Foto: Reuters

Parece increíble. Cuando San Martín ya estaba pensando en el partido ante River en el Monumental de Núñez, apareció Roberto Gutiérrez de donde nadie lo vio y le entregó la victoria a la Universidad Católica. A pesar de haber hecho un buen encuentro durante 52’ con un hombre menos, al final los dirigidos por el ‘Chino’ Rivera regresaron a Lima con las manos vacías.


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Fotos: Reuters

 

Se decía que San Martín era un equipo diferente. Que no adolecía de las mismas falencias con las que cuenta la mayoría de equipos peruanos. Tiene un juego ordenado, no se desespera y respeta el buen toque que hace tiempo se ha perdido en el -venido a menos- fútbol nacional. Esto no deja de ser cierto bajo punto de vista alguno. Sin embargo, si algo se ha demostrado hoy día es que el equipo santo no es inmune a un mal endémico del balompié nuestro: perder en el último minuto.

 


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CUESTIÓN DE FE

Si algo no se puede decir hoy día es que San Martín jugó mal. El equipo albo se presentó como visitante y no se amilanó en ningún momento ante la desesperación de los cruzados por conseguir el gol que los mantuviera en carrera en la Copa Libertadores. Y lograron lo que pocos equipos consiguen en su condición: que la ausencia de un jugador casi ni se sintiera en el campo.

Por enésima vez, Pérez e Hinostroza se presentaron como los volantes de contención que no se esta acostumbrado a ver por estas tierras: fieros pero finos, medidos pero haciendo respetar el terreno, juntos pero no revueltos. Los dos mediocampistas de marca en los que deposita su confianza el ‘Chino’ Rivera se complementan simbióticamente y por momentos parecen ser el mismo jugador.

 

Huamán estuvo bien tapado en las salidas, aunque sobre el final se proyectó continuamente (Foto: EFE)Tampoco sería correcto afirmar que el encuentro fue una montaña rusa de emociones y situaciones. Tanto peruanos como chilenos se dedicaron a rotar el balón en media cancha y las jugadas de peligro parecían acciones aisladas de otro encuentro. Inspiraciones fugaces, triangulaciones cortas, escapadas intermitentes. La emoción del partido dependía del momento de iluminación de cualquier jugador; nadie asomaba como una figura regular que fuera capaz de sacar adelante a su equipo.

 

Y mucho menos estaría bien apuntar que el gol llegó gracias a la paciencia del equipo local. El segundo tiempo fue totalmente para la San Martín y tanto Leguizamón como Alexander Sánchez peleaban contra una masa de defensas cruzados para conseguir llegar al área defendida por Buljubasich. Y aunque muchas veces no conseguían su objetivo, mantenía en buena parte el control de la pelota y movían los hilos del partido a su gusto. El gol chileno, valgan verdades, llegó en un momento en que la Católica ya había bajado los brazos. Nadie en San Carlos de Apoquindo entendió cómo llegó.

 

 

ERRORES ORIENTALES

Si bien es indudable la capacidad técnica del ‘Chino’ Rivera y el buen manejo que tiene del grupo santo, no se puede ocultar que esta noche de martes cometió errores que inclinaron la balanza un poco a favor de la Católica. Roberto Silva no aportó demasiado y los centros enviados a su cabeza se perdieron sin mayor destino (Foto: Reuters)Primero, habría que cuestionarse por qué esperó tanto para realizar su primera modificación. Resultaba obvio que al jugar con un hombre menos, el cansancio para los nueve jugadores de campo que restaban sería mayor y haber ordenado el primer cambio a los 76’ de juego puede sonar hasta inhumano cuando el equipo santo llevaba más de 30’ en inferioridad numérica.

 

Luego se debería preguntar si Leguizamón era el más adecuado para salir en ese momento. Si lo que necesitaba el equipo del ‘Chino’ en ese momento era, más que todo, control de la pelota, suena ilógico realizar una boleta de cambio apuntando el nombre del charrúa como el saliente en vez de Roberto Silva, que estaba aportando muy poco fútbol a los albos. Y, finalmente, cuando quedaban 10’ de encuentro, ¿no era el momento idóneo para el ingreso de Pedro García? El ‘Chato’ seguramente habría entrado a romper cinturas y a darle mas peso ofensivo a la San Martín. Sin embargo, el jugador que ingresó al campo llevaba el número 17 en la espalda y respondía al nombre de Josepmir Ballón.

 

Al final, puede que los errores le hayan costado el partido al ‘Chino’ Rivera, como puede que no. A pesar de ser un gran estratega -sin duda, uno de los mejores de la actualidad en el ámbito nacional-, hoy día invitó a que desde fuera se reclamaran galones de general después de la batalla. Pero no hay por qué hacer un drama de este partido: todavía falta River en el Monumental y los santos creen en milagros.

 

 

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