Minuto 2: Chancha y nada cachorro
BUENOS AIRES, 29 DE NOVIEMBRE DE 1925. La moderna cancha de Boca Juniors se viste de gala. Allí, sobre la calle Brandsen, en el estadio de madera inaugurado apenas un año antes, va a jugarse por vez primera un partido de la selección argentina. Y nada menos que para dar el play de honor de un Campeonato Sudamericano: el noveno de la historia, algo deslucido porque solo convoca a tres equipos. Además de los anfitriones, solo han concurrido Brasil y Paraguay, puesto que tanto Chile como Uruguay acusaron problemas internos en sus federaciones que les impidieron conformar sus seleccionados. Por eso, el formato deviene en un triangular de dos ruedas.
Sin embargo, el entusiamo del público no está en duda: treinta mil personas llegan a las tribunas de La Boca para ver a la albiceleste frente a la albirroja. El arranque incluye una rareza de la época: el Dr. Casco, presidente del Consejo Deliberante, da el play de honor y con esa misma acción empieza el juego, sin que el directivo salga del campo. En la jugada inmediatamente siguiente, se fuerza un córner para Argentina que sirve Juan Bianchi; el centro va hacia Martín Sánchez, quien dispara y provoca la respuesta del golero guaraní Modesto Denis. El guardameta rechaza, pero deja el balón listo para que un hijo de la casa se despache a sus anchas: es Manuel Seoane, alias 'La Chancha', goleador de Boca Juniors y quien de modo inmisericorde fusila el pórtico guaraní. A los 2 minutos, Argentina gana 1-0 y las gradas deliran.
En el complemento, Seoane le devolvió la cortesía a Sánchez y lo asistió para el 2-0 definitivo. Argentina venció a Paraguay y así inició su camino al título, que incluyó otros dos triunfos y un empate final ante Brasil en cotejo jugado en plena Navidad. En esos cuatro partidos se hizo presente en el marcador Seoane, quien con 6 tantos se consagró como goleador absoluto y figura descollante del certamen. En general, entre 1924 y 1929, 'La Chancha' -homónimo del político peruano apodado 'El Cachorro', que años después alcanzaría fama como líder del Partido Aprista Peruano-, disputó 19 partidos con camiseta albiceleste y anotó 14 goles. Un excelente promedio para un delantero que, pese a que puntualmente en aquel 1925 jugó por Boca -con el que brilló en una famosa gira por Europa-, estuvo identificadísimo con Independiente, en el que se retiró en 1933 antes de convertirse en DT y dirigir en dos Copas América (1935 y 1937) al seleccionado argentino, con el que había sido campeón del torneo como jugador, además de ese glorioso 1925, también en 1927 y 1929.
Recorte: revista Estadio de Chile
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