Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.comEl 28 de abril de 1991 Alianza Lima empató sin goles con Universitario en un clásico en el que las barras destacaron más que los jugadores. Entre proyectiles y un partido que acabó antes de tiempo, los compadres terminaron con una sanción sobre su localía tras aquella jornada.

 

Roberto Gando | @Roberto_Gando
Editor

El problema de las barras lleva tres décadas sin solución y una de las peores jornadas para el fútbol peruano se dio hace 25 años en el estadio de Alianza Lima, cuando al cuadro blanquiazul le tocó recibir a Universitario en un clásico del que se esperaba mucho más de lo que ofreció.

Aquel encuentro correspondió a la sexta fecha de la Zona Metropolitana del I Torneo Regional, y en el Alianza puso en juego la punta que compartía con Sporting Cristal. La ‘U’ en cambio, recién había sido eliminada de la Copa Libertadores tras caer en Chile ante Colo-Colo.

Las postales

El partido comenzó de la mejor manera luego que a los dos minutos Julio Altamirano sacó un remate que chocó en el horizontal del arco crema, pero conforme pasó el tiempo, el juego declinó en ocasiones de peligro, destacando en la primera mitad una atajada de Carlos Marrou tras un remate directo del brasileño Rosinaldo Lopes.
La jugada que desató el final del clásico: la anotación de Rosinaldo que luego fue anulada (Recorte: diario El Comercio)
Lo que también se volvió notorio en esa etapa fue un grueso error del árbitro Sergio Leiblinger, quien a los 43’ expulsó a Ricardo Bravo tras una falta sobre el aliancista Carlos Basombrío, cuando en realidad la sanción le correspondía a Juan Carlos Bazalar.

Ya en la segunda mitad fue que el clásico perdió todo sentido, pues un proyectil arrojado desde la tribuna sur de Matute impactó sobre el arquero Marrou, motivando así la primera suspensión, aunque con la idea de continuar si se calmaban los ánimos. Pues bien, el juego se reanudó y las agresiones continuaron, pero cuando faltaban seis minutos para el final, una jugada del 'Gato' Basombrío por derecha acabó en un pase hacia Rosinaldo que dentro del área chica logró anotar.
El árbitro Sergio Leiblinger lleva en la mano uno de los varios objetos que se lanzaron sobre el campo en el momento que decide la suspensión del partido (Recorte: diario El Comercio)
El gol, en un principio convalidado por Leiblinger, acabó siendo anulado por el mismo árbitro luego de consultar con su primer juez de línea por una supuesta posición adelantada del goleador íntimo. Tal hecho despertó la ira de los más radicales barristas, los que llenaron de piedras, botellas y otros objetos el área de Universitario, una actitud que no se pudo frenar ni con la intervención de los jugadores de Alianza.

Y así acabó el clásico, sin goles pero lleno de problemas, los mismos que tenían el antecedente inmediato de lo que pasó en el estadio Lolo Fernández tan solo una semana antes y que acabó con una sanción inapelable para la localía de los compadres: cuatro fechas para Matute y dos para el Lolo. La pena impuesta -tal como ahora- al final sirvió de poco para frenar la violencia que se desataba en torno al fútbol y solo fue cuestión de tiempo para que todo volviera a aflorar.

Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Recortes: diarios Expreso y El Comercio


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