Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comMelgar salió a atacar con ímpetu a River Plate, pero con el pobre respaldo en un clamoroso desorden defensivo indigno de las credenciales de Juan Reynoso. El 'Dominó' encajó dos goles rápido y pese a que sobre la base de coraje igualó el marcador, apenas la visita apretó el acelerador se consumó un 2-3 que selló una nueva eliminación peruana en la Libertadores.
    Roberto Castro | @rcastrolizarbe
    Director General

Un proceso frente a otro. El término está bien acuñado y en el caso de Melgar y River Plate, salvando contextos, también respetado. Periplos de alrededor de tres años en cada banquillo e importante respeto del medio en que se desenvuelven.

¿Por qué sucumbió con claridad, entonces, el proceso de Juan Reynoso frente al de Marcelo Gallardo en 180 minutos de fútbol en esta Libertadores 2017? Pues diríase por la obvia superioridad integral del plantel millonario respecto del rojinegro. Pero léase bien la pregunta: no cuestiona por qué perdió Melgar dos veces ante River, sino por qué un proceso naufragó frente al otro, en un duelo táctico que para quien tiene capacidad de ver más allá de los resultados meros escapa a los intérpetes y se ajusta a los libretos.

Se decantó el duelo hacia el 'Muñeco', principalmente, porque con unos u otros nombres, hizo prevalecer su modelo de juego. En Buenos Aires, con su artillería más pesada, jugó con un trapecio en el medio pero un recurso clave: un enganche detrás del punta -Ignacio Fernández, en ese caso- que permitiera hacer el uno-dos con facilidad ante una defensa abierta. Y en Arequipa, con bastantes revulsivos y dos delanteros desde el saque, repitió el recurso -ahora con Carlos Auzqui- para abrir el fondo dominó. Le funcionó, y fue en línea con su prédica de este trienio: fútbol bien tejido.

Foto: AFP 

Y se decantó el duelo en contra de Reynoso, principalmente, porque no hizo prevalecer la premisa más valiosa que identificó su modelo de juego por años: el control defensivo. En su búsqueda constante del fútbol total, este 2017 Juan se adhirió a la corriente de quienes exigen a los zagueros centrales salir a jugar con el balón dominado y no limitarse a cortar el juego o despejar. Por eso murió en su defensa ofensiva formada por dos laterales reconvertidos a centrales, y por no querer tocarla después del desmadre defensivo que había existido en la ida contra River y su enganche, optó en la vuelta por alinear una línea de tres con Carlos Ascues como líbero. ¡Pero un líbero que también quería salir jugando como los otros dos! No le funcionó: echó su prédica de este trienio por los suelos y la defensa fue, por una noche, el punto más endeble de un equipo de Reynoso.

Entiéndase, como antídoto para los maximalismos, que no es que a Reynoso le haya ido mal contra River por emplear línea de tres; es que la línea de tres de Reynoso no iba a funcionar así contra River y por eso le fue mal. Por eso encajó dos goles en menos de 20 minutos en la propia UNSA contra un equipo argentino que por naturaleza le teme a la altura; por eso apenas ese equipo decidió dejar de guardar oxígeno y correr un poco de vuelta, le endilgó un tercer gol con la última bocanada de aire que tuvo 'Nacho' Fernández, ingresado para conectar esa palomita lapidaria para un Melgar que había bregado demasiado para conseguir un empate al que había llegado de un modo poco científico -o sea, alejado de la tablet reynosista- y sí bastante corajudo.

Porque quien caiga en el lugar común del raciocinio tribunero que busca en la "falta de actitud" la razón y la sinrazón de cada una de estas dolorosas derrotas peruanas en torneos continentales, raya en el error. A Melgar le sobraron ímpetu y coraje; sino no habría logrado, desde una patente inferioridad, empatar un partido en el que sencillamente no tenía cómo hilar bien una sola de sus habituales transiciones de defensa a ataque. Nicolás Domingo y su noble derroche de energías, principalmente, se encargaban de cortar los circuitos rojinegros; y los laterales Jorge Moreira y sobre todo Camilo Mayada tenían tan ocupados a los carrileros Nilson Loyola y Dawhling Leudo, respectivamente, que el 'Dominó' no podía hacer gala de sus habituales armas ofensivas.

Foto: AFP 

Por eso, el gol de Emanuel Herrera fue tan desahogante como inesperado. Fue un rapto de fortuna de esos que a los clubes peruanos les son muy infrecuentes en este tipo de partidos internacionales. Lo normal, lo lógico, fue más bien que la respuesta riverplatense fuera tan rápida como efectiva, en la comentada palomita de Fernández.

Lo que no es infortunio, en cambio, es que a los clubes peruanos les vaya tan mal en términos de rendimiento agregado en este 2017. Un año fatal por dondequiera que se lo mire y solo maquillado por un gol de Édison Flores que ha impedido que la catástrofe sea completa y tiene a esa (gran) parte de la afición que es adicta al clic fácil entretenida con los cálculos y las especulaciones en torno de los puntos ganados en mesa contra Bolivia que el TAS puede quitarle o mantenerle a la selección.

Para el resto de la afición, en cambio, lo de Melgar no es casualidad. Es la muestra palpable de cómo un equipo con solidez en el medio está muy por debajo del estándar que la alta competencia impone. En un tiempo en que la altura de Arequipa ya no es suficiente arma para amedrentar equipos del Río de La Plata. Pasa que cada vez alcanza menos en el fútbol con cualquier recurso artificial que no provenga del trabajo y el método aplicados al campo de juego. Y lo preocupante es que el mejor intérprete de esas herramientas en el Perú, que es Reynoso, sucumbe de igual manera que el resto.

Foto: AFP

Así, si en otros casos partidos de este tipo marcan el final de un ciclo, en el caso del 'Dominó' más bien diagnostican que el problema no es de nombres propios: es de brechas. Entre un equipo que pelea el título en el Perú y otro que lo hace en Argentina. Como los seis goles encajados por Aurich en Sarandí fueron la distancia entre clubes que luchan por zafar del descenso en ambos países. Ese es el tema de fondo.

En una sociedad contemporánea que, no obstante, prioriza muchas veces la forma al fondo, puede seguir debatiéndose sobre la cortesía del DT rojinegro al alinear tres hombres en el fondo en esta dura noche al pie del Misti. Que le quitó, sin duda, el aura de valiente a un equipo que fue al frente para convertirlo en excesivamente arriesgado y, por tanto, en derrotado y eliminado.

Fotos: AFP

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