Brasil - Chile: Duda horizonte
Es cliché decir que este Mundial es para contárselo a los nietos. Ya está refrita esa frase que repite que es la mejor Copa del Mundo de los últimos 30 años. Se dijo desde el día 2 y, hoy, cuando ya se ha llegado al día 16, se sigue repitiendo. El problema es que este torneo sigue regalando esta clase de partidos que mantienen a uno con el corazón en la boca y las uñas clavadas en los muslos. Este redactor está seguro que las imágenes de este partido tardarán mucho en difuminarse: las atajadas de Claudio Bravo, el travesaño de Mauricio Pinilla, los amagues de Neymar, la impotencia de Hulk, la leyenda que escribió Julio Cesar y ese parante izquierdo que amargó los sueños de Gonzalo Jara. Cuantas postales, cuantos recuerdos. Chile se despide del Mundial de pie, a diferencia de los últimos cuando salió por la puerta falsa ante el mismo rival. Aquel de camiseta amarilla que los goleó sin piedad y los sacó con una mirada por encima del hombro hoy cayó extenuado sobre el campo, con moretones que señalaban lo que había sufrido. Bravo.
La emoción dicen que nubla el análisis y el de hoy fue un partido para leerlo poco tácticamente. La guerra que se desató sobre el campo de juego tuvo mucho de desorden, de caos, de inspiración y poco de ciencia, de alguna lectura previa. Jorge Sampaoli, como todo el planeta a estas alturas, sabía que las espaldas de Marcelo y Dani Alves eran llanuras para explorar incansablemente. Así que mandó a Alexis Sánchez y a Eduardo Vargas para que se posaran detrás del ‘6’ y el ‘2’ brasileño. Un Arturo Vidal cada vez más entero debía romper en mediacancha para pisar el área como bien sabe hacerlo. Atrás la línea de cuatro apoyaba cuando eran llamados a los laterales y hacía lo posible para sostener a un Brasil que los primeros minutos pisaba con mucha decisión el área. Salvo lo de Gary Medel, a Gonzalo Jara y a Francisco Silva los superaron una y otra vez,
Esos primeros minutos pudieron dar la impresión errónea. Brasil jugaba con la solidez de un equipo que tiene cinco copas en las vitrinas y el apoyo de todo un país que se olvidó de las protestas para ponerse la verdeamarelha al menos por un par de horas. Neymar encontraba los espacios necesarios para llegar cerca de Bravo con peligro y los arranques de Fernandinho ilusionaban a todo el Mineirao. Además, las espaladas de los tres zagueros eran un regalo para ‘Ney’ y Hulk que encontraban la pelota tras centros cruzados. El gol de David Luiz parecía solo la confirmación de que la canarinha se llevaba el encuentro sin sudar. Todo era felicidad en Belo Horizonte hasta que Hulk sumó otra jugada a su negro palmarés y dejó el balón cerca de su área que fue aprovechado por Vargas y concretado por Alexis.
Aparecieron todas las dudas en Brasil, Sampaoli, flexible, mandó a sus centrales a dar un paso atrás para acortar el espacio entre ellos y Bravo. Brasil perdió intensidad con la salidad de Fernandinho y apenas algunos intentos de Hulk inquietaban el fondo chileno. Chile pisó el acelerador dos veces y pudo ganarlo sobre el final de los 90’ y con ese palo de Pinilla que será el gran “Y si…” de la historia del fútbol en ese país. Los penales llegaron para de nuevo quitar esa idea que son una lotería. Pinilla tenía el palo en esa cabeza y le pegó pésimo. Hulk tenía una mochila pesadaza y también engrandeció a Bravo. Pero el fútbol es así. Te mata un segundo. Jara tuvo al planeta entero a sus pies y su balón fue al palo izquierdo y ahí se acabó todo. A este redactor solo le queda decir gracias. Gracias por el fútbol. Gracias por estos 120’. A los brasileños solo le quedaron muchas dudas.
Foto: EFE, Photosport
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