Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comDe cómo dos buenos defensas como Ánderson Santamaría y Minzum Quina tienen bastantes lecciones prácticas que aprender y asimilar del dúo de moda: Giorgio Chiellini - Leonardo Bonucci.

    Roberto Castro | @rcastrolizarbe
    Director General

Ninguno de los dos es zaguero central, y he allí la madre del cordero para entender el porqué de las siguientes líneas sobre el desempeño que Ánderson Santamaría y Minzum Quina ofrecen en la zaga de FBC Melgar. Indudablemente, el solo hecho de haber logrado destacar y sostenerse en una posición ajena a la que tienen naturalmente es un mérito inmenso para ambos futbolistas y para su entrenador Juan Reynoso, quien al colocar a ambos envía un claro mensaje a propios y extraños: quiere una defensa que participe del juego de conjunto.

Melgar ha logrado, en ese sentido, tropicalizar la idea del Bayern Münich que tuvo Josep Guardiola en el que los centrales eran los primeros abridores del juego del conjunto. Hombres de buen pie, tanto Santamaría como Quina hacen el intento constante de salir jugando con el balón y dar el primer pase del ataque del equipo. Hasta allí, todo es muy sano y útil sin duda para el funcionamiento de un 'Dominó' intenso como el que procura su entrenador.

El problema para la dupla central rojinegra se da en casos como el vivido el último 13 de abril en cancha de River Plate, cuando el rival es un equipo que i) atosiga con presión vertical y diagonal el centro del área y sobre todo ii) emplea un mediapunta -Sebastián Driussi en tal caso- que constantemente se mueve en la zona de influencia directa de la salida de los centrales, y somete así a estos a la necesidad de cortar el juego. Sin embargo, en Núñez ni Santamaría ni Quina se dieron por enterados y continuaron en lo suyo de manera terca y hasta irresponsable, como que sometieron a Diego Penny -piñata de la crítica- a un bombardeo inmisericorde que por fortuna solo devino en un 4-2 claro que siempre estuvo más cerca de la goleada.

Minzum Quina tuvo complicaciones con el ataque de River. (Foto: La Página Millonaria) 

Lo increíble del caso es que pareciera que los centrales del 'Dominó' no tuvieran claro que parte del ABC de su posición es despejar las situaciones de peligro antes que cualquier otra función. Lo expuesto en ese sentido en el Camp Nou el último jueves 19 de abril por Giorgio Chiellini y Leonardo Bonucci, dos defensas mundialistas de un seleccionado top y además referentes de uno de los principales clubes del mundo, resulta una lección práctica para Santamaría y Quina: a veces hay que hacer la simple. Rechazar. Botar el balón, sobre todo cuando el rival es un equipo -River en este contexto o Barcelona en el europeo- que basa su juego en el desplazamiento fino del balón y al que, ante todo, hay que cortarle el juego.

Chiellini y Bonucci no dejan de ser centrales de élite o son futbolistas indignos por jugar así. Por el contrario, es parte de su éxito. El primero que podría comprender esto, con absoluta facilidad, es Juan Reynoso: alguien quien como zaguero fue elegante y ordenado en salida, pero que cuando tenía que concentrarse en despejar el balón lo hacía así, sin aspavientos. Transmitirlo a sus dirigidos no implica una ruptura de cánones: solo un ajuste a contextos que no siempre son iguales, como que Melgar no todos los días de su historia se presenta en canchas como el Antonio Vespucio Liberti o el Nemesio Camacho.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Foto: La Página Millonaria

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