Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comEl despido de Mauricio Mazzetti de Juan Aurich puede obedecer a justificados motivos futbolísticos, ¿pero acaso es solo eso?

 

El despido del argentino Mauricio Mazzetti de Juan Aurich puede obedecer a justificados motivos futbolísticos, pero el momentum no deja de despedir un tufillo a populismo mediático y de redes sociales.

En general, el cargamontón no es una práctica sana. Y a eso estuvo sometido Mazzetti desde su llegada al Perú: su rocoso estilo y poco depurada técnica, reñida de plano con el ideal futbolístico imaginario de la mayoría de aficionados de este país, lo hicieron de plano presa de ataques y cuestionamientos. Nadie duda de que sus actuaciones fueron en general no solo poco felices sino flojas: promedió para DeChalaca un bajísimo 10.92 en los 13 partidos que jugó en la temporada. Pero eso no escapa de la generalidad un colectivo con problemas: basta decir que su propio compañero de zaga, Yordi Vílchez, lleva 10.95 de promedio en 21 encuentros jugados.

En realidad, con Mazzetti existe la idea generalizada de que al ser un futbolista extranjero debe marcar la diferencia de manera positiva. Hasta allí, en la estricta medida en que existe un límite de cupos para ocupar esas plazas, se justifica cierta exigencia adicional respecto de los demás. El tema es que cuando la crítica se ensaña con un foráneo solo por ser tal y lo mide con una vara distinta, incurre en desenfoque. Y sí es absolutamente desubicado en estos tiempos el lugar común sobre que casos así tapan el surgimiento de jóvenes valores y bla bla bla etcéteras que se escuchan -todavía- en estos tiempos.

Lo cierto en este caso es que historias de superación pese a estilos rústicos ha habido en el fútbol peruano. Marcelo Sozzani, otro argentino de estilo picapedresco, fue el mejor ejemplo en el Alianza Lima de los años noventa: sobre la base de esfuerzo puro y sin técnica, se ganó un lugar en su club. Mazzetti no pudo hacer lo mismo, y he allí su demérito. Pero que una jugada como un autogol generado por un error de otros -un cruce absurdo entre Jesús Cisneros y Joseph Juárez- derive de manera directa en una salida del club, y aun cuando hubiere sido consensuada, tiene sabor termocefálico y no beneficia en términos de imagen a alguna de las partes.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com


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