grupo que allí se jugaría participaría Perú y no Colombia. Allí, en el estadio Carlos Dittborn -construido para el Mundial y bautizado así en honor al fallecido dirigente que impulsó la organización del torneo en Chile-, la 'Roja', jugando de blanco para no confundirse con su rival, escribiría un capítulo memorable.

Minuto 29

Pese a la localía de Chile, los europeos llegaban con la chapa de favoritos al duelo de cuartos de final. No solo habían mostrado un mejor nivel que su rival, sino que tenían en el arco al mítico Lev Yashin, la 'Araña Negra'. Sin embargo, los cuatro goles anotados por los colombianos en el marco soviético daban a entender que no era en absoluto invencible.

Aquel 10 de junio de 1962, ante más de 17 mil espectadores, Leonel Sánchez comenzó a demostrar lo anterior cuando puso arriba a los locales con un gol de tiro libre que hoy es muy recordado en Chile por el relato que de él hiciera el recordado Julio Martinez Prádanos ("justicia divina", dijo el narrador chileno). Pero tanto o más importante fue lo que ocurrió luego. Igor Chislenko igualó para los soviéticos a los 26’ tras una serie de rebotes en el área chica, y la reacción mapochina fue inmediata. Tres minutos después, aparecería un hombre decisivo en aquel Mundial. Se llamaba Eladio Rojas, quien luego de ver cómo Honorino Landa avanzaba desde su propio campo apilando soviéticos con gambetas cortas y le servía el balón a unos 35 metros del arco, no lo pensó dos veces y sacó un tiro potente, de esos bajos que acaban dando el bote de la muerte antes de llegar a su destino. Así ocurrió y se coló por el poste izquierdo de Yashin.

El marcador no se movió. Chile consiguió llegar a semifinales y posteriormente -con un nuevo gol de Rojas- derrotó a Yugoslavia para hacerse del tercer lugar. El héroe chileno, fallecido en 1991 y hoy inmortalizado en estampillas de los correos de su país, había sido centrodelantero en sus inicios, pero en filas del Everton se convirtió en volante de marca, posición en la que jugó en el Mundial, pese a lo cual anotó aquellos decisivos goles. Años después, tras pasar por filas del River Plate argentino, un accidente automovilístico lo obligó a abandonar el fútbol. Igual, para entonces el fútbol chileno ya le debía buena parte de la página más gloriosa de su historia.

Foto: revista Gol y Gol

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