Mítico tranquilizante
La sensación que se respira en las afueras del Maracaná por ahora es de tranquilidad, pero son más los argentinos que llegan para ver de cerca el estadio y hacerse una idea de la emoción que vivirán el día domingo.
A dos días de cerrar el telón de la Copa del Mundo, el tránsito hacia el estadio Mario Filho -más conocido como Maracaná- luce frío, a la espera del calor de hinchas alemanes y argentinos que pondrán el colorido cuando ruede la pelota a las 16 horas de Brasil. Este viernes, desde tempranas horas, han llegado al mítico recinto de Río de Janeiro gente de todos los países para tomarse fotos y ver de cerca la majestuosidad que encierra este estadio.
No obstante, son pocos los brasileños que pasan por aquí, tal vez para evadir los cánticos de la fanaticada albiceleste que al bajar de la estación del metro de Maracaná arengan con el ya tradicional "Brasil, decime qué se siente..." como para hacer entender que serán locales aquí el día 13.
Algunos brasileños que están en los alrededores del coloso han formado una mediana cola en el sector -que sería para nosotros la de Occidente-, con el fin de postular como voluntarios de ayuda y así asistir a la gran final a cómo dé lugar. Ellos reciben una credencial, similar a la de prensa pero con otro formato, y que es entregada por la policía local.
Por lo demás, el ambiente que se respira en Rio es de calma, como si fuese un día más. Sin embargo, para muchos brasileños es aún un dilema moral saber a qué selección van a apoyar el domingo. O al rival de siempre, o al que -como de manera decidida ocurre en otras ciudades de Brasil- los eliminó de manera grotesca.
Sin duda, un conflicto emocional muy grande el que se vive aquí.
Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Foto: Gabriel Valenzuela / DeChalaca.com, enviado especial a Brasil
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