En 1957, la gran figura de la extraordinaria Argentina de los 'carasucias' en el Sudamericano de Lima tuvo dos nombres y un apellido: Enrique Omar Sívori. El 'Cabezón', quien tras el certamen causó conmoción con su millonario pase a la Juventus italiana, se encargó de iniciar la goleada albiceleste sobre Chile con un tanto a los 7'.
Auspicio Hyosung Perú

 

LIMA, PERÚ, 28 DE MARZO DE 1957. Estadio Nacional con el borderaux al tope para ver a la deliciosa Argentina del 'Filtrador' Guillermo Stábile. Un equipo elegante, tocador, contundente, con alma de potrero y gambeta exquisita: la albiceleste ha sencillamente conquistado al público limeño con exhibiciones maravillosas ante Colombia, Ecuador y Uruguay. Va ahora por su cuarta goleada consecutiva ante Chile, que sin embargo sale bastante mejor confiado de sus capacidades que en Sudamericanos previos ante el mismo rival. Sucede que, pese a la demoledora contundencia que los argentinos demuestran en este torneo, los últimos dos sudamericanos han saldado los choques ante los mapochinos con triunfos ciertamente albicelestes pero por marcadores estrechos y en partidos cerrados. Y así se muestra este en los instantes iniciales, con los volantes Jesús Picó y Carlos Cubillos especialmente aplicados en la marca.
(Recorte: revista Estadio de Chile)
Al minuto 7, sin embargo, se derrumba esa pasajera ilusión óptica inicial. Un centro de córner sobreviene desde la izquierda y el golero chileno Misael Escuti apresura la salida, por lo que el balón lo sobra con cierta largueza. En el medio del área, cual cazador, aparece alguien que en general le pega a la pelota con elegancia y sapiencia, pero en esta ocasión lo hace con contundencia y oportunismo. Se trata de Enrique Omar Sívori, a quien le dicen 'Cabezón' y por algo ahora emplea la cabeza: elevándose con los dos pies, le mete al esférico un testarazo cruzado hacia abajo que el descolocado Escuti apenas puede seguir con la vista. Gana Argentina 1-0.

Muy rápidamente, José Fernández igualó para Chile. Antonio Angelillo puso el segundo para Argentina y nuevamente Fernández empató, y ya en el segundo tiempo sobrevino la catástrofe mapochina: Humberto Maschio dos veces, otra vez Angelillo y Oreste Corbatta sellaron un 6-2 aplastante que allanó el camino albiceleste hacia el título. Este llegó una jornada luego con una nueva goleada ante Brasil, en la que Sívori no anotó pero brilló tanto que la Juventus no se resistió a ficharlo y pagó la entonces cifra récord de 10 millones de pesos argentinos por su transferencia. Ese dinero le permitió a River Plate culminar la construcción de su estadio, y a Sívori convertirse en ídolo de la 'Vecchia Signora' y hasta jugar por la selección italiana, a la que defendió en el Mundial de Chile 1962. Con Argentina, para entonces, ya había sido internacional en 19 ocasiones y convertido 9 tantos: suficiente para ser recordado como uno de los más grandes futbolistas que hayan vestido la albiceleste, a la que también llegó a entrenar entre 1972 y 1973.

Recorte: revista Estadio de Chile


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