Composición fotográfica: Kenny Romero / DeChalaca.comEn 1949, más de un año antes del Maracanazo, Brasil superó sin discusión por 5-1 a una selección uruguaya alterna en el Sudamericano organizado en ese país. Jair Rosa Pinto inició la historia de la goleada al decretar el empate transitorio.

 

Es difícil evocar épocas felices del fútbol brasileño alrededor de los años ’50. Como es historia harto conocida, el Scratch perdió una de las finales más increíbles al caer derrotado 1-2 por Uruguay aquel 16 de junio de 1950 en el Maracaná, que adquirió ribetes históricos con la epopeya uruguaya. Por ello, muchos se olvidan que en 1949 el país de la samba vivió una fiesta en su tierra cuando celebró el Sudamericano de aquel año y se adjudicó el título con la impresionante cifra de 39 goles en 8 partidos. Un promedio de 4,87 goles por juego no dejaba discusión sobre la supremacía de la canarinha.

El certamen volvía a Brasil luego de 27 años y ocho equipos aseguraron su presencia.  Argentina desistió de participar y Venezuela no pintaba mucho en el horizonte futbolístico por ese entonces. Uruguay se encontraba en medio de una huelga de jugadores profesionales, por lo que los charrúas prefirieron mandar un equipo juvenil a tierras cariocas. Así, se dio inicio al torneo que serviría como prueba de fuego para el Mundial que vendría al año siguiente en el mismo país.

La torcida brasileña confiaba en un rendimiento alto de su selección que congregaba figuras como Zizinho, Ademir y Jair Rosa Pinto -goleador incansable y protagonista de este artículo-; sin embargo, los resultado excedieron las expectativas cuando le endosaron un 9-1 a Ecuador y un 10-1 a Bolivia. Luego seguirían un 5-0 a Colombia, 2-1 a Chile y 7-1 a Perú. La fiesta estaba instalada en Brasil. Uruguay, por su parte llegaba con dos victorias logradas a duras penas, un empate ante Colombia y una caída por 3-2 ante Bolivia. Ambos se debían ver las caras el 30 de abril en el Sao Januário, estadio de Vasco da Gama

Minuto 15

Ataque brasileño en el Sudamericano de 1949. En la imagen, aparecen Claudio da Silva, Zizinho, Octavio da Costa y Jair Rosa Pinto (Recorte: revista Equipo)La historia era parecida a la que se presentaría un año después y que terminaría en catástrofe: Brasil llegaba en estado de gracia debido a sus actuaciones ante un Uruguay que buscaba un papel decoroso.  Contra todas las expectativas, la celeste se adelantó en el marcador con un gol de Ramón Castro a los 12’. Ese fue el golpe que despertó a la maquina brasilera que se dedicó a aniquilar a su rival.

Jair Rosa Pinto,ya llevaba cinco dianas en el torneo. Aún así, el goleador de Santos todavía no había aparecido en su máxima expresión. Zurdo, de piernas frágiles, Jajá -como era conocido- era verdugo habitual de los porteros debido a su potentísimo remate. En ese torneo llegó a anotar nueve goles, seis de los cuales fueron de falta directa. Tuvo que aparecer para hacerle frente al primer equipo que se había puesto arriba en el tanteador ante Brasil en todo el torneo y a los 15’ decretó el empate.

Con el envión anímico, Zizinho apareció a los 24’ para darle vuelta al marcador y Jajá ratificó la supremacía con un penal a los 30’ de juego.  Ya en el segundo tiempo, Danilo Alvim y Tesourinha pondrían cifras definitivas al 5-1 con el que Brasil seguía aplastando a cualquier equipo que se le ponga al frente. Increíblemente, Paraguay le ganó el último partido con el que forzó un desempate en el que los guaraníes cayeron 7-0 para dejar a los brasileños como ganadores absolutos. Pero eso es otra historia. A más de un año del ‘Maracanazo’, Brasil superó  sin discusiones a Uruguay en su propia tierra. Nadie, en ese momento, auguraba lo que Varela, Ghiggia y Schiaffino se ateverían a hacer un año después en ese mismo lugar.

Composición fotográfica: Kenny Romero / DeChalaca.com

Recorte: revista Equipo

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